Salud
La tuberculosis repunta y recupera las cifras prepandemia
Andalucía notificó en 2023 618 casos frente a los 537 de 2021: «Solo significa que durante el Covid se produjo una infranotificación»
«No se han dado pasos atrás en la lucha contra la tuberculosis en nuestro país», asegura Javier García Pérez, neumólogo y coordinador del Área de Tuberculosis y Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ante el reciente balance de 2023, que muestra un leve repunte de casos del 1,83% a nivel estatal respecto a 2022.
Durante la pandemia, la incidencia de tuberculosis en nuestro país cayó considerablemente, pero en 2023 se recuperaron las cifras pre Covid. El motivo, segura García Pérez, es que durante la emergencia sanitaria «todos los recursos se dedicaron al coronavirus y se produjo una infranotificación de casos».
En el caso concreto de la comunidad andaluza, el año pasado se notificaron 618 casos de tuberculosis, frente a los 542 de 2022, los 537 de 2021 y los 520 de 2020. En el año 2019, antes de que se iniciara la emergencia sanitaria del Covid, las infecciones de tuberculosis en Andalucía fueron 680. Por provincias, la mayor incidencia la tiene Almería, pero los mayores incrementos se han dado en Málaga y Sevilla, las provincias más densamente pobladas, con 127 y 177 casos reportados respectivamente el año pasado.
García Pérez insiste en dar un mensaje de tranquilidad. Recuerda que España es un país de baja incidencia, que como marca la OMS debe estar por debajo de los 10 casos por cada 100.000 habitantes. Actualmente la tasa media en España está en los 8,54, casi tres puntos por encima de Andalucía, con una tasa del 5,46. El motivo de la baja incidencia andaluza pese a ser el territorio más cercano al continente africano, se debe, según este neumólogo, a que «hay muchas zonas rurales con baja concentración de población, a diferencia de grandes ciudades como Madrid o Barcelona».
Según apunta este experto, uno de los mayores retos en la lucha para la erradicación de la tuberculosis tiene que ver con el incremento de flujos migratorios. En este sentido, García Pérez recuerda que un tercio de las infecciones en España se dan en población migrante, un porcentaje que en grandes ciudades sube hasta el 50%. Por eso, dice, se debe actuar, sobre todo, desde el punto de vista sociosanitario, «integrando a este colectivo con mejores condiciones económicas y laborales, para que adopten una alimentación saludable y tengan acceso a viviendas dignas, donde no tengan que estar hacinados». Porque la tuberculosis, recuerda este neumólogo, «no es una enfermedad infecciosa sin más, tienen que ver mucho con el componente social». Así lo atestigua una investigación realizada por el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Andalucía durante el Covid. Según este informe, el 21% de los 1.993 casos de tuberculosis notificados en Andalucía entre 2019 y 2021 se dieron en barrios desfavorecidos. Hasta el punto de que en 27 de los 99 barrios vulnerables analizados la incidencia llegó a superar el umbral de los 40 casos por cada 100.000 habitantes, unas tasas que reportan países como Bolivia o Marruecos.
No obstante, este experto se muestra «optimista» en la lucha contra esta enfermedad. «Hay mejores técnicas diagnósticas y nuevos tratamientos y, aunque vamos más lentos de lo que querríamos para cumplir el objetivo de la OMS, que marca 2050 para acabar con la enfermedad, hoy somos capaces de curar casi todas las variedades de tuberculosis, incluso las más agresivas».
El reto: la tuberculosis resistente a fármacos
Se estima que una cuarta parte de la población mundial tiene infección tuberculosa latente, es decir, personas infectadas con el bacilo pero que no han enfermado. Puede, de hecho, que nunca lo hagan, porque solo el 10% tiene el riesgo de desarrollar la enfermedad. La tuberculosis tiene cura, con una combinación de medicamentos –la rifampicina y la isoniacida– que deben tomarse durante seis meses. No obstante, hay en algunos casos en que la enfermedad se hace resistente a estos antibióticos, «lo que complica la lucha contra esta patología y dificulta su posible erradicación». Las buenas noticias es que hay mejores técnicas para tratar esta tuberculosis resistente a fármacos. «Antes se tardaba semanas para obtener un diagnóstico ya que había que cultivar las cepas en medio líquido o sólido lo que retrasaba la toma de decisiones. Ahora, en menos de dos horas tenemos el diagnóstico gracias a técnicas moleculares que detectan el material genético de la microbacteria y la posible resistencia de la cepa, una información imprescindible para diseñar un tratamiento específico», apunta el responsable del área de Tuberculosis de SEPAR.
Vacuna prometedora
Respecto a la vacuna, García Pérez explica que España abandonó la vacunación sistemática en 1980, ya que la vacuna que se dispone actualmente, la BCG, tiene varias décadas y solo funciona contra las formas más graves de la enfermedad, como la meningitis o la osteomelitis. Además, puede interferir en un futuro diagnóstico, explica el neumólogo.
No obstante, hay opciones prometedoras, subraya, como la que está desarrollando en Zaragoza el doctor Carlos Martín, el primer suero vivo atenuado del bacilo «Mycobacterium tuberculosis» –causante de la enfermedad– aislado de un humano, que llega a fase III.
“Tiene un diseño muy prometedor, pero el desarrollo es demasiado lento, para que se optase por una vacunación sistemática con ella tendría que prevenir la infección y, además, una vez producida la infección que la persona no desarrollase la enfermedad”, concluye García Pérez.
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