Naturaleza

La cala secreta más bonita de España para perderte este verano: casas blancas escondidas en una cueva junto al mar

Sus propietarios han sabido mantener alejado del turismo masivo este lugar en medio del Atlántico

Poris de Candelaria, La Palma
La cala secreta más bonita de España para perderte este verano: casas blancas escondidas en una cueva junto al marFreepik

En la costa noroeste de la isla de La Palma, donde los acantilados se precipitan hacia un océano tan azul que parece no ser real, se esconde uno de los rincones más sorprendentes y pintorescos de todo el archipiélago canario: el Porís de Candelaria. No se trata de un simple caserío junto al mar, sino de un poblado de casas blancas enclavadas en el interior de una imponente cueva volcánica de más de 50 metros de altura, frente a un Atlántico que ruge y acaricia a partes iguales.

Este pequeño lugar perteneciente al municipio de Tijarafe, se remonta a más de un siglo atrás, cuando los pescadores locales comenzaron a utilizar esta ensenada natural como refugio para sus embarcaciones. La palabra "porís" proviene del antiguo término canario que designa un embarcadero o puerto natural, y la historia del Porís de Candelaria honra fielmente esa definición. En sus inicios, las barcas atracaban aquí para descargar sus capturas y luego transportar las mercancías al pueblo principal, a través de caminos que serpenteaban los riscos.

Con el paso del tiempo, los marineros comenzaron a adaptar las cuevas para poder descansar tras sus faenas. Así nacieron las primeras casas, construidas con esfuerzo, cal y madera, siempre respetando la forma natural del entorno. Hoy en día, sobreviven alrededor de setenta viviendas que, aunque sencillas -la mayoría no cuenta con más de dos habitaciones-, han resistido los embates del tiempo y el oleaje. Estas casas, que se mantienen como segundas residencias, son verdaderas reliquias arquitectónicas, transmitidas de generación en generación.

Uno de los aspectos más cautivadores de este lugar es que, a pesar de su creciente fama, sus propietarios han sabido protegerlo del turismo masivo. La comunidad que habita el Porís de Candelaria -aunque sólo lo hace durante ciertos periodos del año- ha decidido no alquilar las viviendas, manteniendo así el espíritu íntimo del lugar. Además, los servicios básicos como el agua y la electricidad son compartidos entre todos, lo que refuerza la idea de un modelo de vida comunitario, respetuoso y sostenible.

Y aunque durante buena parte del año el Porís permanece deshabitado, cuando llega el verano o alguna festividad local, sus casas blancas vuelven a cobrar vida: se abren las ventanas, se sacan las sillas al sol, y los niños corretean por las rocas como antaño. En esos días, el lugar se transforma en una pequeña familia, donde todos se conocen, se saludan y comparten los recursos, incluyendo las barcas, que siguen siendo de uso común.

¿Cómo llegar al Porís de Candelaria?

Llegar hasta este paraíso oculto no es tarea fácil, y quizás por eso ha logrado mantenerse a salvo de la masificación turística. Durante mucho tiempo, la única forma de acceder era por mar, atravesando aguas salpicadas de vida marina: delfines, tortugas y, en ocasiones, incluso ballenas que escoltan las pequeñas embarcaciones hasta la costa. Hoy existe un sendero que permite acceder a pie desde Tijarafe, pero el recorrido -de unos dos kilómetros y un desnivel de 600 metros- exige esfuerzo, buen calzado y la ausencia de vértigo.

Quienes se atreven a realizar esta travesía, ya sea por tierra o por mar, se encuentran con un paisaje insólito. Una cueva inmensa que parece una catedral esculpida por el viento y el fuego, protegida por el murmullo constante del océano y habitada por casas que parecen colgar del mismísimo abismo.