Sombra y Luz y 'el taíno' de Los Chunguitos: tres iconos de la rumba en 'Para que no te vayas'

José Luis y Joaquín pueden presumir de haber vendido más de tres millones de casetes y tener cinco discos de oro, bajo el nombre genérico de Sombra y Luz. José Salazar, ‘el taíno’, fue parte de Los Chunguitos, y sus rumbas formaron parte de la banda sonora del país durante décadas. Ahora, se unen “en un cocido perfecto en el que hemos metido los ingredientes de los dos grupos”.

En una entrevista con EFE explican cómo ha sido unir sus estilos para grabar juntos por primera vez el tema ‘Para que no te vayas’, una canción que “guarda la esencia de los dos grupos”, y que supone un punto y seguido en la carrera de tres artistas que, en el caso de los primeros, llevan 40 años en el mundo de la música, cifra que se eleva al medio siglo en el caso de Salazar.

La mezcla se ha fraguado coincidiendo con el inicio de la carrera en solitario del “taíno”, que se ha unido a Joaquín González (sevillano de Triana), y José Luis Barrero (sevillano de La Macarena), para conseguir crear “un cocido en el que mezclas la esencia de Sombra y Luz y Los Chunguitos”, para crear un tema que ha elegido la costa de Málaga para su videoclip, y que conserva la armonía pegadiza de los grandes temas de los tres artistas.

José Salazar reconoce la influencia de la música de Chunguitos es algo que se pierde casi en la memoria colectiva del país. “La gente nos ha seguido con cariño, se ha enamorado con nuestras canciones, se ha casado…”, y recuerda en este punto que llegó a casar a una pareja cantándoles ‘Me quedo contigo’, una de las rumbas baladas más conocidas de la histórica formación extremeña.

Es evidente que, a la hora de hablar con tres iconos de la música española, hay que recordar centenares de anécdotas de su carrera, y Salazar rememora: “he cantado en todo tipo de lugares, pero el más extraño que recuerdo es que una vez nos contrataron para actuar, y cuando llegamos tuvimos que subirnos en un tractor para cantar”.

José Luis y Joaquín se inclinan por recordar el lugar más especial en el que han interpretado sus canciones, y citan sin dudar al teatro Lope de Vega de Sevilla, hoy cerrado en espera de que una reforma lo recupere cuanto antes para la ciudad.

En ese escenario se subieron tres años después de comenzar su carrera artística allá por el año 1984, concretamente en la Sala Trocha, en Sevilla, pero en 1987 se encontraron una canción llamada ‘Abuela’, que se convirtió en todo un éxito con más de 800.000 cintas de casete vendidas.

Aquel tema fue un impulso innegable a su trayectoria, y le que seguirían ‘Vente conmigo’, ‘Échale carbón’, ‘Flor de primavera’ ‘Qué sabe nadie’ y ‘Carmen’, entre otros muchos éxitos, y todo hasta llegar a más de tres millones de casetes vendidos, cinco discos de oro y cientos de conciertos por toda la geografía española.

Por su parte, el 50% de Los Chunguitos comenzó con su carrera en solitario en 2021, y sostiene que en el mundo de la música hay pocos secretos para mantenerse en lo más alto. “Lo único que puedo decir es que hay que ser natural, noble, sencillo, y si eres uno mismo y vas a así por la vida la gente nos termina queriendo”.

Se refiere también a la separación musical de su hermano, lo que define como "un matrimonio, en el que hay roces, es normal, pero siempre se termina volviendo, porque el tiempo lo cura todo”.

Sombra y Luz siguen juntos, y explican que su intención es seguir así mientras puedan cantar, apoyados por “los que vienen a nuestros conciertos, gente que nos sigue desde hace muchos años, que ahora llegan con sus hijos, porque sus padres han puesto nuestras cintas y nos han escuchado en sus casas desde pequeñitos”.

Con estos mimbres ya se puede escuchar en todas las plataformas musicales ‘Para que no te vayas’, la primera de la que pueden ser muchas canciones de tres iconos indiscutibles de una música española que, en forma de rumbas, le pusieron banda sonora a un país que rebobinaba cintas a diario con un bolígrafo para encontrar cuanto antes sus canciones, todo un antepasado de Spotify que, por ahora, duerme el sueño de los justos a la espera de que, igual que los vinilos, quizás vuelvan a salir a la luz.