Opinión

Arévalo, eterno

Ha fallecido un humorista, un amigo y ante todo una buena persona

El actor y humorista Arévalo
El actor y humorista Arévalo Fran CorderoLa Razón

Ha fallecido un humorista, un amigo y ante todo una buena persona.

Conocí a Paco Arévalo en una entrevista que le hice junto a Bertín Osborne para la televisión hace unos años. Me comentó que había sido vecino de mi tío Julián Lago y desde ese instante su naturalidad y transparencia hicieron que a partir de ese momento siempre hubiera un interés en preguntarnos mutuamente por la vida.

Luego vino la pandemia y le dije: -Paco, hay que hacer algo. ¿La liamos en algún directo por Instagram? -Por supuesto, cuenta conmigo, yo ando también entreteniendo a la gente por mis redes sociales. Paco, siempre dispuesto a ayudar, muchas veces de manera desinteresada, mostraba el lado más humano de los herederos del bombero torero, que al igual que su padre, se jugaban el tipo frente al público más bravío para finalmente salir triunfantes.

Hace un año que le entrevisté para el programa RetroLife y jamás imaginé que iba a ser la última. En cuanto le llamé se cogió el tren de Valencia y vino raudo y veloz con su gran sonrisa.

Pero esta vez llegó bastante cansado, no estaba pasando una buena racha de salud con la dichosa rodilla lo que hacía que se moviera lentamente. Llegamos al set de grabación, se sentó sin quitarse su flamante chupa de cuero y sus gafas de sol cual estrella del rock y lo que vino después fue magia:

-Paco, ¿comenzamos?

-Dale al REC.

Su carisma envolvió nuestras miradas y Paco se dedicó a contarme sus inicios en el espectáculo, a darme pequeños consejos sobre cómo pescar pulpos, a narrar cómo hacer un buen monólogo y hasta a cómo tratar místicamente unas hemorroides con unas piñas de ciprés (había que meterlas en el bolsillo, malpensados).

Y así era Paco, se le podía estar cayendo su mundo encima pero el seguía riéndose con la vida, y digo “con la vida” porque eso es lo que era, un luchador, un Quijote de la naturalidad y la transparencia y del estoicismo que demostró que ante las muertes de su mujer y de su hijo y de la enfermedad de su querida hija podía seguir pilotando el barco a toda vela sin despeinar ni un ápice su sonrisa. Eso es lo que diferencia a una gran estrella de la que no lo es, porque no olvidemos que Arévalo es historia de la televisión y miles de personas le veían todas las semanas.

Pero sea como sea todo sigue y su familia, su bien más preciado, continuará el legado por la vida. Sus divertidos WhatsApp haciendo vídeos con los filtros de Papá Noel para felicitar las fiestas o la animación con tu cara para felicitarte por tu cumpleaños eran una muestra más de la dulzura y delicadeza del cariño hacia su gente y hacia sus amigos.

Paco ahora tiene una estrella en el paseo más alto de la fama inmortal, allí sonreirá y se reunirá con los que tanto echó de menos y podrá comprender tal vez el todo lo que, al fin y al cabo, junto al humor, nos hace eternos.

Nunca te olvidaré, de verdad, gracias por tu amistad.

Un abrazo enorme para sus hijos Nuria y Paco y para toda la familia.