El adiós más multitudinario a Concha Velasco, la universal chica ye ye vallisoletana

Un 7 de septiembre de 2021, Concha Velasco anunciaba en las tablas del Teatro Calderón de su querida Valladolid, que esa sería su última actuación. Y lo hacía con un discurso emotivo profesando su amor por la ciudad y por sus gentes. Por todo el cariño que había recibido durante más de 60 años y por el reconocimiento que nunca dejó de percibir durante su amplia trayectoria. Había pasado por una grave enfermedad pero no dudó, a sus 81 años, en volver al teatro, en la que sería su última aventura de la mano de su hijo. Ya se notaba su fragilidad, pero con la entereza que la caracterizaba, volvió a dar una nueva lección sobre las tablas.

Y este domingo, todo ese cariño que regaló, esa vitalidad que siempre derrochaba, esa sonrisa que siempre tenía en su boca, le fue recompensada con los miles y miles de vecinos que abarrotaron las calles más céntricas su querida Valladolid, en un cortejo inigualable, como sucediera hace unos años con la figura de Miguel Delibes. Esa chica de Valladolid, que quería ser artista, tuvo el reconocimiento que había deseado por parte de sus gentes. Y la primera parada obligada fue en el Teatro Calderón, el hogar durante tantas y tantas funciones, donde el coche fúnebre se detenía ante miles de vecinos que irrumpían en un caluroso aplauso.

Una estampa inolvidable, a pesar del gélido frío vivido durante toda la mañana en tierras vallisoletanas. Allí, el alcalde de la ciudad, Jesús Julio Carnero, realizaba una ofrenda floral en su honor, colocando un ramo y una corona en el féretro. El propio Carnero destacaba que "hoy en el cielo se está cantando la chica ye ye". "Siempre ha sido una vallisoletana entregada, defendiendo Valladolid allá donde estaba, y los vallisoletanos estamos tremendamente agradecidos", apuntaba emocionado.

Lentamente, el cortejo se aproximó, sin que los aplausos menguaran por los asistentes, a la catedral, también abarrotada sus inmediaciones, donde esperaban familiares y amigos, y también autoridades desde el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, los flamantes ministros, Óscar Puente y Ana Redondo; el presidente de la Diputación, Conrado Íscar, y el exalcalde, Javier León de la Riva, visiblemente afectado, por la amistad que habían mantenido desde siempre. Fernández Mañueco, ensalzaba la figura de Concha Velasco como una “mujer tremendamente luchadora” que a nivel profesional “en tiempos en los que las mujeres lo tenía muy difícil, ella rompió todas las barreras. Abrió el camino para que las mujeres de hoy en día tengan mucho más fácil el camino de la igualdad”, mientras Óscar Puente apuntaba que Concha Velasco “se lo merece todo. He conocido poca gente que haya tenido tanto sentido de pertenencia y orgullo de ser de esta ciudad”.

Ya en el interior de la seo vallisoletana, en una ceremonia presidida por el arzobispo, Luis Argüello, el féretro era colocado en la zona central de la catedral, custodiado por decenas de ramos y coronas de flores, y con la bandera y el pendón de la ciudad sobre él. En el exterior cientos de personas, muchas de ellas llorando, seguían emocionadas las exequias a través de pantallas colocadas para la ocasión en una muestra más de ese cariño desbordado desde que se conoció el fallecimiento de la actriz ya que cientos y cientos de personas habían pasado por el ayuntamiento para mostrar su respeto y admiración hacia Concha Velasco y firmar en los libros de condolencias.

Su hijo, Manuel Velasco, agradecía, tras las palabras de Argüello, muy intensas y vividas y vinculadas al teatro de la vida, y en la propia catedral ante los asistentes la "la única pena es que nuestra madre no pueda estar viendo esta muestra de cariño y de auténtica devoción. Sabemos que desde el cielo está viendo este reconocimiento. Muchas gracias a Valladolid y a España entera».

Tras el oficio religioso en la seo, otra vez entre aplausos de los asistentes y ante los acordes de la "chica ye ye" en versión clásica, los restos de la querida actriz vallisoletana retornaban de nuevo a la calle, antes los cientos de personas que volvían a esperarla y a darle, ahora sí, el último adiós, entre vítores, antes de ir a descansar “con los ilustres de Valladolid” en el cementerio de El Carmen, en el panteón donde están también José Zorrilla, Miguel Delibes y Rosa Chacel.

Y es que Concha Velasco siempre ha llevado en su corazón a su Valladolid natal, ciudad que le vio nacer un 29 de noviembre de 1939. Un fervor a una ciudad cuyos habitantes le han devuelto con creces, especialmente en los últimos años, con motivo de su delicada situación de salud. Premios, reconocimientos, obras de teatro con las salas llenas y lo que es más importante, llevando en el corazón el amor a esta tierra de la que nunca renegó.

Son dos calles las que llevan su nombre. Una ellas donde nació, la del calle Recondo, y cuando fue bautizada con el nombre Concepción Velasco Varona. Y otra la que lleva su nombre artístico en el Paseo Zorrilla. Y es que reconocimientos no le han faltado en esta tierra y en su Castilla y León. La lista es muy amplia: Espiga de Honor de la Seminci (2013), el Premio Castilla y León de las Artes (2014), su nombramiento como embajadora del Teatro Calderón (2010), la sala de teatro que lleva su nombre en el Laboratorio de las Artes Escénicas (2011) y o esta calle dedicada (2015) o la Medalla de Oro de la ciudad (2018) son algunos de los reconocimientos.