Pablo Escobar ‘bautiza’ una operación contra el tráfico de cocaína “a gran escala” en Sevilla

R.S.M. es un hombre de 34 años que ha sido detenido por la Policía Nacional por un delito contra la salud pública y un delito de atentado a agente de la autoridad en el marco de un dispositivo contra el tráfico de cocaína a gran escala y con trazas internacionales. Lo normal es que no pase a la historia en ningún sentido, pero al menos ha tenido el ‘honor’ de que las autoridades se hayan tomado su detención con tanta importancia que a la operación la han llamado Escobar, en alusión a Pablo Escobar, el histórico narcotraficante colombiano que llegó a fundar el Cártel de Medellín y que falleció en 1993.

No pasará a la historia pero R.S.M. no se dedicaba precisamente al menudeo. Cuando fue detenido, se le intervinieron más de 248.000 euros y 33 kilos de cocaína. El valor de esa droga en el mercado negro podía haber llegado a casi 1,2 millones de euros.

El arrestado trabajaba en una cadena de supermercados de Sevilla capital. En concreto era el repartidor y, aprovechando la coyuntura, utilizaba el vehículo de la empresa para transportar la droga junto a los productos que encargaban los clientes del súper, así que no levantaba sospechas porque su empresa se creía que se dedicaba a cargar y descargar entregas de mercancía.

La investigación de la Brigada Provincial de Policía Judicial de la Policía Nacional en Sevilla empezó en primavera y se basó en numerosas vigilancias y seguimientos del sospechoso, que fue detenido a finales de mayo. Primero fue sorprendido cuando recibía unas bolsas de otro hombre a plena luz del día en los bajos de un bloque en la barriada de San Diego. No fue fácil atraparlo, ya que golpeó a un agente y después se fugó a gran velocidad en un vehículo de su propiedad. La Policía lo localizó y detuvo unos días después.

Además del dinero y la droga, , los agentes también intervinieron dos vehículos (en el maletero de uno se hallaba la coca) y casi 100 gramos de hachís. En el segundo turismo había un habitáculo bajo los asientos delanteros, en la jerga la “caleta”, donde el narcotraficante solía ocultar dinero y la sustancia estupefaciente.

El detenido, que no tenía antecedentes, entró en la cárcel después de declarar ante el juez.