Efemérides

Jiménez Lozano dilata su voz crítica y avisadora a los tres años de su muerte

La Fundación Jorge Guillén ha editado ya dos volúmenes de las Obras Completas que reunirá en los próximos años hasta ochenta libros "de mucha enjundia" del universal escritor, ensayista y poeta abulense

José Jiménez Lozano
José Jiménez LozanolarazonLa Razón

En su oda al humanista Francisco Giner de los Ríos, Antonio Machado ya lo echaba de menos a los tres días de su muerte en 1915. La misma cifra, pero en años, hace ya que falleció el narrador y ensayista José Jiménez Lozano, dueño de una voz irónica y avisadora, agigantada ahora con nuevos títulos.

El mismo fulgor que impulsó a Machado a escribir "la luz de esta mañana/ me dijo: Van tres días/ que mi hermano Francisco (Giner) no trabaja", es el que el ensayista Gabriel Albiac ha vislumbrado en la escritura de Jiménez Lozano: "El arte de descubrir la luz del mundo" dentro de una obra de una "amplitud y rigor pasmosos".

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Lo explica Albiac en el prólogo a los dos primeros volúmenes de la Obras Completas del narrador abulense, recién editados por la Fundación Jorge Guillén y punto de partida de una colección de trece unidades que durante los próximos años recopilará toda la producción del autor de "El mudejarillo", en torno a ochenta libros.

Recogen estos dos primeros volúmenes los nueve diarios publicados entre "Los tres cuadernos rojos" (1985) y "Evocaciones y presencias" (2020), más de un millar de páginas donde "todo va pasando ante el testigo que los anota: los hombres como las cosas, la belleza de los paisajes", y todo ello "visto desde su geografía interior de un pueblo de Castilla" porque "no hubo nunca en sus libros discontinuidad entre ver y escribir", según anota el prologuista.

La obra de Jiménez Lozano (1930-2020), galardonada entre otros con el Premio Cervantes (2002), el Nacional de las Letras (1992) y el de la Crítica (1989), "es de una vigencia total y absoluta", explica por su parte a EFE el poeta Antonio Piedra, coordinador de unas Obras Completas que este mismo año se nutrirán con "tres tomos más con sus ensayos".

Es realmente "una obra de una gran contundencia, con una mirada crítica y filosófica muy marcada que intenta trasladar al lector con apuestas evidentes: la de avivar una conciencia sobre todo lo que sucede en política, pensamiento, sociedad y religión", ha añadido Piedra, responsable en cierto modo de que Jiménez Lozano desvelara públicamente su faceta poética.

Poeta por accidente

"No quería, jamás quiso, pero un día se le ocurrió cometer el 'error' de darme un manuscrito para ver qué me parecía", ha evocado acerca de "Tantas devastaciones" (1992), editado por la Fundación Jorge Guillén y eslabón inicial de una obra poética que acaba de crecer con un nuevo título, "Esperas y esperanzas" (Pre-Textos).

"Toda su poesía guarda un paralelismo con su obra en prosa, habla de lo mismo, en concreto sobre una conciencia de la belleza", como se aprecia en este poemario póstumo que Jiménez Lozano entregó poco antes de fallecer en Valladolid, el 9 de marzo de 2020, días antes de la irrupción oficial de la pandemia.

Obra sorprendente

Para el novelista Gustavo Martín Garzo, lector y amigo suyo, "fue un grandísimo poeta, un hombre extraordinariamente culto, un humanista que dejó una obra sorprendente porque no pertenecía a ninguna época, con un pensamiento anclado en la tradición y su personal mirada sobre el mundo y las cosas", explica.

Al igual que Machado (.."ni está el mañana -ni el ayer- escrito!"), Jiménez Lozano "defendió ese mundo que los hombres habían levantado durante los tiempos", convencido de que era algo que "no estaba tan pasado", y que el mundo aún no estaba completado, de ahí esa espera y esperanzas que titulan estos sesenta poemas breves que en cierto modo resumen todo su pensamiento, ha añadido.

"La esperanza era clave en él porque en el fondo pensaba que en el mundo no está todo decidido, que aún cabe mejorar cosas, vivir con más plenitud e intensidad y con la presencia de los otros: es la obra de un gran humanista", ha glosado Martín Garzo antes de recordar alguna de las claves de su poética.

Es la búsqueda "de los restos perdidos del paraíso a través de su amor por las cosas más simples de la vida: la naturaleza, los pájaros, un mundo que conserva las huellas de lo paradisíaco, no contaminado por la ambición y agresividad de los hombres", ha continuado.

"Esperas y esperanzas" compendia los muchos temas que trató, desde la naturaleza y su celebración hasta la "ironía satírica" que empleó para criticar asuntos de actualidad y de largo recorrido como los dos totalitarismos del siglo XX y sus consecuencias en los tiempos que corren: "De Darwin a Kolymá y a Auschswitz/ la distancia más corta/ es una línea recta de alambrada" ("Geometría").

Para el poeta Fermín Herrero, la poesía de Jiménez Lozano evolucionó "desde una forma más narrativa y pegada al tiempo y la historia, hasta una más esencialista y de aire oriental mediante la búsqueda de los mínimo esencial", como se aprecia en "Tenderete matutino": "MIRA atentamente/ las joyas que la mañana te presenta,/ y guarda alguna en tu memoria porque,/ no volverás verlas./ Nunca".

Uno de los hijos del escritor, Ángel José, destaca la satisfacción de todos por el arranque de unas Obras Completas que reunirá en los próximos años hasta ochenta libros "de mucha enjundia", el último de ellos este poemario que ha cuidado y revisado Javier Jiménez Vicente, otro de los hijos de Jiménez Lozano y Dora Vicente