Cultura
«Abstracto estricto» recoge lo mejor del «Rothko andaluz»
La obra de Manuel Salinas, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo
El pintor sevillano Manuel Salinas (1940-2021) definía su estilo pictórico como «abstracto estricto» –lo que le valió el apelativo de «el Rothko andaluz»– y así se titula la exposición retrospectiva y antológica que podrá verse en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), en la antigua Cartuja de Sevilla, hasta el 22 de septiembre.
Solo dos cuadros de los casi noventa que integra la muestra, distribuidos en ocho salas del antiguo monasterio, tienen algo de figurativos, un paisaje y un retrato que Salinas hizo de su padre, los dos de los años sesenta, según explicó el comisario de la muestra, Pepe Yñiguez.
El comisario aseguró que a la hora de seleccionar las obras ha priorizado «los Salinas de Manuel Salinas», o sea los cuadros de los que el pintor no se desprendió, los que conservó en su estudio o los que se quedaron entre los familiares más próximos, si bien para completar la retrospectiva ha habido que acudir a numerosos coleccionistas y particulares.
«Estricto abstracto» constituía también el ideario artístico de Salinas, que produjo una obra «sin asomo de representaciones figurativas», en palabras de Yñiguez, mientras que el propio artista dejó dicho que «dar expresión a algo que no existe» es toda una responsabilidad estética.
«Salinas pintaba lo que quería ver», dijo Yñiguez, quien recordó la condición autodidacta de un pintor que también plasmó en su pintura «una forma de vida», sobre todo desde que en los años 80 se dejó influir por el expresionismo abstracto norteamericano, lo que hizo compatible con su particular inclinación por el orden.
A propuesta de la directora del CAAC, Jimena Blázquez, la exposición está «conectada» con la Casa Salinas, palacio del XVI ubicado cerca de la Giralda, que es aún la casa familiar de la familia del pintor, y en la que Yñiguez ha optado por dejar un cuadro de dos por dos metros que el artista concibió precisamente para ese lugar. Jimena Blázquez recordó que Salinas convirtió a Sevilla en «epicentro de la pintura», que su pintura fue un desafío y «una búsqueda constante de la esencia que lleva a territorios desconocidos y que nos sumerge en un mundo de posibilidades».
Fue uno de esos pintores, según Blázquez, dotado de «genialidad artística» que demuestran «la capacidad del arte contemporáneo de enseñarnos a mirar» y de poner de manifiesto que el arte «no es solo belleza sino también una búsqueda de la verdad». También aseguró que Salinas dedicó su obra a esa «búsqueda incesante de la emoción a través de las formas y del color». Entre las obras seleccionadas las hay de todos los tamaños y sobre lienzo, papel y tabla, además de pinturas, dibujos, acuarelas, carboncillos y grabados desde las primeras obras con 22 años a las que acabó poco antes de su muerte.
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