Asia
Vietnam, de modelo en la lucha contra la covid-19 a la cola en la vacunación
Vietnam consiguió una milagrosa contención de la pandemia, pero ese éxito no ha sido replicado en la campaña de vacunación, con poco más de un uno por ciento de la población inoculada
(EFE). Vietnam consiguió una milagrosa y alabada contención de la pandemia, pero ese éxito no ha sido replicado en la campaña de vacunación, con poco más de un uno por ciento de la población inoculada, entre el recelo a las vacunas chinas y el relevo de la cúpula política en el país comunista.
Hasta el momento, las autoridades sanitarias han inoculado a algo más de un millón de vietnamitas en una población de 96 millones, una proporción que le coloca a la cola del Sudeste Asiático, por detrás de vecinos como Camboya, Filipinas, Indonesia y Tailandia, con recursos similares para pujar en los mercados.
Con una preocupación creciente en la población ante la fuerza de la cuarta ola de la pandemia, con 444 nuevos contagios registrados este martes -la cifra más alta en un solo día- el ministro de Salud, Nguyen Thanh Long, anunció que el país tratará de adquirir 150 millones de dosis de aquí a final de año para vacunar al 75 por ciento de su población.
”Empezamos las negociaciones muy pronto, en mayo de 2020. Ahora estamos tratando de obtener 150 millones de dosis de aquí al final del año” afirmó Long, en declaraciones recogidas este miércoles por el periódico Viet Nam News.
SIN VACUNAS CHINAS
Con su habitual hermetismo, el régimen comunista de Hanói se ha limitado a señalar los problemas de abastecimiento en el mercado internacional para justificar su lentitud en la adquisición de vacunas, pero esas dificultades no parecen justificar por sí solas la escasez de dosis.
Una gran diferencia respecto a la mayoría de sus vecinos ha sido la decisión de no recurrir -al menos por el momento- a las vacunas de fabricación china, Sinovac y Sinopharm, aunque no han descartado la posibilidad.
Si bien no han expresado los motivos de renunciar a las vacunas chinas, algunos observadores ven en esta decisión el reflejo de la gran desconfianza que la población vietnamita siente hacia el vecino del norte tras siglos de recurrentes conflictos bélicos.Además, aunque ambos gobiernos comparten el vínculo ideológico comunista y China es el primer socio comercial de Vietnam, el régimen comunista de Hanói ha tratado en los últimos años de reducir su dependencia económica y política respecto a China.
RELEVO EN EL PODER
Por otro lado, la apertura del mercado mundial de vacunas llegó en un momento en que Vietnam estaba enfrascado en un proceso de transición de poder, que comenzó en enero con el Congreso del Partido Comunista y culminó el pasado domingo con las elecciones a la Asamblea Nacional.
Al obstáculo del relevo en los puestos de responsabilidad se suma la confianza que las autoridades han mostrado durante meses en su estrategia de respuesta a la pandemia, consistente en el cierre de fronteras y el rastreo exhaustivo cuando se producen casos.
Vu Duc Dam declaraba el pasado septiembre que la llegada de las vacunas no cambiaría sustancialmente el enfoque de Vietnam, que prefería esperar a conocer su efectividad antes de plantearse reducir las restricciones.
LA OLA MÁS PELIGROSA
Esta estrategia ha permitido al país llevar una vida prácticamente normal durante un año, con uno de los crecimientos económicos más altos del mundo en 2020, pero la aparición de nuevos contagios comunitarios tras más de un mes a finales de abril supuso el comienzo de la ola más difícil a la que se enfrenta el país desde el inicio de la pandemia.
Desde que se desencadenó la cuarta oleada, el pasado 27 de abril, Vietnam ha registrado 2.793 contagios comunitarios sobre un total de 5.931 desde el inicio de la pandemia, que ha causado 44 muertes en total.
Por primera vez, los rastreadores se ven incapaces de detectar el origen de varios brotes y el virus ha llegado a 30 de las 63 provincias del país, mientras la población mantiene cautelas como el uso de la mascarilla pero parece haber abandonado el espíritu de resistencia del que estaba imbuida en los primeros meses.
La respuesta de las autoridades ha sido un refuerzo de la receta conocida: Hanói cerró hoy todos sus bares y restaurante y las cuarentenas obligatorias para trabajadores expertos que entren en el país -los turistas internacionales llevan vetados 14 meses- ha pasado de dos a tres semanas.Esta medida se ha tomado pese a la creciente presión del sector empresarial para facilitar la entrada de expertos e inversores vacunados e incluso de turistas para insuflar oxígeno a una agonizante industria turística.
APUESTA POR VACUNAS PROPIAS
Vietnam, que ha recibido hasta el momento 2,6 millones de dosis de la farmacéutica anglosueca AstraZeneca, parece fiar el gran despliegue de vacunas a las desarrolladas en Vietnam por dos empresas autóctonas, una pública y otra privada.
La más avanzada, de la empresa Nanogen, está a punto de entrar en su tercera fase de pruebas y, si todo avanza según lo previsto, podrá comenzar la producción en masa a partir de agosto, lo que supondría un espaldarazo para la notable industria farmacéutica vietnamita.
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