Cultura

El pequeño pueblo que presume de tener el puente medieval más largo del Camino de Santiago

Fue construido en el siglo XIII como parte de la antigua calzada romana que conectaba Legio y Asturia Augusta

Peregrinos en el puente medieval de Hospital de Órbigo
Peregrinos en el puente medieval de Hospital de ÓrbigoIcalIcal

El Camino de Santiago se ha convertido en la principal ruta de Europa. Y los muchos kilómetros con los que consta este recorrido hasta Santiago de Compostela aguarda numerosos monumentos que hacen las delicias de los miles de peregrinos que lo recorren cada año. Es el caso del pequeño pueblo, de menos de 1.000 habitantes, que es paso obligado de la Ruta Jacobea, y que cuenta con el puente medieval más largo de todo el recorrido.

El Camino de Santiago ha sido, y sigue siendo, sin duda, la ruta más antigua, más concurrida y más celebrada del viejo continente. Santiago también ha compartido la atracción de los caminantes y andadores de todos los tiempos pero, además, ha creado una ruta, ha hecho un Camino. A Santiago y a Galicia se puede llegar de muchas maneras. Pero la mejor forma de ir es por el Camino de Santiago.

Su historia comienza en el siglo IX con el hallazgo en el año 823 de los restos del apóstol y, a partir de ahí, se fueron creando diversas rutas desde diferentes puntos de Europa para llegar a Santiago. El rey Alfonso II el Casto fue el primer peregrino conocido, viajando desde Oviedo para visitar el lugar.

Santiago se consolida rápidamente como centro de peregrinación internacional entre los siglos XI y XIII. Gracias a una unión de fuerzas e intereses que, a favor de Compostela, llevaron a cabo los principales centros de poder occidental: la Corona (desde Alfonso II a Alfonso VII o Sancho Ramírez), el papado (Calixto II o Alejandro III) y las órdenes monacales (las abadías de Cluny y el Císter). Así escribirá el Camino su historia milenaria.

La acogida al peregrino constituye uno de los aspectos fundamentales de la experiencia del Camino desde la Edad Media. Un servicio permanente de ayuda sanitaria y espiritual que fue organizado desde las diversas instituciones, desde la Corona y la Iglesia hasta el propio pueblo. Fue crucial la fundación de hospitales dedicados a atender las necesidades espirituales, materiales y sanitarias del creciente número de peregrinos que se dirigían a Santiago.

En el siglo XVI el Camino de Santiago vivirá una profunda crisis, motivada por varias razones. En primer lugar influyó negativamente la sensibilidad de los intelectuales humanistas, que partían de la crítica irónica que Erasmo de Rotterdam dedicó al tema de la peregrinación. Una crítica que se endurece con Lutero. La Reforma protestante y las guerras de religión en los territorios alemanes y en Francia restarán muchos peregrinos al Camino. Con la guerra abierta entre la España imperial de Carlos V y Francia, esta situación de fractura se mantiene, y todavía es peor en tiempos de Felipe II, con el cierre de fronteras para evitar la entrada del luteranismo en sus reinos.

La Inquisición también constituye un problema en el XVI, pues sus sospechas afectaban a todo extranjero, incluso a los peregrinos jacobeos, algunos de ellos acusados de espionaje. En mayo de 1589, ante el temor de un ataque a Compostela por parte de los ingleses de Francis Drake, cuyos barcos atacaban A Coruña, el arzobispo Juan de Sanclemente ordenó la ocultación del cuerpo del apóstol dentro del recinto del presbiterio de la catedral. Su exacto paradero sería desconocido durante varios siglos, hasta 1879, año del Segundo Descubrimiento de los restos apostólicos.

El Camino de Santiago tendrá un nuevo repunte en las décadas finales de la centuria y a comienzos del siglo XX, sobre todo gracias a la acción pastoral de los arzobispos Payá y Martín de Herrera. En los años 50 y 60 comenzó tímidamente la recuperación, con la creación de las primeras asociaciones jacobeas de París (1950) y Estella (1963), y la celebración de los años santos 1965 y 1971. El impulso definitivo llegará a partir de 1982 con la peregrinación del papa Juan Pablo II y su discurso europeísta en el altar mayor de la catedral de Santiago.

Las primeras décadas del siglo XXI la peregrinación jacobea es, más que nunca, un fenómeno transversal: por una parte, espiritual y ecuménico, también abierto al conocimiento, a la amistad y la comprensión mutua. Un Camino cuyos peregrinos cuentan además con la vivencia del paisaje, la historia, la cultura compartida y la solidaridad. El peregrino se encuentra hoy con un espacio considerado sagrado durante siglos: el propio Camino de Santiago; una geografía sacralizada que es también itinerario histórico y cultural.

Puente del Paso Honroso

Pues en todos los kilómetros que hay durante el recorrido hay que sortear muchos ríos. Por este motivo se consideraron fundamental la construcción de puentes medievales, y el más largo de toda la ruta, es el del pueblo leonés de Hospital de Órbigo. El Puente del Paso Honroso, que es como se le denomina, cuenta con casi 300 metros de largo, cruza el río Órbigo desde hace siglos, los que permite a los viajeros, la mayoría peregrinos, acceder hasta la villa.

El monumento fue construido en el siglo XIII como parte de la antigua calzada romana que conectaba Legio (León) y Asturica Augusta (Astorga). Este puente, que cuenta con 20 luces de arco, ha sido testigo de la historia, sirviendo como paso fundamental en el Camino de Santiago y como escenario de episodios legendarios.

A lo largo de los siglos, el puente ha sido objeto de múltiples restauraciones que han garantizado su conservación. En 1939 fue declarado Monumento Histórico-Artístico, lo que lo incluyó en la categoría de Bien de Interés Cultural. Esta protección asegura su preservación como patrimonio arquitectónico y cultural de España.

El puente es una parada obligada para los peregrinos que recorren el Camino de Santiago Francés en la ruta leonesa. Su ubicación estratégica y su historia lo convierten en un punto de interés tanto para turistas como para devotos que buscan explorar los hitos culturales del Camino.

Justas Medievales

Sin embargo, este puente no solo destaca por su arquitectura y extensión sino también por su papel en una de las batallas más conocidas del siglo XV. Cuenta la leyenda que en enero de 1434 Don Suero de Quiñones solicitó del Rey Juan II permiso para celebrar un torneo. Enamorado de doña Leonor de Tovar, don Suero penaba su amor con ayuno y sosteniendo cada jueves de su cuello una pesada argolla. Para ganar la admiración de la dama desafió a todos los caballeros que osaran venir a luchar al Puente del Órbigo, prometiendo tronchar hasta 300 lanzas. Del 9 de julio al 10 de agosto de 1434, Año Jacobeo, se celebró el torneo y se rompieron 166 lanzas. Un año más tarde se casó Don Suero con Doña Leonor y 24 años después uno de los caballeros derrotado en las justas acabaría con la vida de Don Suero.

Como recuerdo de este hecho de armas, que tanto aplaudió Don Quijote, en los cubos del Puente se han colocado dos monolitos con la historia del Paso y los nombres de los diez campeones. Aquel torneo fue conocido como El Passo Honroso y fue narrado y cantado por muchos poetas de la época. El notario real Pero Rodríguez de Lena dejó por escrito una crónica del hecho.

Justas Medievales de Hospital de Órbigo
Justas Medievales de Hospital de ÓrbigoCampilloIcal

Desde 1997 el primer fin de semana de junio, Hospital de Orbigo celebra sus justas medievales del paso honroso, en recuerdo de aquella hazaña y como atracción turística declarada Fiesta de Interés Turístico Regional. Miles de damas, caballeros, mercaderes, campesinos, reyes, brujas, bufones, monjes, mesoneros… todos ellos ataviados con sus mejores trajes, escudos, espadas y música, llenan las calles de la villa adornada con pendones, banderas, mercado y mesones. La fiesta culmina en la tarde del domingo con el Gran Torneo en el palenque donde hacen su aparición los caballeros con sus damas y escuderos para enfrentar sus lanzas a lomos de sus corceles, recreando la victoria del hijo del Conde de Quiñones.

Gastronomía

Como en todas las ciudades y pueblos de Castilla y León la gastronomía es de la mejores de España. Pero la peculiaridad con la que cuenta Hospital de Órbigo es que además de disfrutar de la carne de la zona, la reina gastronómica de este pueblo es la trucha, que incluso cuenta con su propia receta y se puede degustar con jamón, en sopa o escabechada.