
Sociedad
Esta es la razón por la que cada vez más estadounidenses se mudan a Mallorca
El mercado norteamericano ha crecido sobre todo desde el verano de 2022, cuando se puso en marcha la ruta aérea directa de Palma a Nueva York. Además de la ciudad que no duerme, también hay mucha gente que se traslada desde California a la isla balear

Hace apenas una década, la idea de mudarse desde Estados Unidos (EEUU) a Mallorca sonaba extravagante. Para muchos norteamericanos, la isla era apenas un punto borroso en el mapa mediterráneo, lejano y desconocido. Hoy, sin embargo, la situación ha cambiado de forma radical: Mallorca se ha convertido en un destino de moda para profesionales, familias y jubilados que buscan un estilo de vida más pausado, seguro y conectado con la naturaleza.
El fenómeno no surgió de la noche a la mañana. Algunos pioneros llegaron hace más de diez años, cuando apenas existía comunidad estadounidense en la isla. Muchos de ellos ya tenían cierta afinidad con España y con su idioma, lo que facilitó su integración.
Pero en los últimos cinco años la tendencia se ha disparado, especialmente tras la pandemia. El confinamiento, el auge del teletrabajo y la posibilidad de llevar una vida nómada digital encendieron una chispa que todavía hoy sigue creciendo.
Procedentes de Nueva York y de California
A diferencia de otros grupos de extranjeros que se instalan en Mallorca, la nueva ola de residentes norteamericanos destaca por su perfil. Se trata de personas con alto nivel educativo, experiencia internacional y un poder adquisitivo considerable.
Proceden, en su mayoría, de estados como Nueva York o California, y no buscan reproducir la vida que dejaron atrás, sino integrarse en un entorno diferente. Muchos se esfuerzan por aprender español, consumen productos locales, frecuentan mercados y pescaderías, e incluso participan en actividades culturales y comunitarias.
La crispación política provocada por Trump
La motivación política también tiene peso. La crispación social en Estados Unidos, sumada a la incertidumbre electoral, ha impulsado a más de uno a buscar refugio en un lugar donde reine la estabilidad.
Varios recién llegados explican que en su país de origen resulta cada vez más difícil mantener conversaciones tranquilas sobre política sin que se genere tensión, algo que contrasta con el ambiente más relajado que respiran en la isla.
Atraídos por el estilo de vida
Pero no todo es política. La sensación de seguridad, la privacidad y la posibilidad de criar a los hijos en un entorno más sano figuran entre los motivos más repetidos. Para quienes llevan décadas trabajando en grandes ciudades, Mallorca representa la oportunidad de volver a un ritmo de vida más humano, con contacto directo con la naturaleza y menos dependencia del coche. Incluso para quienes se trasladan en edad de jubilación, el atractivo reside en poder disfrutar de un clima agradable y de servicios de calidad sin el estrés cotidiano de su país.
El fenómeno se ha visto reforzado por la conectividad. El lanzamiento de vuelos directos entre Palma y Nueva York durante el verano de 2022 hizo que la isla apareciera en el radar de muchos estadounidenses. Además, la visibilidad que han dado a Mallorca diversas figuras internacionales —desde celebridades hasta grandes empresarios— ha contribuido a reforzar la imagen de la isla como destino aspiracional.
Asentados en Palma y en pueblos de la sierra
Hoy en día, Palma y su casco histórico concentran buena parte de esta nueva comunidad, aunque también destacan localidades como Alaró, Deià, Sóller, Valldemossa o Pollença. Allí se instalan quienes buscan tranquilidad, pero también proximidad a un entorno cultural vibrante y a una naturaleza privilegiada.
Las cifras oficiales muestran un crecimiento sostenido: en 2022 había más de 1.400 estadounidenses empadronados en Mallorca, aunque los expertos aseguran que el número real es mucho mayor, pues muchos no registran la isla como residencia principal. Las agencias inmobiliarias señalan que, aunque este mercado todavía es pequeño comparado con el alemán o el británico, el interés de compradores norteamericanos se multiplica año tras año.
La llegada de esta nueva comunidad plantea interrogantes: ¿se trata de una moda pasajera o de un cambio estructural en la demografía de la isla? Lo cierto es que, por ahora, el desembarco de estadounidenses no parece detenerse. Y aunque su peso todavía sea menor que el de otros colectivos extranjeros, la huella cultural y económica que empiezan a dejar ya se nota en calles, comercios y vecindarios.
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