Política
«Micropolítica» para visualizar el cambio en las capitales andaluzas
Los nuevos alcaldes comparten hoja de ruta: la limpieza y orden en las cuentas como prioridades
Un mes después de las elecciones del 28 de mayo, y una vez constituidas las corporaciones municipales, los alcaldes andaluces ya se han puesto manos a la obra. En las capitales, cinco son caras nuevas: los regidores de Huelva, Sevilla, Cádiz, Jaén y Granada. Todos, los nuevos y los que han revalidado el bastón de mando, están siguiendo patrones muy similares en las primeras semanas en el cargo. La gestión que más afecta a los ciudadanos, como la limpieza, es la protagonista en este arranque de mandato, aunque hay otros asuntos que preocupan como la salud financiera de los ayuntamientos, los proyectos en marcha –sobre todo los que están recibiendo fondos europeos– y la ordenación de las áreas municipales y los nombramientos.
La tarea que ha generado más polémica ha sido la asignación de sueldos. En este sentido, el alcalde de Cádiz, Bruno García, es el que más críticas ha recibido, puesto que cobrará 68.888 euros al año, 30.000 más de lo que ingresaba su antecesor José María González «Kichi». El ex regidor gaditano era uno de los alcaldes de ciudades grandes y medianas de todo el país que menos ingresaba, ya que sólo se quedaba con lo que ganaba anteriormente como profesor de instituto y el resto lo donaba a organizaciones sociales de la ciudad.
Sin embargo, García no es el alcalde que más cobra de Andalucía. El ránking de los mejor pagados lo encabeza la regidora de Marbella, cuyos emolumentos ascienden a más de 90.000 euros al año, un 40% más. El de Sevilla, José Luis Sanz, percibirá un sueldo anual de 92.440 euros, una cantidad que permanece inalterable respecto al anterior mandato.
Los nuevos alcaldes han optado por la «micropolítica» para visibilizar el inicio de una nueva etapa en sus respectivas ciudades. Esta estrategia pasa por centrarse en asuntos que afectan directamente a los ciudadanos, siendo la limpieza uno de los prioritarios. En Huelva, la alcaldesa Pilar Miranda está abordando un plan de choque en 36 barriadas, unos trabajos que concluirán antes de que finalice agosto. Cada equipo está integrado por una desbrozadora que permite la aplicación de fungicidas naturales, un camión cisterna con capacidad de 8.000 litros y dos vehículos provistos de agua caliente a presión que trabajarán por turnos las 24 horas del día. «La limpieza será una prioridad en la política de impulsar los servicios públicos de Huelva y dar eficacia a la gestión», aseguró Miranda.
Otro regidor muy preocupado por este asunto es el de Sevilla. José Luis Sanz ya denunció en campaña la suciedad acumulada no sólo en el centro, sino en los barrios. De esta manera, la empresa municipal Lipasam está desarrollando zafarranchos de limpieza en diferentes zonas. Cada equipo está compuesto por 12 operarios, realizándose un baldeo y barrido mixto, un baldeo de alta presión con barredora, un repaso de contenedores y la activación de una brigada de recogida de muebles y enseres. «La limpieza va a ser una prioridad en estos cuatro años. Quiero que los sevillanos empiecen a ver cambios y mejoras en la limpieza a muy corto plazo y en ello pondré todo mi empeño», señaló Sanz.
Sanear las cuentas municipales es otro objetivo. En este sentido, la alcaldesa de Huelva se ha encontrado con alguna que otra sorpresa. Tal y como denunció ayer su portavoz, Felipe Arias, el nuevo Gobierno local ha descubierto que el ex alcalde, el socialista Gabriel Cruz, gastó ocho millones de euros en los últimos meses para «salvar la campaña». También han aparecido facturas de desayunos por 600 euros. «En cada cajón que abrimos nos encontramos con un nuevo problema», aseguró.
Una regidora que está imprimiendo un sello propio a la gestión municipal es la de Granada. Marifrán Carazo está combinando la política más cercana a los ciudadanos con los grandes proyectos estratégicos de la ciudad, sin dejar a un lado asuntos que han generado mucha polémica. Ayer mismo presentó un Plan Integral de Limpieza Urbana, que se desarrollará durante los meses de julio y agosto con un dispositivo humano de 25 operarios de Inagra, la empresa municipal de limpieza. El objetivo es, a su juicio, «tener las calles más limpias y frescas, eliminar los malos olores que puedan surgir con las altas temperaturas y molestar menos a los granadinos, dado que gran parte de los vecinos estarán de vacaciones».
Junto a ello, Carazo ha empezado a tejer alianzas para conseguir que la ciudad de la Alhambra sea la Capital Europea de la Cultura en el año 2031. Un asunto controvertido es el de la Agencia de Inteligencia Artificial. La alcaldesa dio instrucciones a la asesoría jurídica para que, «de forma inmediata», se solicitara ante el TS la suspensión cautelar del procedimiento por el que el Gobierno fijó en A Coruña la sede. «Todo esto ha sido una burla a los granadinos», dijo.
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