Negro aniversario
Diez años de la muerte de seis mineros en el Pozo Emilio del Valle y sin sentencia judicial
Una bolsa de gas de unos 12.000 metros cúbicos se llevó por delante el futuro de estos trabajadores que no superaba ninguno los 45 años
José Antonio Blanco, Juan Carlos Pérez, Roberto Álvarez, Orlando González, José Luis Arias y Manuel Moure. Son los nombres propios de la última gran tragedia de la minería del carbón en la provincia leonesa. Los seis perdieron la vida el 28 de octubre de 2013, a causa de la acción del grisú, en el Pozo Emilio del Valle de la Hullera Vasco Leonesa, en Santa Lucía de Gordón.
Una bolsa de gas de unos 12.000 metros cúbicos -la superficie de casi cinco piscinas olímpicas- se llevó por delante el futuro de las víctimas (ninguno de los fallecidos superaba los 45 años) y dejó sumida en una profunda tristeza a toda la familia minera. La pena y el dolor también dejaron espacio a la indignación y la rabia de quienes reclamaban justicia por un suceso que consideraron evitable.
El pasado 30 de marzo concluía el juicio por un caso que ha sentado en el banquillo a 16 acusados de seis homicidios imprudentes y ocho delitos de lesiones imprudentes. Una jueza, un fiscal, una decena de abogados de la acusación y otros tantos de la defensa, más de 50 testigos y 25 peritos protagonizaron ocho semanas de largas y densas sesiones tras las que la magistrada debe determinar en su esperada sentencia las posibles responsabilidades sobre lo sucedido, inexistentes para unos y evidentes para otros.
El interrogante sigue abierto y los implicados aguardan el pronunciamiento que responda, desde el ámbito judicial, a la pregunta de si la mina, que dio a la Hullera Vasco Leonesa 120 años de historia y que vivió en el otoño de 2013 su postrera gran tragedia en la comarca de Gordón, se cobró ese cruel tributo a casi 700 metros de profundidad sin previo aviso o si se ignoraron las señales de alerta que dio.
Cuando ocurrió el accidente, la Hullera Vasco Leonesa contaba con 400 trabajadores de los 1.700 que llegaron a integrar la plantilla en sus mejores momentos. El tercer trimestre de ese fatídico 2013 la compañía arrojó un resultado de explotación negativo de 1,8 millones, según los datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Sucesivos vaivenes económicos y laborales, condicionados por la imparable evolución negativa del sector, a raíz de las políticas energéticas europeas y nacionales, derivaron en la espiral vertiginosa que llevó a la centenaria empresa, que este 2023 hubiera cumplido los 130 de existencia, a su desaparición tras uno de los episodios más lamentables de su trayectoria.
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