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La casa del Cid en Tierzo, a punto de desaparecer: se incluye en la Lista Roja de Hispania Nostra

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La casa fuerte de Vega de Arias, casa de Arias o casa del Cid es una pequeña casona solariega fortificada que constituía un pequeño caserío a orillas del río Bullones, cerca de Tierzo (Guadalajara). El origen de su nombre, la casa del Cid, se debe a que la tradición sitúa el paso del Cid a Valencia por este paraje donde se ubica la casa. 

Se trata de la casa fortificada más completa con el conjunto de arquitectura civil medieval más representativo de la provincia. Estos son los motivos de su inclusión en la lista roja del patrimonio de Hispania Nostra, además del estado de abandono en el que se encuentra a pesar de estar declarada bien de interés cultural en el año 1975.

El espacio se encuentra en estado ruinoso y abandonado a pesar de contar con una protección como Monumento Histórico-Artístico desde mediados de los años 70. Además de las piedras que se han desprendido de los muros de la fachada, la vegetación que la rodea está invadiendo el conjunto y el tejado ha colapsado.

Perteneció a varias familias nobles, los Salinas, los Castejón de Andrade y, desde el siglo XVIII, a los Araúz de Robles.

Fue construida en el siglo XII y ampliada en los siglos XIII al XV, justo cuando se produjo el auge del señorío de Molina. Fue durante esta época de ampliaciones  cuando comenzaron a levantarse las torres y los muros almenados que la conforman. El edificio tiene algunas reformas posteriores de los siglos XVII y XVIII.

Un valioso conjunto arquitectónico

El edificio cuenta con una planta rectangular y está realizado en mampostería y sillares, estos últimos formando las esquinas y distintos huecos abiertos en sus paramentos. 

Por otro lado, la muralla externa del edificio es almenada. En ella, se abre la puerta de entrada al patio, de arco apuntado, que estuvo coronado por un matacán del que solo se conservan los sillares salientes de su sujeción al muro.

Una vez atravesado el patio, al fondo se levanta el edificio central datado del siglo XIII, con una portada con arco de medio punto adovelado y un escudo irreconocible en lo alto. 

En su fachada se abren varias ventanas de pequeño tamaño, enmarcadas por jambas monolíticas de granito, que dan luz a los salones que se reparten por las dos plantas del edificio.