Cine
Y Orson Welles rodó en Valladolid...
Filmaba un baile de mascaradas en el colegio San Gregorio en 1954 para la película “Mr. Arkadin” que fueron censuradas en España
A raíz de la felicitación navideña del Metropolitan de Nueva York, con protagonismo para la reja “expoliada” de la catedral de Valladolid, comprada por el magnate William Randolph Hearst, un periodista, inversor y empresario multimillonario, que inspiró a Orson Welles para la película “Ciudadano Kane”, hay que recordar que el gran cineasta rodó en Valladolid. El propio Welles se desplazaba hasta la capital vallisoletana para rodar escenas de su último trabajo “Mr Arkadin”, que él mismo protagonizaba, dando vida a Gregory Arkadin.
Unos días que reflejaba el escritor Miguel Delibes en un artículo publicado en el año 1986 con el título “Yo trabajé a las órdenes de Orson Welles”. Para esas escenas el laureado cineasta escogía el claustro y la escalinata del colegio de San Gregorio, de la capital vallisoletana, como se puede apreciar en la imagen que ilustra esta información.
Delibes hace una somera descripción de Orson Welles: “Grueso ya, corpulento, ceñudo, cariancho y levemente prognato” y vestido con pantalón gris de franela, chaleco negro y chaqueta de pana, “fumaba todo el tiempo, enrollaba y desenrrollaba nerviosamente un gran cuaderno blanco abarquillado, sin duda el guión de la película”.
El reto era colosal: Rodar en España, concretamente en Valladolid una mascarada, en unos años en que el régimen franquista mantenía su férrea prohibición del Carnaval. ¿Y por qué la capital vallisoletana? Por que a Welles le había encantado el claustro del Colegio de San Gregorio y aunque el rodaje se estaba realizando en el Alcázar de Segovia, para este escena concreta se eligió la capital vallisoletana.
El “monstruo” como lo denomina por entonces Miguel Delibes, tenía una tarea titánica entre manos, Los figurantes de la escena eran 300 universitarios de la ciudad, que tenían ganas de jarana, pero de inmediato, y con su furibunda actitud, el director atajó y cortó de raíz, aunque la escena hubo que repetirla hasta una quincena de veces.
“Aquella noche memorable se evidenciaron dos cosas”, indica Delibes en su artículo: “que un bocadillo de jamón y diez duros eran insuficientes para meter en disciplina a un extra español y que Orson Welles, el genio, cuyas películas parecen fluir de un modo natural, era un dictador puntilloso, exigente, muy alejado de cualquier improvisación”.
Pero como era inevitable por la época, aquel rodaje se iba a topar con detractores, que denunciaban que toda “aquella gente” por los extras, podrían dañar las instalaciones de un lugar emblemático de la ciudad y por otro el uso de algunos disfraces “obscenos”. Hay que recordar además que el genial director se había postulado a favor de la República Española, y no era bien visto por el régimen franquista.
Por eso, no es de extrañar, que la productora, viendo la polémica que se había suscitado, eliminara todas las escenas rodadas en la capital vallisoletana, que serían recuperadas años después.
El propio Delibes lamentaba este hecho al hablar de “nuestra gran decepción, al asistir meses más tarde, al estreno de “Mr Arkadin” en el derruido teatro Pradera y comprobar que ni nosotros, ni las escenas de Bob Arden, ni las del baile de las máscaras en la escalinata, ni siquiera la fachada de San Gregorio, tenían sitio en la película. El monstruo las había eliminado”.
Y el monstruo, Orson Welles, abandonaba Valladolid, sin rodar más imágenes de la Semana Santa de la ciudad por la polémica suscitada, para desplazarse a Cannes. Genio y figura.
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