Cultura

Javier del Valle rescata en 'Bellas y desconocidas' la epopeya olvidada de las mujeres que salvaron Palencia en 1388

El profesor y médico palentino convierte su exitosa obra de teatro escolar en una novela histórica que da voz a las panaderas, tejedoras y madres anónimas que defendieron la ciudad del Duque de Lancaster

Javier del Valle rescata en 'Bellas y desconocidas'
Javier del Valle rescata en 'Bellas y desconocidas' Lucía Burón/Ical

En pocos días, el 11 de diciembre en el Casino de Palencia y el 20 en Astudillo, se presentará ‘Bellas y desconocidas’, la primera novela histórica del profesor y médico palentino Javier del Valle. Alrededor de 160 páginas que nacieron de una obra de teatro escolar y que terminaron convirtiéndose en un canto a las mujeres que, en el año 1388, impidieron que el Duque de Lancaster tomara la ciudad y, con ella, quizá el trono de Castilla.

No es una historia de princesas ni de damas de alta alcurnia. Es la crónica novelada de panaderas, hilanderas, ganaderas, taberneras y madres que, mientras los varones combatían en la guerra civil entre Pedro I y Enrique de Trastámara, se quedaron solas al cargo de Palencia. Cuando las tropas anglo-portuguesas de Juan de Gante pusieron sitio a las murallas, ellas –según la tradición– subieron a defenderlas con lo que tenían a mano: piedras, agua hirviendo y una determinación que obligó al duque a levantar el campamento. En agradecimiento, Juan I concedió a todas las mujeres nacidas en la ciudad el privilegio de lucir la banda dorada en el traje regional, distinción que aún hoy se conserva.

Ese es el núcleo histórico. Pero Javier del Valle (Palencia, 1966), profesor de Biología en el Colegio La Salle y durante años director del mismo centro, ha querido ir mucho más allá del episodio bélico. “Me preocupaba que los chicos y chicas de Palencia desconozcan sus raíces y sientan que fuera hay algo mejor”, explica. “El año pasado montamos una obra de teatro sobre la banda dorada con el grupo escolar. Tuvimos doce representaciones y un éxito que no esperábamos. Pero el teatro es efímero y pensé que tenía que escribirlo para que no se perdiera”, explica a Ical el autor.

El resultado es una novela costumbrista y épica a partes iguales. Bellas y desconocidas transcurre en los últimos meses de 1388, cuando la guerra civil toca a su fin y Palencia vive bajo señorío episcopal. En paralelo a los grandes acontecimientos -el frustrado asalto de Lancaster, la boda en la catedral inacabada de los primeros Príncipes de Asturias (el futuro Enrique III y Catalina de Lancaster)- Del Valle reconstruye con minuciosidad la vida cotidiana de la baja Edad Media.

Hay capítulos dedicados a la matanza del cerdo, al cardado e hilado de la lana, a la elaboración del pan en los hornos comunales, al cuidado de las vacas y las ovejas, a la fabricación de velas de sebo o a la construcción -piedra a piedra- del actual templo gótico de la Catedral, que por entonces apenas levantaba sus primeros pilares. “Quería que el lector oliera el humo de las chimeneas, escuchara el golpe del mazo en el telar y sintiera el frío del Carrión en invierno”, reconoce el autor.

Las protagonistas no tienen nombre en los documentos históricos. A través de ellas asistimos al día a día de una ciudad que, aunque provinciana, era paso obligado de caminos y mercaderes. “La historiografía tradicional ha silenciado sistemáticamente la memoria femenina”, afirma Del Valle. “Nos quedamos con los reyes, los nobles y los obispos, pero la ciudad funcionaba porque alguien amasaba el pan a las cuatro de la mañana, alguien curaba a los enfermos de peste y alguien defendía las murallas cuando llegaban los soldados. Y ese alguien, en 1388, fueron mayoritariamente mujeres”.

La novela también viaja hasta Astudillo. Dos capítulos narran la fundación del convento de Santa Clara y la construcción del palacio que Pedro I mandó levantar para María de Padilla, su amante más querida. “María de Padilla pidió al papa licencia para fundar un monasterio donde expiar –según dicen– su vida pecadora. El palacio que Pedro I le regaló en Astudillo reproduce a pequeña escala la fachada del monasterio de Tordesillas, donde ella dio a luz a sus últimos hijos. Todas esas conexiones dinásticas acaban confluyendo en Palencia con la boda de 1388”, explica el autor.

Médico de formación, Del Valle ejerció varios años antes de dedicarse a la docencia. Reconoce que escribir novela histórica le ha supuesto “mucho vértigo”. “Para la obra de teatro ya reuní unas cien páginas de documentación. Luego tocó sintetizar, ordenar y, sobre todo, hacer que la historia fuera atractiva. He reescrito capítulos enteros diez veces porque no fluían. El teatro perdona más; la novela no”.

El libro, editado por Menoscuarto, lleva en portada una fotografía nocturna de la fachada de la catedral reflejada en un charco. “Es un guiño doble”, sonríe el autor. “La catedral es la gran bella desconocida de España y las mujeres de 1388 son las bellas desconocidas de nuestra historia local”.

Del Valle confiesa haberse sentido arropado durante todo el proceso. Amigos historiadores le corrigieron detalles y filólogos revisaron el texto. La casualidad o causalidad, ha querido que esta novela coincida en el tiempo con un juego de mesa sobre la mujer palentina y la historia sobre las bandas doradas que el periodista y profesor Víctor Calzada se encuentra desarrollando en estos momentos y que recientemente hablaba para Ical sobre ese proceso. “No nos conocemos en persona, pero parece que llevemos toda la vida hablando del mismo tema”, ríe.

Javier del Valle espera que esta novela llegue al corazón de los palentinos y espera que se enamoren un poco más “de nuestra ciudad. Palencia es un lugar extraordinario para vivir y criar hijos, pero a veces no lo valoramos. Si esta novela sirve para que miremos con orgullo lo que fuimos -y lo que seguimos siendo gracias a nuestras gentes-, me daré por satisfecho”.

El 11 de diciembre, la periodista Natalia Aguado presentará la novela en el Salón de Actos del Casino de Palencia. Nueve días después, el libro viajará a Astudillo. Dos citas para recordar que, hace más de seiscientos años, un puñado de mujeres anónimas escribieron con su coraje una de las páginas más hermosas –y menos contadas– de la historia de Castilla y es que la historia con mayúsculas, también la escriben autores anónimas, mujeres que defendieron su ciudad desde lo alto de una muralla, una historia que se sigue transmitiendo de boca en boca, de novela en novela e incluso de juego en juego a través de las nuevas generaciones.