Sociedad
San Quirce y Santa Julita, de convento medieval a residencia de vanguardia
CleceVitam celebra una semana de puertas abiertas en el renovado edificio vallisoletano con una exposición sobre su papel a lo largo de la historia
Hace casi 800 años, en 1256, un grupo de religiosas fundaron en Valladolid el convento de San Quirce y Santa Julita fuera de lo que era aquel entonces la ciudad. No obstante, durante la primera guerra civil castellana (1351-1369), debido a los conflictos sostenidos entre el rey de Castilla, Don Pedro I, y su hermano Don Enrique, decidieron instalarse entre la población.
Las generosas aportaciones de Teresa Gil, María de Molina y el obispo de Palencia hicieron posible la edificación del monasterio en su emplazamiento actual, en la Plaza de la Trinidad, que fue testigo de la conversión de estas religiosas a la clausura no sin antes oponer resistencia durante más de un año. Finalmente, en 1463 el Papa Pio II acabó con la disputa mediante dos bulas que hicieron huir a la abadesa y a unas pocas de sus religiosas, quedando el convento sujeto al monasterio de San Benito el Real hasta 1632.
Durante estos años el Imperio español alcanzó su máximo apogeo y Valladolid se convirtió en su capital bajo el reinado de Felipe III quien, junto con su esposa Doña Margarita, acudía con frecuencia hasta este lugar sagrado para conversar con las monjas. De hecho, en 1621 se aprobaron las obras de renovación del mismo entre las que se incluía el “pasadizo de Su Majestad” que comunicaría el Palacio Real (actual Capitanía General) con la iglesia conventual.
No obstante, el desbordamiento del Pisuerga de 1636 afectó gravemente a San Quirce y Santa Julita obligando a reconstruir el edificio. Hubo que esperar hasta 1970 para ver cambios en el convento, cuando se decidió reedificarlo debido a su mal estado, sobreviviendo de nuevo el coro y la iglesia y en la parte interior, casi invisible, el desconocido edificio de las Donas, utilizado durante siglos como alojamiento para señoras nobles o adineradas.
Adiós a un edificio histórico, hola al envejecimiento activo
La falta de vocaciones fue mermando la población del convento hasta que en 2016 quedaban en él, únicamente, tres hermanas cistercienses que terminaron trasladándose a las Huelgas Reales, dejando atrás un edificio histórico que ya no se encontraba en condiciones para ser habitado como lo estuvo siglos atrás.
Sin embargo, su excelente ubicación y su relevancia a lo largo del tiempo llamaron la atención de la empresa CleceVitam que solicitó a Patrimonio la puesta en valor del convento mediante la creación de una residencia para personas mayores: CleceVitam San Quirce.
El derribo del antiguo edificio de ladrillo permitió localizar restos del convento original y sobre él hoy se erige un nuevo espacio acondicionado como centro residencial. Por otro lado, se llevó a cabo la rehabilitación del edificio de las Donas (siglo XVII) sin intervenir en la iglesia, protegida, y prestando atención a los elementos históricos existentes para permitir su disfrute. De este modo se ha conseguido devolver el uso residencial que siempre tuvo a uno de los edificios más relevantes de la ciudad.
Semana de puertas abiertas
La apertura de CleceVitam San Quirce está prevista para el 2 de mayo. Asimismo, el centro celebrará del 17 al 21 de abril una semana de puertas abiertas con actividades en horario de mañana para diferentes colectivos del sector de los cuidados así como entidades sociales, vecinos y miembros de la Iglesia. Además, todo aquel que desee conocer la residencia podrá acudir durante esos días, de 16,00 a 19,00 horas, para ver el centro y disfrutar de la exposición “Recuperación, puesta en uso y valor del antiguo convento de San Quirce y Santa Julita”.
Atención especializada
Con esta serán ya cuatro las residencias con las que cuenta CleceVitam en la ciudad. Como en CleceVitam Patio de los Palacios, CleceVitam Fuente Olivo y CleceVitam Altos de Parquesol, su equipo de profesionales basará los cuidados a los residentes en el modelo de atención centrado en la persona, poniendo sus gustos y preferencias en el centro de la actividad diaria.
Asimismo, se aplicarán las terapias más innovadoras para mejorar la calidad de vida de los mayores, ofreciéndoles también rehabilitación y atención psicológica así como estimulación sensorial y cognitiva de la mano de una plantilla experta y cercana que no dudará en atender también a las familias y abrirse al entorno para mantener los vínculos sociales y afectivos de sus residentes.
El centro dispondrá igualmente de un gran espacio ajardinado exterior y totalmente privado en lo que fuera el antiguo huerto del convento así como de distintas salas de convivencia y unas habitaciones amplias y totalmente personalizables.
A estas instalaciones de lujo se suma un completo equipo sanitario, un amplio programa de actividades de ocio y tiempo libre y un menú totalmente casero para hacer que las personas mayores que opten por CleceVitam San Quirce no vean en ella solo una residencia, sino que la tengan como su propio hogar.
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