Sociedad

El ‘Santo Potajero’ de La Bañeza reparte más de 4.500 raciones de guiso de garbanzos, arroz y bacalao

Los niños de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad pujan al pequeño Nazareno en una procesión declarada de Interés Turístico Provincial

El presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán, asiste a los actos del Santo Potajero, que comienzan con la procesión que parte de la Capilla de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad de La Bañeza
El presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán, asiste a los actos del Santo Potajero, que comienzan con la procesión que parte de la Capilla de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad de La BañezaCampilloIcal

“Santo potajero, lléname el puchero; llénamelo más, que está por la mitad”. Con estas palabras, entonadas por los miembros de la Cofradía Nuestra Señora de las Angustias y Soledad de La Bañeza, acompañada por centenares de personas que asistieron a la celebración, la localidad leonesa revivió hoy una de sus tradiciones más queridas, la del ‘Santo Potajero’.

El ‘Santo Potajero’ supone una de las costumbres más peculiares de la Semana Santa bañezana, en la que la procesión de una pequeña imagen del Nazareno, sacada a hombros por los niños de la Cofradía, está sucedida de la vieja tradición de dar de comer a los pobres.

Así, este Miércoles Santo, la Cofradía cumplió un año más con la tradición y partió de la capilla de Nuestra Señora de las Angustias y la Soledad para recorrer las calles que la separan de la iglesia de El Salvador y, finalmente, regresar al lugar de origen, donde los asistentes se agolpaban a la espera del tradicional potaje de garbanzos y arroz, que además se acompaña de pan, porretas, pastas y naranjas.

Para su elaboración, la Cofradía requirió de 325 kilos de garbanzos, 80 de arroz, 225 de bacalao, 120 de porretas, 15 kilos de pimentón y otros tantos de ajos, así como 160 litros de aceite, 50 kilos de pastas, 400 de naranjas y 300 barras de pan, que permitieron el reparto gratuito de más de 4.500 raciones.

El acto está declarado de Interés Turístico Provincial y en esta edición contó con la participación del presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán, el subdelegado del Gobierno en León, Héctor Alaiz, el delegado territorial de la Junta, Eduardo Diego, y el vicepresidente primero de la Diputación de León y encargado de Productos de León, Roberto Aller, que, acompañados del alcalde de La Bañeza, Javier Carrera, presidieron la comitiva institucional presente en la procesión, además de ser los encargados de repartir las primeras raciones.

“Bendice señor este gran potaje, a los que lo prepararon, a los que lo vamos a comer y a toda la ciudad de La Bañeza”, rezó el párroco de la capilla frente a las “perolas” de potaje, dando así su bendición al guiso, al que también se le entonó la canción del ‘Santo Potajero’. También se procedió al rezo de un responso “por los difuntos que durante siglos han hecho el potaje”.

El origen de la tradición se remonta al siglo XVII, cuando se creó la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad, que repartía un caldo exclusivamente a los presos pobres de la cárcel. La Cofradía se encargaba de asumir los gastos y, en el supuesto de que no tuviera fondos, era el juez de la entidad el encargado de pagar de su bolsillo el desembolso que generara el potaje. Además, el juez debía desplazarse a la cárcel para contar el número exacto de comensales y preparar así la cantidad necesaria. Posteriormente se amplió el reparto a doce pobres de la localidad, que debían estar confesados y comulgados para recibir el potaje.