
Sociedad
La donación de sangre une generaciones
Un donante veterano y otro novel demuestran que la solidaridad burgalesa no tiene edad y animan a la población a dar un paso al frente y contribuir con este pequeño gesto que salva vidas

Con la Navidad a la vuelta de la esquina, Burgos vuelve a llevar la solidaridad por bandera y un año más podrá presumir de sus buenos resultados en donación de sangre. En 2023, y de acuerdo a los datos aportados por la Hermandad de Donantes de Sangre de Burgos, el recuento de donaciones fue de 21.473, y al año siguiente batió un récord sumando 22.146. Este 2025 se espera que la cifra vuelva a aumentar y a principios de diciembre ya se han contabilizado 120 donaciones más que el año pasado.
“Si este año pasamos de las 23.000 donaciones, sería para sentirnos orgullosos”, afirma el presidente de la Hermandad, Francisco del Amo, que lleva toda su vida comprometido con esta tarea y se muestra inmensamente orgulloso de la solidaridad que hay en Burgos. “La media nacional suele estar todos los años entre las 33 y las 35 donaciones por cada mil habitantes. En Burgos, en estos momentos hemos pasado de las 61 donaciones por cada mil habitantes”, explica, a la vez que asegura que este logro, aunque suene a “barbaridad”, para él es una cifra “preciosa”, porque da cuenta del inmenso corazón que tienen los burgaleses.
Francisco del Amo ha sido uno de los rostros más visibles de esta generosidad burgalesa, sin embargo, no es el único. A la suya se unen decenas de historias, y todas ellas merecen ser contadas. Otro veterano en la tarea es Alejandro Temiño, que a fecha de hoy lleva 362 donaciones en su cartilla.
La primera llegó casi de casualidad. El burgalés recuerda que, cuando era joven, tenía un familiar que pasaba largas temporadas ingresado en el antiguo Hospital de Burgos. Un recinto al que no era tan fácil acceder en aquel entonces, y por tanto, aquellos que querían visitar a un conocido, debían buscar alternativas para poder entrar. Una de ellas era hacerlo por la zona de Hematología. En cada visita, Alejandro pasaba frente a la sala de donantes y observaba a aquellos que acudían a dar sangre. Una imagen que despertó su curiosidad, y más aún con el ejemplo que tenía en su entorno, ya que su propio tío era donante habitual.
Estas dos imágenes se le quedaron en el recuerdo y cuando alcanzó la mayoría de edad se animó a donar por primera vez. Desde entonces, no ha dejado de hacerlo. Lo que para Alejandro comenzó como una coincidencia, hoy es un compromiso que renueva con cada extracción. “Ahora dono cada 15 días”, confirma a Ical.
Su compromiso va más allá de sus propias donaciones, y al igual que el gesto de su tío le inspiró hace años, Temiño también ha logrado que otras personas se sumen a la causa. En el trabajo, entre sus conocidos…etcétera ha ido animando a otros a dar este paso, y aunque no han sido muchos, cada nueva donación merece la pena.
Clara García, de 26 años, también tuvo un referente a la hora de iniciar su camino como donante. De pequeña, acompañaba a su madre a donar y cuando llegó su 18 cumpleaños no lo dudó ni un segundo. “Era algo a cumplir cuando llegaran los 18. El mismo día que los cumplí le dije a mi madre, llévame a donar. Era como un rito de iniciación”, explica.
Desde bien joven, su madre le había inculcado la importancia de donar, y cómo este pequeño gesto podía ayudar a muchas personas que lo estaban pasando mal. Ocho años después, contabiliza 22 donaciones, a las que se suman las de su mejor amiga, a la que logró convencer para que se uniese a la tarea y hoy acuden juntas a donar.
Una acción que demuestra que no solo los veteranos mantienen viva la tradición de donar sangre en Burgos. Pese a que el grueso de donantes se sitúa en el último tramo de edad (a partir de los 45 años), conviene destacar que los jóvenes también donan. Y así lo ponen en valor desde la Hermandad , que recientemente celebró en Cogollos (Burgos) la ceremonia de entrega de los Premios Castilla y León por la Vida, donde se reconoció la dedicación y el compromiso de aquellos que, a través de sus donaciones, no solo salvan vidas, sino que también promueven la importancia de la hemoterapia en esta región.
Estos premios distinguieron a seis donantes: un hombre y una mujer en tres franjas de edad distintas: 18-25 años, 26-45 años, y a partir de 46 años. Entre ellos se encontraba Clara García, un ejemplo de que la solidaridad no entiende de edades y que es posible llegar a los más jóvenes y lograr que donen.
Animar a la donación
Aunque donar sangre sigue generando cierto respeto o incluso miedo en algunas personas, ambos donantes coinciden en resaltar los aspectos positivos de esta acción. La satisfacción de ayudar a quienes lo necesitan y la sensación de formar parte de una cadena solidaria capaz de salvar vida es algo que ambos consideran muy gratificante, y que anima a dejar atrás el miedo al pinchazo.
Los testimonios de ambos muestran que donar sangre puede ser muy importante y que la cadena de compromiso sigue viva en Burgos, demostrando que cada pequeño gesto puede ser un gran regalo para aquellos que más lo necesitan.
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