Asia

India ve algo de esperanza en la crisis del COVID-19

Desde que la metrópolis india de Mumbai se convirtió en el epicentro de otro brote de COVID-19 que devasta al país, ha trabajado sin descanso

17 May 2021, India, Poonch: A health worker takes a nasal swab sample from a child to test for the COVID-19 in wake of a spike in second wave of coronavirus cases, at a Government Hospital. Photo: Nazim Ali Khan/ZUMA Wire/dpa17/05/2021 ONLY FOR USE IN SPAIN
17 May 2021, India, Poonch: A health worker takes a nasal swab sample from a child to test for the COVID-19 in wake of a spike in second wave of coronavirus cases, at a Government Hospital. Photo: Nazim Ali Khan/ZUMA Wire/dpa17/05/2021 ONLY FOR USE IN SPAINDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

(AP). Por primera vez en meses, Izhaar Hussain Shaikh, un conductor de ambulancias de 30 años, siente algo de optimismo.

Desde que la metrópolis india de Mumbai se convirtió en el epicentro de otro brote de COVID-19 que devasta al país, ha trabajado sin descanso. El mes pasado llevó unos 70 pacientes al hospital, y su celular vibraba sin parar.

En las dos semanas de mayo sólo ha llevado a 10 pacientes. Los casos están cayendo, al igual que las llamadas.

“Antes estábamos tan ocupados que no teníamos tiempo de comer”, dijo.

En la última semana, el número de casos nuevos cayó en casi un 70% en la capital financiera india, hogar de 22 millones de personas. Tras un pico de 11.000 casos diarios, la ciudad registra ahora menos de 2.000 al día.

El descenso ofrece algo de esperanza a India, aún sumida en un devastador brote del virus que ha provocado indignación pública contra el gobierno.

El éxito de Mumbai se atribuye a una cuarentena bien vigilada y a la atención de las autoridades. La situación mejora incluso en la capital, Nueva Delhi, donde bajan los contagios tras semanas de tragedia y desesperación en los hospitales abarrotados, los crematorios y las calles.

India ha confirmado más de 24 millones de casos y 270.000 muertes, el segundo número de contagios más alto del mundo por detrás de Estados Unidos. Pero los expertos creen que la curva podría estar frenando aunque se estabilice en cifras altas, con una media de 340.000 casos diarios confirmados la semana pasada. Las infecciones continuaron su caída el lunes, por debajo de las 300.000 por primera vez en semanas.

Aún es demasiado pronto para decir que las cosas están mejorando, ya que Mumbai y Nueva Delhi sólo son una parte de la situación general.

Los expertos señalan que para empezar, los descensos en la cifra nacional de casos refleja la caída de contagios en un puñado de estados populosos o donde se hacen muchas pruebas. De modo que las tendencias nacionales ofrecen una imagen incompleta y engañosa de la evolución en toda India, según los expertos.

“Siempre habrá ciudades o estados más pequeños donde las cosas están empeorando, pero esto no estará tan claro en las cifras nacionales de casos”, indicó Murad Banaji, matemático y que hace modelos de la evolución de contagios en India.

Dado el tamaño y la población de casi 1.400 millones de personas que hay en el país, lo más importante es monitorear los distintos picos en lugar de uno nacional, señalan los expertos.

“Parece que nos estamos desensibilizando ante los números, tras acostumbrarnos a unos tan altos”, dijo Bhramar Mukherjee, bioestadístico de la Universidad de Michigan y que analiza el brote en India. “Pero un cambio relativo o un descenso en los casos totales no reducen la magnitud de la crisis de ningún modo”.

Los casos activos superan los 3,6 millones, y los hospitales siguen abrumados por el número de pacientes.

Los expertos también advierten que otro motivo que podría dar la impresión de que se ha tocado techo o los contagios se han estabilizado es que el virus haya superado la capacidad de India para hacer pruebas diagnósticas. Conforme el virus pasa de ciudades a pueblos y aldeas, ha sido difícil seguir el ritmo de los análisis, lo que aviva el temor a que se esté produciendo un brote en zonas rurales que no se registra.

Combatir la pandemia en el campo, donde viven la mayoría de los indios y las infraestructuras de salud son escasas, será el mayor desafío. “Los contagios serán más lentos y más bajos, pero aún así pueden cobrarse un alto precio”, dijo K. Srinath Reddy, presidente de la Fundación Salud Pública de India.

El acceso a pruebas diagnósticas se está complicando incluso en las grandes ciudades. Los laboratorios están sobrepasados y los resultados tardan días en llegar, de modo que muchos empiezan a tratar sus síntomas antes de confirmar el contagio de coronavirus. El mes pasado los casos más que se triplicaron y las muertes reportadas se han multiplicado por seis, aunque las pruebas sólo se han multiplicado por 1,6, indicó Mukherjee. Las vacunaciones, por su parte, han bajado en un 40%.

Una de las principales preocupaciones de los expertos es que India nunca conozca la cifra real de muertos por el virus. Hay tantos fallecimientos que no se contabilizan que los periodistas encuentran más respuestas en los crematorios que en los datos oficiales de los estados.

Pero si bien las autoridades parecieron resistirse en un principio a reconocer la escala del problema, ahora están tomando medidas. “Antes no había una atención concentrada. Pero ahora todo el mundo se centra en contenerlo todo lo posible”, dijo Reddy.