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La Rioja cumple con los objetivos de la OMS en materia de hepatitis C

Las comunidades autónomas de Cantabria, Aragón y Castilla y León lideran los proyectos de prevención y control de la infección vírica en España, una vez normlizado el uso de las nuevas terapias farmacológicas

La Rioja cumple con los objetivos de la OMS en materia de hepatitis C
La Rioja cumple con los objetivos de la OMS en materia de hepatitis Clarazon

España va en el buen camino en la eliminación de la hepatitis C como principal causa de muerte por enfermedad infecciosa en nuestro país. De hecho, algunas comunidades como La Rioja ya ha conseguido, 12 años antes de lo que plantea la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2030, el objetivo de eliminar la infección con cifras que rondan el 90% de casos diagnosticados, un 80% tratados y una reducción de la mortalidad por debajo del 65%.

Así, Begoña Sacristán, jefa del Servicio de Digestivo del Hospital San Pedro en Logroño, explica que «nuestro plan se basa en trabajo, colaboración con primaria, papel facilitador de la Administración sin injerencias por su parte en la labor asistencial y transparencia hacia la población durante estos años, no sólo con objeto de dar cuenta de la utilización del dinero público, sino también para sensibilizar y conseguir aunar esfuerzos con el objeto de lograr la eliminación de la hepatitis C».

Se trata de una enfermedad silenciosa que no suele presentar síntomas hasta que no está en un estadio avanzado. Este escenario ha persistido así a lo largo del tiempo. Sin embargo, en 2015 llegaron nuevos tratamientos antirretrovirales de acción directa (AADs) que permitían curar la hepatitis C, con una efectividad del 95%. Esta semana se ha celebrado el congreso de la Asociación Española de Estudio del Hígado en Madrid, que reúne a los hepatólogos de toda España y que ha subrayado cómo La Rioja, Cantabria Aragón y Castilla y León han dibujado un camino de éxito frente a la infección.

Javier Crespo, jefe de Digestivo del Hospital Universitario de Valdecilla en Santander, ha desarrollado un plan de cribado gestionado desde el Servicio Cántabro de Salud a través de las consultas de Atención Primaria y que se ha puesto en marcha este año. «El plan se traduce en una sencilla analítica a la población general con edades entre los 40 y 70 años para identificar a aquellas personas que desconocen que están infectadas y que, en principio, no forman parte de las poblaciones de riesgo. Se trata de introducir esta prueba dentro de las revisiones de salud habituales. No añadimos nada, sólo sumamos un extra más al análisis de sangre», explica Crespo, que subraya que «España está en muy buena posición en cuanto a los tratamientos, pero no debemos olvidar desarrollar los cribados porque es la única forma de controlar la circulación del virus y que vuelva a aparecer la enfermedad en estado avanzado».

Cabe destacar el trabajo en materia multidisciplinar que desarrollan en la autonomía aragonesa y que bien puede servir de ejemplo al resto de las regiones. «En Aragón en el año 2017 se puso en marcha una estrategia para implantar en la comunidad el Plan Estratégico Nacional. Lo que se hizo fue crear un grupo multidisciplinar del que formamos parte profesionales de distintas áreas: Hepatología, Enfermedades Infecciosas, Atención primaria, Microbiología, Salud pública, Farmacia Hospitalaria y Enfermería», manifiesta Trinidad Serrano, directora científica del proyecto. Además, también hay que subrayar, como apunta Serrano, que «creo que somos la única comunidad que hemos hecho políticas conjuntas que unifiquen y homogeneicen la atención al paciente con hepatitis C en todo el territorio. Cuesta mucho más esfuerzo, pero resultan altamente eficaces porque repercuten en todos los ciudadanos. Otro aspecto muy importante a resaltar es que desde Salud pública y planificación general se han cruzado bases de datos institucionales para buscar todos los pacientes diagnosticados en los últimos diez años y que no se han sometido a un tratamiento antiviral».

Este proyecto guarda sus similitudes con el cántabro, que viene a sentar las bases de las buenas prácticas en el campo de la hepatitis C, y como detalla Sacristán «además de tratar a los pacientes diagnosticados y controlados en consulta de primaria o del hospital, también se hizo una búsqueda activa de las personas diagnosticadas por análisis de sangre pero que habían desaparecido de la consulta. Posteriormente, iniciamos durante el año 2017 la búsqueda de personas infectadas y no diagnosticadas mediante campañas poblacionales, con material informativo sobre los factores de riesgo para la adquisición de la enfermedad, en diversos formatos y en lugares de gran afluencia pública». Se ha realizado la búsqueda de casos perdidos del sistema sanitario de modo centralizado y se ha devuelto al circuito sanitario esos pacientes. Se ha diseñado un plan de cribado por factores de riesgo con unos circuitos de derivación de pacientes establecidos entre primaria y especializada unificados para toda la comunidad y sencillos para evitar la pérdida de pacientes.

Gloria Sánchez Antolín, jefa de la Unidad de Hepatología del Hospital Río Hortega de Valladolid, comenta cómo las herramientas digitales facilitan el conocimiento y el manejo de la infección. «En este contexto, la hepatitis C es un problema concreto al que aplicar herramientas informáticas basadas en ‘‘big data’’. A través del análisis de la historia clínica electrónica mediante herramientas, como Savana –que integra todos los niveles de asistencia, como es primaria y especializada–, que es la que usamos en nuestro hospital, podemos conocer todos los pacientes con el virus, los que han sido tratados o no tratados, los que se han curado o no tras tratamiento, pero sobre todo se puede detectar pacientes que tengan factores de riesgo de padecer la infección», explica Antolín. Además, la hepatóloga añade que «para usar esta herramienta es imprescindible tener historia clínica electrónica».