Medio ambiente
Las garzas reproductoras se recuperan en Castilla y León
Se han contabilizado 240 parejas de ardeidas nidificando en 22 localidades y, por vez primera, se ha detectado la reproducción de la espátula común cerca del municipio salmantino de Sancti Spiritus
La Junta ha realizado el censo anual de las colonias de garzas reproductoras presentes en Castilla y León, y se han contabilizado 240 parejas de ardeidas nidificando en 22 localidades. De las nueve especies europeas de ardeidas, seis se reproducen habitualmente en Castilla y León. Salvo la garza imperial y el avetoro común, que prefiere instalar sus nidos sobre medios palustres, el resto de las especies (martinete, garceta común y garcilla bueyera) eligen, habitualmente, las copas de los árboles para criar.
Además, por primera vez se ha registrado la reproducción de la espátula común en la provincia de Salamanca, según informan fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio.
El pasado año se abordó el censo de las garzas coloniales más escasas y presentes como reproductoras habituales en Castilla y León: martinete común, garcilla bueyera, garceta común y garza imperial. Durante los trabajos de prospección y censo se tuvieron en cuenta las citas o localizaciones de reproductores o posibles reproductores del resto de especies que integran este grupo y afines, como es el caso de la espátula común. Aparte, se abordó el censo de avetoro en los humedales con presencia más regular en la comunidad durante los últimos años.
La especie más abundante fue el martinete común con 109 parejas repartidas en cinco colonias. Por otro lado, únicamente se han detectado cuatro parejas de garceta común en tres colonias de cría. Además, se contabilizaron 82 parejas de garza imperial en 16 localidades, y ocho parejas de garcilla bueyera en once colonias. Además, se detectó una nueva localidad de cría de espátula común con ocho parejas en la provincia de Salamanca.
Siete localidades concentran alrededor de dos tercios de las parejas reproductoras detectadas, siendo la primera colonia en importancia numérica la situada en el río Duero a su paso por la localidad Toro (Zamora) con 40 parejas de cuatro especies. La segunda de ellas se sitúa en el río Pisuerga cerca de la localidad de Dueñas (Palencia) con 35 parejas de una sola especie. La tercera colonia se localiza en el entorno del río Bernesga (León) con 35 parejas de dos especies.
La isla del puente de los Poetas, en el río Duero a su paso por la ciudad de Zamora, ocupa el cuarto puesto con 27 parejas de tres especies y, por último, la laguna de La Nava en Palencia con 24 ejemplares de un única especie.
Por provincias, en Burgos solamente se detectaron cuatro parejas de garza imperial en tres localidades, pero sin llegar a comprobar su reproducción; en León, 38 parejas de tres especies repartidas en dos localidades (17 de garcilla bueyera, 18 de martinete común y tres de garza imperial), y en Palencia, 66 parejas de dos especies repartidas en tres localidades (31 de garza imperial y 35 de martinete).
En Salamanca se contabilizaron 23 parejas de tres especies en cuatro localidades (cinco de garcilla bueyera, diez de garza imperial y ocho de espátula común); en Valladolid, 23 parejas de garza imperial repartidas en cuatro colonias. Por último, en Zamora se registraron 86 parejas de cuatro especies repartidas en seis localidades (56 de martinete, 15 de garcilla bueyera, 11 de garza imperial y cuatro de garceta común), mientras que en Ávila, Segovia y Soria no se localizaron parejas reproductoras de las especies de garzas objeto de seguimiento.
Espátula común
La espátula común se distribuye de manera discontinua por la mitad occidental de la península ibérica, según explicó Medio Ambiente, quien señaló que el núcleo reproductor principal está en el suroeste de Andalucía, con las colonias más importantes en el espacio natural de Doñana, el paraje natural de las Marismas del Odiel y el parque natural de la Bahía de Cádiz. Además, no es raro observar la especie durante la época de reproducción en humedales de toda España, debido al amplio rango de movimientos dispersivos y migratorios que tiene.
Las primeras observaciones de espátula común nidificando en Castilla y León se produjeron en el año 2006, cuando fue descubierta una pequeña población reproductora en una colonia de garzas reales en un pinar próximo al embalse de Rosarito, en el municipio de Candeleda (Ávila), contabilizándose cinco parejas que sacaron adelante 12 pollos.
En el año 2007 fueron seis parejas en esta misma localidad, sacando adelante un mínimo de 14 pollos. Esta colonia estuvo ocupada hasta el año 2015, cuando se trasladó a una cercana localización ya en la provincia de Toledo. Posteriormente, la especie se ha reproducido de forma dispersa en otras localidades de Castilla y León.
En el año 2016, se localizaron tres nuevas localidades de cría, dos en la provincia de Zamora y una en la provincia de Palencia. Por un lado, seis parejas criaron integradas en una colonia mixta de ardeidas junto con martinetes comunes, garcetas comunes, garcillas bueyeras y cormoranes grandes, sobre una sauceda, en una cola del embalse de Ricobayo (Zamora), logrando sacar adelante diez pollos entre cinco parejas. A las que hay que sumar otra pareja integrada en una colonia de garza real y cigüeña blanca en un pinar próximo a las lagunas de Villafáfila.
En Palencia, una pareja nidificó de forma aislada, en una isla formada en una gravera inundable en el municipio de Becerril de Campos, y que fracasó durante el proceso de incubación y finalmente, en el año 2019, se localizó una pareja, que inició la reproducción en unas graveras cercanas a la ciudad de Zamora.
Durante el censo nacional realizado en el año 2020 no se detectó ninguna pareja reproductora en las diferentes localidades muestreadas en Castilla y León, pero en 2022 se estimó un tamaño poblacional de ocho parejas reproductoras detectadas en una solo colonia de la provincia de Salamanca, cercana al municipio de Sancti Spiritus.
De la primera reproducción detectada en Castilla y León en el 2006 se ha pasado a media docena de localidades diferentes registradas hasta 2022, aunque solo alguna parece mostrar regularidad en el tiempo.
Garzas en Castilla y León
Los ríos y humedales de Castilla y León constituyen, según la Junta, una “amplia” red de ecosistemas que desempeñan un papel fundamental en la regulación de los procesos biológicos y geológicos de los lugares donde se asientan. Además, destacó que contribuyen “notablemente” a aumentar la diversidad biológica y paisajística de su entorno, constituyendo verdaderas islas biológicas como importante refugio para especies animales y vegetales.
Entre estas especies de animales destacan la familia de las garzas (Ardeidae), grupo de aves bastante uniforme, tanto morfológicamente (grandes patas, cuerpo esbelto, pico fuerte y aguzado y amplias y redondeadas alas), como en cuanto a sus pautas de comportamiento, ya que durante la primavera se concentran formando colonias de cría.
Las ardeidas forman una familia con representación regular en Castilla y León de ocho especies: el avetoro común (Botaurus stellaris), el avetorillo común (Ixobrychus minutus), el martinete común (Nyctycorax nycticorax), la garcilla bueyera (Bubulcus ibis), la garceta común (Egretta garzetta), la garceta grande (Ardea alba), la garza real (Ardea cinerea) y la garza imperial (Ardea purpurea), más una novena especie con presencia y reproducción accidental: la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides). Además, dos especies afines de otra familia muy cercana, Threskiornithidae, están también presentes: la espátula común (Platalea leucorodia), con presencia regular durante los pasos migratorios, y el morito común (Plegadis falcinellus) con presencia accidental, aunque progresivamente más habitual.
Este grupo de aves, debido a su íntima relación con los ecosistemas acuáticos, son indicadores del estado de salud de los mismos. Por esta razón, desde el año 2019, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio ha realizado el censo anual de las colonias de garzas reproductoras presentes en Castilla y León y su seguimiento a largo plazo representa una herramienta fundamental para establecer medidas adecuadas de gestión y conservación.
Este seguimiento anual permite obtener una imagen fija de cada una de las especies y poblaciones reproductoras a nivel regional, y contribuye a revelar la importancia que tienen las diferentes zonas húmedas de la comunidad para la reproducción de estas aves acuáticas.
El aspecto más relevante de este programa es su capacidad para proporcionar tendencias de poblaciones de aves, a medio y largo plazo, mediante la recogida de datos de forma estandarizada y periódica, es decir, con recuentos efectuados con la misma metodología y en los mismos sitios cada año. De esta forma, se dispone de información sobre la evolución de las poblaciones reproductoras y su estado de conservación, así como su distribución, teniendo en cuenta que esta información es crucial para su gestión y conservación.
Por último, este tipo de datos son necesarios para informar acerca del cumplimiento por parte de España de compromisos internacionales, tales como la Directiva de Aves, al tiempo que permite disponer de información aplicable a los compromisos estatales de seguimiento de especies incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y nutrir de información al Inventario Español del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.
Este seguimiento que está enmarcado dentro del Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en Castilla y León, y en el que participan agentes medioambientales, celadores de Medio Ambiente y técnicos de los Servicios Territoriales de Medio Ambiente, junto con el apoyo de personal técnico de la Fundación del Patrimonio Natural.
Monitorización
En el marco de la planificación y la gestión de los lugares incluidos en la Red Natura 2000, se viene desarrollando el Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en Castilla y León, que aborda principalmente el seguimiento y evaluación del estado de conservación de los hábitats de interés comunitario y las especies incluidas en el anexo I de la Directiva Aves, anexos II, IV y V de la Directiva Hábitats, el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y en el Catálogo Español de Especies Amenazadas. El número total de especies objeto de seguimiento se sitúa en 323 taxones de fauna en Castilla y León, lo que da idea de la magnitud del programa regional de seguimiento de fauna protegida.
Durante el próximo año 2024 la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla y León continuará con el trabajo de seguimiento de los siguientes grupos de especies: aves acuáticas (invernantes y migradoras), ardeidas (garzas y especies afines), aves galliformes (urogallo cantábrico y perdiz pardilla) aves forestales amenazadas (águila imperial ibérica, cigüeña negra, buitre negro y milano real reproductor e invernante), aves esteparias (avutarda, ganga ibérica y ganga ortega, sisón, aguilucho cenizo, aguilucho pálido y cernícalo primilla), aves rapaces rupícolas (águila perdicera, buitre leonado, alimoche, águila real y halcón peregrino), aves rapaces diurnas no amenazadas, mesomamíferos carnívoros, oso pardo cantábrico, lobo ibérico y cangrejo de río.
El seguimiento del estado de conservación de las diferentes especies que habitan en Castilla y León es necesario para dar respuesta a las obligaciones comunitarias derivadas de las directivas Hábitats y Aves, que obligan a los países miembros a informar cada seis años a la Comisión de la Unión Europea sobre el estado de conservación de los taxones de interés comunitario incluidos en los anexos de la Directiva Hábitats y sobe todas las especies de aves silvestres de presencia regular en cada país miembro.
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