
Leyenda canaria
El Teide guarda un oscuro secreto: un demonio vive en su interior
Bajo sus 3.718 metros de altitud, late una historia que conecta al ser humano con el misterio

El Teide, majestuosa cumbre que corona no solo la isla de Tenerife, sino también la geografía española, guarda en su interior mucho más que roca volcánica e historia geológica. Bajo sus 3.718 metros de altitud -que lo convierten en el pico más alto de España y en la décima isla más elevada del mundo si se mide desde el fondo oceánico-, late una leyenda ancestral que conecta al ser humano con el misterio: en el corazón del volcán habita Guayota, el demonio del fuego.
Esta figura mitológica forma parte del legado espiritual de los guanches, antiguos habitantes de Tenerife, quienes atribuían a este ente maligno el origen de las erupciones volcánicas. Para ellos, el interior del Teide era literalmente el infierno, y Guayota, su temible señor. Asociado al fuego, el caos y la oscuridad, este demonio simbolizaba el poder destructivo de la naturaleza, tan temido como respetado.
Como ocurre en muchas culturas, el fenómeno natural y el mito van de la mano. En Hawái, por ejemplo, la diosa Pele es la fuerza que habita el volcán Kilauea. Deidades o demonios, lo cierto es que el ser humano ha buscado desde siempre dar sentido a lo incontrolable. En el caso de los guanches, la convivencia con la amenaza volcánica dio lugar a un sistema ritual en el que se realizaban ofrendas a Guayota con la esperanza de calmar su furia y evitar erupciones. Y cuando no había manera de evitar el desastre, se encendían hogueras por toda la isla, con la esperanza de que el demonio, al emerger, creyera seguir en el infierno y no se quedara demasiado tiempo entre los vivos.
Achamán lucha contra Guayota
Una de las leyendas más fascinantes relacionadas con Guayota es la del secuestro de Magec, el dios del sol. Según la tradición oral, en un acto de desafío, Guayota atrapó a Magec y lo encerró en el Teide, provocando una oscuridad total sobre el mundo. Alarmados ante el caos y la muerte que traía la ausencia de luz, los guanches invocaron al dios supremo Achamán, quien descendió para enfrentarse a Guayota. Tras una épica batalla, logró liberar al sol y encerrar al demonio nuevamente en el corazón del volcán, donde -según el mito- permanece hasta hoy.
Esta leyenda, aunque poco conocida fuera del Archipiélago, forma parte del imaginario colectivo canario, y sigue presente tanto en la cultura popular como en expresiones artísticas y eventos turísticos. En pleno siglo XXI, el Teide sigue siendo motivo de admiración científica, pero también de respeto mitológico.
Se dice que desde entonces este demonio sigue viviendo en el interior del volcán y que puede olerse su maloliente respiración desde la parte más alta del Teide.
¿Cómo llegar al Teide?
Para llegar al Teide, la carretera TF-21 es una de las más transitadas y conecta directamente con el parque desde el sur o el norte. Si no dispones de vehículo propio, también existen excursiones organizadas y autobuses públicos con horarios limitados. Una vez en el parque, puedes llegar al área de base del teleférico, que asciende hasta una estación cercana a la cima, aunque para subir hasta el cráter se necesita un permiso especial. El trayecto ofrece vistas espectaculares del paisaje volcánico, haciendo del viaje parte de la experiencia.
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