Curiosidades
Los chopos burlones de un pequeño pueblo que invitan al selfie del año
Esta chopera mágica se ha convertido en el principal reclamo de este municipio de apenas 130 vecinos regado por el río Sequillo
En la época actual en la que vivimos, el turista busca nuevas sensaciones, aventuras o conocer de de cerca lugares singulares, sin son recónditos mejor, que tengan alguna leyenda o curiosidad y que no aparezcan en los catálogos oficiales.
Y Castilla y León, comunidad histórica donde las haya, la más extensa de España y con mayor superficie forestal, y una de las más grandes también de Europa, puede presumir, y de hecho lo hace, de contar con un patrimonio cultural, religioso y artístico sin igual, así como de una gastronomía, unas tradiciones y una naturaleza espectaculares, que atraen cada año a millones de turistas a disfrutar de unos días de asueto .
Visitantes que también buscan paz y y tranquilidad, que es otra de las cosas especiales que ofrece esta tierra, que da cobijo a quienes quieren escapar del mundanal ruido y del estrés de las grandes ciudades.
Y Castilla y León, afortunadamente, está repleta de estos sitios.
Uno de ellos, como tantos otros, se encuentra en tierras sorianas y, aprovechando el lema turístico por excelencia de esta provincia, a buen seguro que "Ni te lo imaginas". Se trata de una chopera, junto al río Sequillo, cuanto menos mágica y muy especial por su originalidad que se ubica en la localidad de Rioseco de Soria, que se ha convertido en los últimos tiempos en un lugar casi de culto y muy visitado en una zona, ya bella de por sí por otras cuestiones.
Un pequeño municipio de algo más de un centenar de habitantes y cincuenta cuadrados cerca deCalatañazor, donde Almanzor perdió su tambor, y donde destacan unas chimeneas espectaculares tradicionales del pueblo dignas de ver, en el que vive y trabaja un carpintero que, cierto día, decidió dar rienda suelta a su creatividad y le dio por esculpir varios chopos tallados en formas faciales, cuyo resultado, simpático y burlón, está siendo todo un éxito.
Estos curiosos chopos se encuentran, como decíamos antes, junto al río Sequillo en un merendero cerca de un sendero al que se accede por un yacimiento romano. Un lugar especial para fotografiarse y compartirlo después en las redes sociales, después de descansar allí un rato a la sombra, y por qué no, disfrutar de unas buenas viandas o torreznos de Soria.
Qué ver en Rioseco de Soria
Justo al lado de los árboles está el Museo Vivo de la Villa Romana Los Quintanares y el Molino de Abajo, que el turista no debe perderse. Una zona con campo de golf, servicios de hostelería, tiendas, zona de autocaravanas, e incluso un rollo. Este último se encuentra situado en la plaza mayor del municipio, en el año 1817, reinando Fernando VII, según reza la inscripción ceñida al coronamiento de esta obra.
El pueblo merece una visita por su rico patrimonio cultural. Cuenta con varias ermitas y con la iglesia parroquial de San Juan Bautista, de origen románico como principales focos de atracción turística. A la entrada de la villa, junto a la Ermita de la Virgen del Barrio, se encuentra una estructura de forma cuadrada de obra sólida en cal y canto y defensiva, conocida por “el Calabozo”.
Un pueblo que tiene también su leyenda, la del Paraje de Fuentemayuel, en el cual, debajo de una piedra, mana una fuente que forma un pequeño estanque casi todo el año, llena de ranas y en el que beben muchos animales, según cuentan en la web del Ayuntamiento. Y en las proximidades de este entorno hay restos de cimientos de casas, tejas y cerámicas, algo que a los autóctonos les hace pensar que existió un pequeño pueblo con su historia, que es esta:
“Aquí una vez hubo un pueblo vecino nuestro en él llegó un día en el que se celebro una boda y a ella estaban invitados todos sus habitantes menos una pastora de ovejas. La pastora enojada metió zaramanquesas debajo de la piedra por la que mana la fuente, con el fin de envenenar el agua de la que beberían todos los invitados al banquete de esta manera el pueblo se quedó sin habitantes y desapareció”
Esto ha contribuido a la “leyenda” negra que tienen estos animales en Rioseco y el respeto y admiración a las zaramaquesas o salamanquesas en el municipio, un animal de colores llamativos muy habitual debajo de las piedras y sitios húmedos.
En Rioseco se suele decir que "si te pica una zaramanquesa coge la pala y vete a la iglesia”.
Tras la reconquista de la zona por los cristianos, Rioseco quedó adscrito como aldea al Alfoz de Calatañazor; de hecho el pueblo se llamó hasta mediado el siglo XX, Risoseco de Calatañazor.
Su principal fuente de ingresos tradicionalmente ha sido la agricultura, con el trigo, la cebada y el girasol como protagonistas, y la ganadería, sustentada en el pastoreo de ovejas y en la cría porcina.
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