Cultura

Momentos estelares de la humanidad

Es una obra de 1927 y fue lectura obligada en muchas escuelas de Austria y Alemania. ArturoPérez-Reverte ha dicho de estas páginas (cito al aire frágil de la memoria) que son una joya, hace 20 años despreciada a la ligera por la crítica_como tantas veces sucede_, pero que ha sobrevivido y ahora todos aprueban sin rechistar.

Sus páginas no pueden estar más de actualidad: en ellas, Stefan Zweig, defiende una nueva Europa supranacional. Demuestra, con la fuerza de la palabra, cómo la tenacidad y el saber endurecen el alma y la ignorancia es fuente de desdichas.

El autor tiende puentes entre el pensar y el sentir y afronta la historia con pasión, para mostrar el gozo, el tormento y el éxtasis del ser humano y ayudar a seguir pensando hoy.

En definitiva, unas páginas que dan holgura, con rigor y valentía, a realidades tan decisivas como los crímenes de los incapaces y ambiciosos, la conquista de Bizancio, el descubrimiento de El Dorado, o ese gran enigma que a todos nos acompaña y resume en estas palabras: “una fe que carece de dudas es una fe dudosa”.

El paciente y amable lector se preguntará, tal vez, que mueve a este gacetillero a dedicar una columna a Stefan Zweig, nacido en Viena, en 1881 y muerto en Brasil, en 1942. La razón es muy sencilla: además de un escritor de novelas, relatos, poemas y biografías esclarecedoras; traductor de grandes obras y autor de algunas piezas de teatro nada desdeñables, fue un hombre de saberes universales, capaz de abordar sin complejos la sapiencia de los grandes intelectuales de su época.

Pero hay algo más, que empuja a detenerse en él: Zweig, fue un pensador de los más anticipativos, a la hora de señalar con inteligencia serena los horrores y calamidades de las doctrinas nacionalistas y, lo que más importa: combatirlas sin complejos, desde el conocimiento profundo, la razón y el buen sentido.

La editorial RIALP, vuelve a dar una muestra más de su pericia, al rescatar estas páginas cargadas de cordura y ofrecernos esta nueva traducción de algunos textos, de los más sagaces de Zweig, en los que repunta cada matiz de lo narrado. Tras la Primera Guerra Mundial, el autor austriaco, se traslada a Salzburgo, mientras se forjaba la destrucción del sueño humanista en Europa.

Allí escribe este libro, donde reúne 14 momentos vivos y ejemplares que marcaron la vida de la cultura y del ser humano. Stefan Zweig asiste, como un avispado e implacable cronista, a los acontecimientos que narra, sufre con ellos y participa del ansia de vivir de sus protagonistas: desde la mirada de Lenin en el tren hacia San Petersburgo, hasta el éxtasis de Händel cuando compone El Mesías, o el incalculable gozo de Núñez de Balboa, al narra aquellos océanos, el infortunio y la desdicha de la conquista de Bizancio por los turcos y tantos otros afanes narrados por Cicerón, Tolstoi, El capitán Scott o Dostoyevski. En definitiva, un autor que es toda una literatura y cuyo valor no deja de crecer.