Exposición
Toda la verdad sobre los primates
El Museo de Ciencias Naturales en el Fórum presenta la exposición «Micos» que incluye a más de 60 animales disecados
El primitólogo George Montauk Frisch pasó siete años en el Congo, dentro de la reserva de los Upanaors, estudiando a los Poliquinos, unos gorilas de pelaje verde y mechas naranjas conocidos popularmente como los monos punk. Son los primates más escandalosos de la selva africana, con gritos que llegan a los 500 decibelios y pueden romper el aire hasta crear pequeños tifones. Su particularidad radica en que no creen en los gobiernos ni mucho menos en la monarquía, sienten una gran ansia y frustración al pensar en su futuro, y apuesta por hacerlo todo ellos mismos, aunque lo hagan fatal.
Montauk Frisch descubrió, además, que si te quedabas mirando fijamente al macho, éste te levantaba el dedo de insultar y te maldecía de arriba abajo. Cuando bautizó al macho alfa del grupo señor Nilsson éste le persiguió hasta que le rompió su dedo de insultar. Los poliquinos nunca amenazan, sólo anuncian lo que van a hacer a continuación, siempre.
Montauk Frisch llegó a entender cómo se comunicaban los gorilas adultos con los más jóvenes y confirmó que los jóvenes los llamaban viejos con sumo desprecio y no les hacían ni caso. Los jóvenes tenían un pelaje más verde y escupían más lejos. Los viejos gritaban más alto, pero sin tanta pasión, así que sonaban a esas antiguas teteras que avisan de que el agua esta lista con un horrible pitido.
El primatólogo comprobó que su organización social era muy similar a la humana cuando vio cómo el macho alfa se iba al atardecer a la costa a sentarse en una roca y reflexionar sobre el sentido de la vida, mientras los gorilas más jóvenes se reían de lejos y le llamaban todo tipo de insultos homófobos. Mientras, las hemnbras decían, «callad, no tiene gracia», pero se reían con coquetería. «Los poliquinos son tan indeseables como los humanos, sin duda», escribió en las últimas páginas de su enayo. «El mono punk y sus siete rabias» (Analeta).
EL Museo de las Ciencias Naturales del Fórum acoge ahora la exposición «Micos, una historia de primats», una muestra que saca a relucir decenas de primates diferentes y hasta qué punto se parecen a su hermano mayor, el ser humano. Unas 60 monos disecados son los elementos principales, donde también se pueden ver desde el minúsculo lémur ratón, que pesa 30 gramos, al gorila, con más de 200 kilos de peso, incluso 300 los más grandes. «¡En serio, liberad vuestro primate interior para dejaros fascinar por estos primates»,asegura Andrew Kitchener, conservador de vertebrados de los Museos Nacionales de Escocia y comisario de la exposición.
Una nueva vida
La exposición quiere ser un toque de atención contra la explotación de este tipo de animales que los está poniendo en riesgo. La muestra enfatiza su atención en recordar lo mucho que nos parecemos, hasta el punto que Morgan nos llama «nuestros primos». Descubre así elementos fascinantes de este tipo de animales, como el proto lenguaje de los vervet, también conocidos como los tumbili, pequeños monos de largas barbas blancas que, en momentos de amenaza, saben cómo comunicar a sus grupos si han de trepar por los árboles o escabullirse entre la vegetación según el peligro sea una serpiente o un águila.
La intención última de la muestra es conseguir que los esfuerzos para preservar a estos animales sea mayor. Algunos monos como los lemures saltadores de Sahafary o los gibones del África Central han disminuído a tal nivel que el riesgo de extinción ha sobre pasado todos los límites. La pérdida de su hábitat, la caza y el comercio ilegal de especies exóticas han convertido a estos animales en un recordatorio de todo lo que necesitamos hacer paraque el mundo no acabe convertida en el escenario desolador de «El planeta de los simios». La muestra es una imprescindible aproximación a la vida de nuestros primos.
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