
Incendios
Los incendios trastocan el hábitat y las rutinas alimenticias del oso pardo en la Cordillera Cantábrica
El “corazón de los osos”, en la zona de Resoba (Palencia), arde y modifica la vida de los plantígrados, que “comerán lo que puedan encontrar en zonas a salvo del fuego”

Begoña Almeida, trabajadora de la Fundación Oso Pardo en un lugar tan idílico como la Montaña Palentina, se encuentra estos días desolada, como todos sus vecinos de la comarca del norte de la provincia, entre Cervera de Pisuerga y Guardo, donde los incendios han asolado parte de su territorio y se han llevado también sus ilusiones en forma de terreno calcinado e incluso viviendas, como en San Pedro de Cansoles.
Ella, además, está afectada por toda la fauna de la Montaña Palentina, principalmente por la joya de la corona, el oso pardo, que contabiliza cerca de 370 ejemplares de este plantígrado en toda la Cordillera Cantábrica. En Resoba, donde se declaró un incendio el 10 de agosto y que llegó a alcanzar el nivel 2 del Índice de Gravedad Potencial (IGR), se encuentra el “corazón de los osos”, donde los expertos en el animal aún no han podido acceder porque existen restricciones de circulación por algunas de las carreteras, como sucede también en Guardo con el incendio que empezó en Canalejas (León), y a pesar de su mejoría ya decretada por la Junta.
“Ahora tienen que hacer una valoración e investigación del incendio, aunque todavía no está controlado y se observan de vez en cuando turberas en la zona”, señala Almeida, en declaraciones a Ical y en relación al fuego de Resoba. Por allí, en zonas sin determinar, estarán campeando los osos pardos, que “han perdido su hábitat y comida”, alimentación basada sobre todo en frutos del bosque que han desaparecido por allí por donde han transitado las llamas, como ha ocurrido también en los fuegos declarados en Brañosera y en Barniedo de la Reina, en los Picos de Europa leoneses, otro de los enclaves oseros de la Cantábrica.
“La gente de la zona estamos bastantes tocados por esta ola de incendios. Se han llevado mucho de nosotros”, comenta Almeida, que en el caso de los osos pardos, vaticina que “se habrán quedado alrededor e irán comiendo lo que vayan encontrando en estas zonas, como el resto de animales”. Será más adelante, señala, cuando se puedan internar por esta área para intentar dar con los animales y analizar lo que se encuentran, si han podido salvarse o si hallan algún cadáver.
Por el momento, la investigación apunta a un rayo como origen del fuego, si bien esta trabajadora de la Fundación Oso Pardo señala que “no se puede asegurar y hay que investigar”. Los expertos vaticinan que el hábitat de este tipo de especies requieren más de siete años para restablecerse de los incendios.
✕
Accede a tu cuenta para comentar