Agroalimentación
La industria de la alimentación y bebidas es la que da más vida a la España Vaciada
Solo en Castilla y León da trabajo a casi 50.000 personas en las zonas más despobladas además de generar en toda la Comunidad un valor añadido bruto de 3.055 millones y 873 de recaudación fiscal
La industria de la alimentación y las bebidas es vital para conseguir que los pueblos más pequeños y más despoblados de España tengan vida y un clavo al que agarrarse para conseguir un futuro mejor.
Al menos así se desprende de un estudio realizado por KREAB España encargado por la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), en el que se revela que solo en Castilla y León este sector da trabajo a casi 50.000 personas en las zonas más despobladas, además de generar en toda la Comunidad un Valor Añadido Bruto (VAB) de más de tres mil millones de euros y una recaudación fiscal de 873 millones.
En general, contando todas las ciudades y pueblos, la industria de la alimentación y las bebidas emplea a 190.000 personas en Castilla y León, que se eleva a dos millones en toda España. de los que el 15 por ciento se encuentran en la denominada como España Vaciada (305.424), que son aquellas localidades con medio centenar de habitantes por kilómetro cuadrado, según la definición que da el Parlamento europeo.
Estos datos confirman la trascendencia del sector para el desarrollo laboral en estas zonas menos pobladas”, destaca el director general de FIAB, Mauricio García de Quevedo, quien pone en valor también la capilaridad del sector como una de las principales características que le permiten impactar de forma positiva en estos territorios.
“Nuestras empresas tienen presencia en todas las provincias de nuestro país y, en muchos casos, se asientan en zonas alejadas de los núcleos urbanos. De hecho, el sector tiene presencia en los municipios que acogen al 70,7 por ciento de la población de la España Vaciada, por lo que contribuye a fijar la población, a desarrollar la actividad económica, a dinamizar y digitalizar del territorio y a mantener infraestructuras y servicios”, apunta tras presentar este informe, en el que se revela también que la industria de alimentación y bebidas permite fijar una población de 834.737 personas. Es decir, el 17 por ciento de la población de la España Vaciada se asocia con la actividad de la industria.
A través de su impacto directo e indirecto, la aportación al PIB de la industria de alimentación y bebidas en toda España es del 10,6 por ciento, un porcentaje que se eleva al 16,2 por ciento en las zonas de la España Vaciada, destacando el peso de la actividad del sector.
El 74 por ciento de las industrias de alimentos y bebidas están ubicadas en localidades de menos de 50.000 habitantes. Concretamente, de las más de 30.000 empresas que componen la industria, el 15,6 por ciento se asienta en la España Vaciada. Mientras que para el conjunto de la economía este porcentaje supone el 8,8 por ciento, lo cual revela la capacidad dinamizadora del sector en estos territorios.
En cuanto a la aportación a los ingresos públicos, de los más de 35.000 millones que la industria aporta a nivel nacional, un total de 5.876 millones proceden de estas zonas despobladas la España Vaciada, lo cual arroja una media de 516.423 euros por municipio en los que está presente.
El estudio también revela cómo la industria puede ser fuente de riqueza y de creación de oportunidades económicas para las localidades, siendo especialmente relevante la actividad turística ligada a la gastronomía. Más de 100 millones del gasto turístico, así como el nuevo por ciento de las pernoctaciones en el medio rural se relaciona directamente con el sector de alimentación y bebidas.
Peticiones del sector
Así, el sector considera necesarios los incentivos fiscales para promover la actividad económica, así como el equilibrio que evite penalización con impuestos sobre actividades claves en la dinamización de estas zonas, tales como la hostelería o la restauración, entre otras.
En este sentido, FIAB ve necesario la protección de la cadena alimentaria como un sector de gran valor en general para nuestro país, pero aún más en estas zonas, y evitar “la demonización” de sus productos y de toda su actividad.
Asimismo, cree esencial apoyar el emprendimiento, dar facilidades a la reindustrialización de zonas rurales y estimular el relevo generacional. Para ello, es necesario aligerar el acceso a las gestiones administrativas y ofrecer servicios de asesoría y formación que permita el progreso de los negocios.