
Medio Ambiente
Ojo si vas a Soria: Te puedes encontrar con estas dos especies de víboras
La provincia soriana es uno de los mayores reservorios de ambas especies en España

Soria se ha convertido en un paraíso natural. Eso incluye una naturaleza exuberante, pero también la aparición de especies animales. Entre ellas dos clases de víbora, siendo esta provincia uno de los mayores reservorios de víbora hocicuda y víbora áspid.
En Soria, la víbora áspid se encuentra principalmente en la zona norte, incluyendo áreas como Vinuesa, Almarza, Tierras Altas, Urbión, y Cebollera. La víbora hocicuda, por otro lado, se distribuye por el resto de la provincia, y también puede ser vista en zonas como el paseo junto al río Duero.
La Víbora áspid (Vipera aspis) prefiere hábitats boscosos y zonas rocosas y es una especie que se ha adaptado a climas más fríos y húmedos, mientras que la hocicuda es más común en áreas con matorrales y zonas pedregosas, y puede encontrarse en altitudes de hasta 1800 metros.
Los adultos tienen una longitud de por lo menos 60 centímetros mientras, pudiendo alcanzar los machos hasta los 85 centímetros Su cabeza suele ser ancha, triangular mientras que las escamas del cuerpo son grisáceas o amarillas, doradas o cúpreas, con manchas negras o verdosas.
¿Y qué pasa si te muerde? Pues su mordedura es bastante dolorosa y si no se trata de inmediato puede causar serios daños incluso la muerte. Sus síntomas incluye la rápida aparición de dolor agudo, seguido por un edema y que puede derivar en una necrosis hemorrágica.

Si hablamos de la víbora hocicuda, ésta pueda alcanzar los 70 centímetro de longitud, y es la más frecuente en toda la península ibérica. Es la que cuenta con el veneno menos tóxico de las tres que hay en España y aunque su mordedura no es mortal, se necesita asistencia sanitaria de inmediato. Tiene las pupilas elípticas y la cabeza, a diferencia de los colúbridos, está recubierta de pequeñas escamas, salvo las supra-oculares, que están muy desarrolladas, lo que hace que destaquen ostensiblemente como si fuera una ceja.
Su mordedura se puede dar con más facilidad en otoño, dado que en esta época tiene la costumbre de trepar a los arbustos de uno o dos metros de altura, lo cual convierte su mordida en muy peligrosa, porque puede afectar a la cara o el cuello de una persona.
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