Opinión
La Resistencia Íntima
¿Cuál es la mejor manera de vivir?, felizmente, tú y yo, amable lector, conocemos un tipo de cotidianidad que podría ser candidata a la mejor manera de vivir y que, además, nada tiene de singular. Una cierta resistencia al circo exterior y plenitud de vida íntima, corriente y moliente, como acostumbraba decir José Jiménez Lozano.
Una cotidianidad que está al alcance de cualquiera y en dirección opuesta al poder y al famoseo que todo lo emponzoña. Hacía tiempo que no caía en mis manos un libro tan atinado y profundo sobre la condición humana, como este ensayo de una filosofía de la proximidad.
“La resistencia íntima”, cuyo autor es Josep María Esquirol, empieza con el plato en la mesa y la olla humeando junto a los vasos empañados por el vapor del caldo, y termina con algo que la gente sencilla ha sabido siempre: el disfrute del día a día. Pero: ¿Resistir a qué? Y para qué. La pregunta es: ¿Vale la pena resistir? Pues parecería que si; que una resistencia activa ante las fuerzas dominantes y disgregadoras merece la pena. Para este profesor de la Universidad de Barcelona _que representa uno de los primeros nombres de la filosofía en España ahora mismo_, los desafíos de la resistencia van desde la injusticia, la victoria del egoísmo y la indiferencia, a la estupidez y el absurdo, algo que la actualidad disimula o potencia, según convenga. Veamos : nos han convencido de que no hay vida más allá de la actualidad.
Mejor dicho: que el existir, la verdad y el pensamiento, están tan conectados que no existen fuera de lo que nos cuentan. ¡Mentira! Estamos ante una de las grandes trapacerías modernas. Por eso es tan de agradecer que, Josep María Esquirol, haya sido capaz de demostrar en un ensayo riguroso y lúcido que, si en algo consiste la libertad es en salirse de la estadística, convertida en consumación de los tiempos.
Es más, nuestro escritor, sitúa la coherencia de uno mismo y la capacidad para alumbrar y proporcionar calor a los que están cerca, en esa resistencia a las cotidianas camelancias y la ausencia de honestidad ¡Pues claro que es necesaria una resistencia íntima ante la imbecilidad ambiental!
El resistente, asegura Esquirol, “se resiste al imperio de lo novedoso y a la ceguera del contentamiento masivo, con su precio de masificación y banalización”. Y avanza hacia lo que de verdad importa y da sentido a la vida: la proximidad al otro, la capacidad para mantenerse al margen de la manipulación y aupar la vida desde uno mismo.
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