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El desconocido pueblo de Ávila, situado en un valle y coronado por un castillo medieval

Ubicado a más de mil metros de altitud, es un destino que sorprende por su rico conjunto histórico y artístico

Conjunto patrimonial y medieval de Bonilla de la Sierra
Conjunto patrimonial y medieval de Bonilla de la SierraDiputación de Ávila

Se trata de uno de los pueblos con más encanto de la provincia de Ávila. De hecho cuenta con el marchamo de uno de "Los Pueblos Más Bonitos de España" desde 2019 siendo la primera localidad de esta provincia en contar con esta certificación. Un pueblo medieval, a más de mil metros de altitud, con un rico legado histórico y artístico, con mucha historia también, ya que llegó a ser residencia de obispos y reyes, Y todo ello cornado con uno de los castillos más bonitos que existen en España.

 

Nos estamos refiriendo a Bonilla de la Sierra, en la comarca de El Barco de Ávila-Piedrahíta y que se sitúa a escasos 64 kilómetros de la capital abulense y a unas dos horas de Madrid. El paisaje para llegar hasta este lugar es espectacular, donde las zonas montañosas son las más predominantes. El pueblo, en un precioso valle, se alza a 1079 metros sobre el nivel del mar.

Además, se trata de un lugar enigmático, ya que recientemente se han descubierto dos altares rupestres, cuya cronología se sitúa entre el año 5000 y el 1000 antes de Cristo. Dos santuarios rupestres que cuentan con escaleras talladas en la roca y que conducen a la parte alta de una piedra granítica.

En el año 1983, la villa fue declarada Conjunto Histórico-Artístico y es que sus atributos, para una localidad donde apenas moran 200 habitantes, bien merece una visita. Comenzamos por su castillo, en estado ruinoso, que se remonta al siglo XII y por donde pasaron destacados personajes de la historia de España. y utilizado como residencia de verano para obispos en el siglo XIX. Hoy es propiedad privada y se puede visitar, habiendo sido restaurada la torre principal.

Todavía se conservan frescos en él con temas caballerescos. Entre sus muros murió Alonso de Madrigal,“El Tostado”, consejero de Juan II, padre de Isabel la Católica, este le nombró, en un primer momento, canciller mayor y abad de la Colegiata de Valladolid y más adelante Obispo de Ávila, cargo que ocupó hasta su muerte. Bonilla fue el lugar elegido por este prelado para estudiar y escribir parte de su gran obra.

Juan II también moró entre los muros del castillo. Buscaba refugio en la Torre del Homenaje en 1440, de la mano del obispo Lope Barrientos, durante las disputas con los infantes de Aragón, en 1440.

Bonilla de la Sierra
Bonilla de la SierraIcalIcal

Adosado al castillo se encuentra la muralla, que contaba con cuatro puertas de acceso a la villa, y en los últimos años se han ido haciendo diferentes reformas para su restauración y consolidación.

Tampoco hay que perderse la Iglesia Colegiata de Santa María de Tours, una pequeña catedral del siglo XV donde destacan sus retablos, en especial el de estilo renacentista de la capilla de los Guzmanes. La ermita fue declarada BIC en su categoría de monumento en 1931.

Castillo de Bonilla de la Sierra
Castillo de Bonilla de la SierraDiputación de Ávila

También merece acercarse hasta el Puente de Chuy se encuentra al norte de la Villa, de estilo románico. Existen otros tesoros dignos de ver en la Villa, casas que mantienen su tipo de construcción con escudos heráldicos, o el suelo adoquinado del pueblo que nos recuerda como se construía en la Edad media.

Otro de sus encantos es el Pozo de Santa Bárbara, construido entre los siglos XII y XIII, con el fin de abastecer a la población de agua. Cuenta con dos aberturas. La más original, en un lateral, con escaleras cubiertas por ocho bovedillas adoveladas de medio punto. Por las escaleras, de las que se dice que hay tantas como frases tiene el credo, se puede llegar hasta el agua.

Y para acabar nuestro periplo, hay que acercarse hasta la Plaza Mayor, una plaza castellana en la que imperan las casonas solariegas Las casas cuentan con soportales en los que los comerciantes se instalaban para resguardarse del frío, el calor o la lluvia.

Y para reponer fuerzas, no hay que perderse la cocina tradicional de estas tierras, donde destaca la ternera de Ávila, el embutido, las patatas revolconas o los judiones, sin olvidar para los más golosos, las rosquillas, los mantecados o las perrunillas.

Un idílico lugar para conocer y descubrir. Y más en estos días de primavera.