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Naturaleza

El Túnel de la Atlántida, la autopista bajo el mar que la ciencia aún intenta descifrar

Científicos lo estudian desde hace décadas y hoy es un auténtico mapa del tesoro para curiosos y biólogos

El Túnel de la Atlántida, la autopista bajo el mar que la ciencia aún intenta descifrar iStock

Si alguien te dice que en España hay un túnel que empieza en un volcán y termina bajo el Atlántico, probablemente no lo creerías, pero existe. El Túnel de la Atlántida, en Lanzarote, prolonga el tubo del Volcán de la Corona mar adentro y convierte a la isla en un mapa del tesoro para curiosos, fotógrafos, biólogos y gente que disfruta con cascos y linternas. La ciencia lleva décadas estudiándolo y el público puede asomarse a su parte terrestre a través de un recinto.

La puerta más célebre a ese mundo es la Cueva de los Verdes. Se encuentra en el municipio de Haría, y forma parte de un sistema creado cuando una corriente incandescente avanzó cuesta abajo y dejó un conducto hueco al vaciarse su interior. Con el tiempo se hundieron tramos del techo y aparecieron ventanas naturales llamadas jameos. Gracias a esas aberturas hoy caminamos por galerías que explican cómo trabaja el fuego cuando decide tallar el paisaje a su manera. Un recorrido que para muchos es una clase práctica de vulcanismo con identidad canaria.

En distintos puntos la cavidad alcanza los 19 metros de altura y ronda 15 de anchura. No hace falta ser geólogo para entender que eso es grande. La iluminación dibuja relieves, resalta estrías y deja que la roca cuente lo que ella prefiere. Hacia el final aparece un auditorio instalado en la propia galería donde se celebran conciertos. La acústica sorprende y, de paso, demuestra que la naturaleza también entiende de ingeniería de sonido. Si alguien desafina, la pared no perdona.

El sistema continúa bajo el océano con el Túnel de la Atlántida. Son cerca de 1.800 metros de desarrollo submarino y una profundidad que llega a 64 metros. Equipos de espeleobuceo han cartografiado tramos y descrito bifurcaciones que parecen diseñadas para despistar a cualquiera que confíe demasiado en su sentido de la orientación. La magnitud lo sitúa entre los tubos volcánicos sumergidos más extensos conocidos. Es decir, un escenario clave para estudiar la relación entre coladas y agua salada, enfriamiento rápido, gases y un puñado de especies que prefieren la penumbra a la playa.

En los siglos XVI y XVII la población de la isla utilizó estas galerías como escondite frente a incursiones de piratas berberiscos. Y hoy, cuando alguien baja por las pasarelas, no imagina que en estas salas se planearon estrategias de supervivencia bastante menos turísticas que una foto para el recuerdo.

El nombre del lugar sin embargo no ha estado exento de debate. Una línea sostiene que procede de una familia conocida como Los Verdes que habría usado el lugar como refugio. Otra explicación lo atribuye a tonalidades que aparecen en paredes y techos según la luz. La primera hipótesis cuenta con partidarios entre cronistas de la zona, aunque faltan documentos que cierren la discusión. El misterio aporta juego, y es que a todo el mundo le gusta una buena anécdota al terminar la visita.

El acondicionamiento para recibir público comenzó en la década de los 70. Desde entonces se han incorporado senderos, iluminación y medidas de seguridad de todos los tipos para que se pueda explicar el tubo volcánico sin convertirlo en un decodado.

El sistema se hermana con otro espacio muy conocido como son los Jameos del Agua. Este espacio, conectado al mismo conjunto, integra arte y paisaje, además de albergar una laguna de agua marina donde vive un pequeño crustáceo ciego y endémico, que ni se te ocurra tocar.

Los tubos volcánicos

Los tubos volcánicos ayudan a entender cómo fluye el magma dentro de una colada, cómo se ventilan los gases y qué ocurre cuando el techo cede. El tramo marino aporta preguntas sobre cambios químicos durante el enfriamiento y efectos en la biodiversidad cavernícola. Esas respuestas interesan a universidades y centros especializados que ven en Lanzarote un laboratorio natural con variables medibles y un material de estudio que no cabe en una probeta.

Recomendaciones para visitar la Cueva de los Verdes

Es conveniente llegar con calzado cómodo, curiosidad y un algo de paciencia. Dentro hace fresco, lo cual se agradece, y la visita se disfruta mejor cuando no vas con prisa. Si al final asoma la tentación de llevarse una piedra, mejor un imán para la nevera. El paisaje no se repone en la tienda. Mantenerlo como está es la forma más eficaz de que el Túnel de la Atlántida siga siendo noticia dentro de 50 años.