Sanidad

La Medicina: Asunto de todos

"Son médicos y personal sanitario cuyo trabajo se caracteriza por la empatía, la eficacia a la hora de aliviar el dolor y la cercanía afectiva"

Médicos de Castilla y León
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Como personas y como sociedad, estamos llamados a defender valientemente la dignidad de cualquier ser humano, en todas las etapas y circunstancias de su existencia, con principios éticos sólidos, para evitar injusticias en el derecho a la vida y a la salud. Lo ha vuelto a recordar esta semana el Papa. Para León XIV hay que evitar esa perversa manipulación que convierte a las personas, cuando están enfermas, en fuente de especulación dineraria o meras estadísticas. Dice el Papa, que solamente hay una manera de evitarlo: "cambiar nuestra mirada y percibir el valor humano con una visión amplia".

Un mirar holgado, "que nunca se debe desligar del trato cercano, de la caricia, del reconocimiento de la persona concreta, en su fragilidad y en su integridad". Añade el Papa: "hemos de mirar como mira Dios". Pero es que España ha sido pionera en esto, como en tantas cosas, con valiosos médicos humanistas a lo largo de los años, que nos recuerdan lo que verdaderamente importa: hasta qué punto estamos llamados a no desligar nada, en nuestra existencia, del derecho a la vida.

Algo que significa anteponer la persona a los intereses económicos o cualquier otro, evitar el afán desmedido de lucro y ser pacientes, comprensivos y solidarios. Por suerte, todavía hoy, nuestro Sistema Nacional de Salud, dispone de estupendos profesionales que entienden su trabajo desde una comprensión completa del ser humano; capaces de combinar la ciencia médica, la dignidad humana, la compasión y el respeto a los valores, con las circunstancias del paciente.

Son médicos y personal sanitario cuyo trabajo se caracteriza por la empatía, la eficacia a la hora de aliviar el dolor y la cercanía afectiva. Este es un tesoro que debemos defender con uñas y dientes. La sensibilidad para ponerse en la piel del paciente, debe seguir presidiendo la enseñanza de la medicina. La diferencia entre un médico que escucha y trata de comprender a la persona que tiene delante, más allá del diagnóstico, y el que se apoya sólo en aspectos técnicos, y conocimientos librescos, es abismal.

Afortunadamente, la inmensa mayoría de nuestros médicos de familia, especialistas y personal de enfermería, son muy conscientes de que tienen delante a alguien frágil y tratan tenazmente de aliviarle y de sanarle. Algo que no sucede en la Sanidad pública y privada de todos los países. Nuestros profesionales de la Sanidad pública ejercen una buena praxis, razón por la que debemos escucharlos, atenderlos y cuidarlos.

Compaginar la sólida preparación profesional con una vocación humanística y retribuirles en tiempo y forma, debería ser prioritario, ante el avance de las nuevas tecnologías, la inteligencia artificial y otros progresos puramente técnicos. No podemos olvidar que la medicina es una profesión milenaria que, desde Hipócrates, hace más de 2500 años, se basa en una relación humana entre el profesional y el paciente. Algo en lo que nunca se insistirá bastante. Lograr que nuestra medicina esté reconocida como merece y no de la espalda a lo más humano, debería ser prioridad no sólo de médicos y sanitarios, sino de todos.