Homenaje

El semáforo de Chiquito de la Calzada ya funciona en Málaga: “¡Quiétorrr...!” en rojo y “¡al atáquerrr!” en verde

Está en el barrio donde el humorista pasó sus últimos años y sólo tiene carácter ornamental. El semáforo parlante contiene sus clásicos: “No puedo, no puedo”, “fistro”, “pecador”...

El semáforo, en la posición de rojo con una de las posturas más clásicas de Chiquito
El semáforo, en la posición de rojo con una de las posturas más clásicas de ChiquitoAYUNTAMIENTO DE MÁLAGAAYUNTAMIENTO DE MÁLAGA

El semáforo más importante y famoso de Málaga ha entrado este jueves en funcionamiento y ni siquiera regula el tráfico. Es un semáforo que, cuando se pone el rojo, grita al peatón “¡quiétorrr!”. Y cuando pasa al verde, te dice “¡al atáquerr!”. ¿Hacen falta más pistas? Obviamente, se trata de un semáforo inspirado en uno de los grandes humoristas contemporáneos, el gran Gregorio Sánchez, que para la posteridad siempre será Chiquito de la Calzada.

El semáforo en homenaje a Chiquito ha sido inaugurado este jueves por el alcalde malagueño, Francisco de la Torre, junto a familiares y amigos del humorista ya fallecido. Está en Huelin, el barrio donde vivió sus últimos años, y centenares de personas se han congregado allí para reír y sonreír una vez más gracias a algunas de las genialidades de un artista que cambió el flamenco por el humor y pasó a convertirse en uno de los personajes más populares de la España de finales del siglo XX.

La columna, de carácter sólo ornamental, fue desarrollado por alumnos y profesores de Formación Profesional de la Escuela Ave María a propuesta del Ayuntamiento. El proyecto estuvo en el más absoluto secreto. Tiene una fase roja de 40 segundos y otra verde de 60, ambas modificables, y no sólo ofrece las frases más típicas de Chiquito, sino también sus movimientos. Mide 2,40 metros y dispone de un avisador-repetidor acústico con ajuste automático de volumen.

En cuanto al repertorio de este semáforo parlante, no falta casi ninguna de las bromas que casi todos los españoles han acabado diciendo más de una vez en su vida diaria: “Eres un torpedo”, “¿te das cuen?”, “que me voy a cagar en tus muelas”, “no puedo, no puedo, no puedo”, “¡cobarde!, ¡fistro!, ¡pecador!” o “te digo trigo por no llamarte Rodrigo”, además de otras como “quiétorrr, le voy a poner una multa que no se la va a quitar ni Perry Manso”, “relájate” y “usted se mueve más que los precios”.