Desarrollo rural
Un "Bosque comestible" para reivindicar el Valle de Caderechas y a sus productores
La Diputación quiere sumarse a un ambicioso proyecto que busca regenerar y preservar el patrimonio agrícola y frutal de este espacio natural e involucrar a la población autóctona en un futuro más saludable
Poner en valor las variedades frutícolas y arbóreas autóctonas de la zona; dar un enfoque formativo y educativo, involucrando a la población en la sensibilización ambiental; y apoyar a las economías locales y la promoción de una la buena alimentación.
Estos son, grosso modo, los retos de un ambicioso proyecto de ecosistema productivo por el que se pretende crear un Bosque Comestible en el burgalés Valle de Las Caderechas transformando una hectárea de tierra baldía en Rucandio, detrás del cual se encuentran las asociaciones Ábrego y la de productores y comerciantes de esta zona, así como Alcampo y la Fondation Auchan, que ha invertido 40.000 euros para echar a andar.
El presidente de la Diputación de Burgos, Borja Suárez, se ha acercado este martes a la presentación de la primera fase de desarrollo de este espacio en el que se plantarán 1.600 árboles frutales autóctonos, como manzanos, cerezos y perales, además de arbustos frutales, como arándanos, frambuesas, grosellas y moras. Entre ellas, destacan 30 variedades frutales, que incluyen diez variedades antiguas de gran valor patrimonial y gastronómico.
Suárez reconocía que se trata de un interesante proyecto y de un trabajo "muy ilusionante" en el que la institución provincial no participa directamente "pero quiere hacerlo", decía, con el objetivo de generar sinergias y potenciar los recursos endógenos de la provincia de Burgos.
También tenía palabras de agradecimiento a la empresa Alcampo por ser parte de esta iniciativa y promover "lo bueno de Burgos" y que los más de 300 productores burgaleses adheridos a la marca Burgos Alimenta, tengan un canal de venta en este supermercado.
Proyecto de regeneración
"Este proyecto es una oportunidad para regenerar un espacio natural, preservar el patrimonio agrícola e involucrar a toda la comunidad en la construcción de un futuro más saludable y sostenible”, destacaba, por su parte, la directora de Alcampo Burgos, Carmen Odilón, mientras explicaba que al transformar una hectárea de tierra baldía en un ecosistema productivo y sostenible, se recupera el suelo, se fomenta la biodiversidad y se preservan los alimentos locales, además de crear un espacio de aprendizaje y sensibilización para la población sobre la importancia de seguir una buena alimentación.
“En Alcampo trabajamos cada día para mejorar la vida de las personas y contribuir a la conservación del entorno natural y al desarrollo económico de las comunidades donde estamos presentes. Y el bosque comestible es un claro ejemplo de cómo podemos hacerlo”, finalizaba Odilón.
El presidente de la Asociación de Comerciantes y Productores de Valle de Las Caderechas, Juan José Gandía, también presente en la puesta de largo de esta iniciativa, destacaba la importancia de plantar árboles frutales, así como otras plantas que recrean el bosque como la robinia y el acebo. "Son árboles capaces de proporcionar nutrientes a las plantas sin necesidad de fertilizar”, decía. , al tiempo que afirmaba, contundente, que de esta forma no solo fomentará la preservación de especies autóctonas, sino que también fortalecerá la producción de alimentos a nivel local y se impulsará una agricultura regenerativa y sostenible.
El proyecto utilizará nuevas técnicas de manejo del agua y de plantación de especies frutales y autóctonas para conseguir regenerar el suelo y fomentar la biodiversidad, y entre las claves se encuentra la implantación del sistema KeyLine, una estrategia de manejo del paisaje que maximiza la captación y filtración de agua, contribuyendo a un uso más eficiente y sostenible del suelo.
Semillas autóctonas
La coordinadora de proyectos de la Asociación Ábrego, Astrid Henmark, explicaba que este colectivo que se fundó hace diez años tiene como objetivo crear redes, apoyar a las personas que apuestan por los territorios vivos y cuidar el entorno.
"Queríamos hacer un trabajo en colaboración, de poder tejer esas redes, aportar cada una de las dos asociaciones la información que sabemos para generar en esta hectárea un espacio de conservación de las semillas autóctonas de la zona, un espacio también experimental en el que implantar un diseño y formar a personas que trabajan la tierra", aseguraba, en declaraciones recogidas por Ical
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