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Lennon y Dalí, historia de una colaboración imposible con Yoko Ono de fondo

El músico conoció al pintor durante su luna de miel y le propuso participar en el camino de Santiago

El teléfono de John Lennon en la agenda personal de Salvador Dalí
El teléfono de John Lennon en la agenda personal de Salvador DalíLa Razón

Salvador Dalí siempre sintió una especial fascinación por el mundo de la música. A diferencia de las colaboraciones que Picasso realizó en este ámbito, prácticamente todas limitadas a su trabajo con los Ballets Rusos, Dalí fue mucho más ecléctico y se movió entre la tradición, como son sus homenajes al sardanista Pep Ventura, y la más radical modernidad, como podría ser Alice Cooper. El mismo pintor que incluso se atrevió a interpretar una ópera, con libreto de Vázquez Montalbán, nunca quiso dar la espalda a lo que se hacía en su momento. Por eso, no pudo dar la espalda a The Beatles y, más concretamente, a John Lennon.

La admiración era mutua. Lennon reconoció que tenía una deuda onírica con el genio surrealista hasta el punto de asegurar que “sueño en color, y siempre cosas muy surrealistas. El mundo de mis sueños es El Bosco y Dalí. Me encanta, cada noche lo espero impaciente”. Las formas ideadas por Dalí fascinaron siempre a Lennon hasta el punto de adaptarlas a su propio imaginario en algunas ocasiones. En este sentido, le gustaban los juegos zoomórficos realizados por el pintor, como el de colocar unas finísimas y largas patas a elefantes, como las que aparecen en el óleo de 1946 “La tentación de San Antonio”. Esas misma formas las adaptaría en sus dibujos el propio Lennon, por ejemplo, en las ingeniosas y divertidas ilustraciones que realizó para su libro de 1965 “Un españolito en obras”.

Por todo ello no parece extraño que cuando John Lennon se casó con Yoko Ono, una de las primeras cosas que hizo la pareja durante su luna de miel fue conocer a Salvador Dalí. Eso es lo que ocurrió el 24 de marzo de 1969 en París cuando los tres quedaron para compartir una comida. El encuentro está recogido gracias a unas pocas fotografías tomadas a las puertas del restaurante por Henry Pessar. John y Yoko visten de riguroso blanco: parece que llevan las mismas ropas que han usado un poco antes en la ceremonia de boda en Gibraltar, el 20 de marzp. Pessar había conocido cinco años antes a Dalí durante el rodaje de la película “Lady L”, en la capital francesa, y se había convertido en uno de los frecuentes del círculo parisino del artista. Según su testimonio, Pessar había acompañado a los recién casados desde el mismo día de la boda. Al saber Lennon que su fotógrafo era amigo de Dalí le pidió que se lo presentara. Y así fue.

Puede ser que en ese momento, durante aquel encuentro, naciera un proyecto que hubiera supuesto la colaboración entre Lennon y Dalí. El “beatle” quería que el artista de Figueres lo apoyara en una campaña a favor de la paz. Era un buen momento cuando la guerra de Vietnam estaba en su máximo apogeo con miles de vietnamitas asesinados y numerosos soldados estadounidenses muertos. No parecía en ese 1969 que el entonces presidente Richard Nixon tuviera un plan para concluir ese cruento conflicto bélico. Lennon y Ono ya se habían movilizado durante su luna de miel a favor de la paz con una curiosa iniciativa en el Hotel Hilton de Amsterdam, encamados y recibiendo a la prensa y seguidores para hacer pública su iniciativa. El lema “Give Peace a Chace”, es decir, “Dar a la Paz una Oportunidad”, se estaba haciendo universal y nada mejor que subir a Dalí a tan combativa causa haciendo el camino de Santiago.

Pero dirigir a Salvador Dalí nunca fue fácil y, aunque el mensajero fuera John Lennon, el ampurdanés tenía que dar su toque personal. ¿Una iniciativa a favor de la paz? El pintor estaba dispuesto a participar, siempre y cuando Lennon y Ono también apoyara una parecida a favor de la guerra. Para justificarse, Dalí citó al poeta Joan Salvat-Papasseit, especialmente un verso que convirtió en su lema. En realidad, la cita era incorrecta porque Dalí decía “la mort i la guerra, la sal de la terra”. En “La gesta dels estels”, un libro de 1922, lo que en realidad señala Salvat-Papasseit apunta: “la guerra i l’amar:/ la sal de la terra”.

Pese a que aquello no funcionó, sí mantuvieron el contacto. En una de las agendas telefónicas de Salvador Dalí, expuesta en 2004 en el Palau de la Virreina dentro de la muestra “L’ull invisible”, aparecía anotado el número de teléfono de John Lennon.

Luego existen las fábulas, como las que suele contar la no siempre muy fiable Amanda Lear, modelo ocasional de Dalí. Según ella, Dalí le habría vendido un pelo de su bigote a Yoko Ono por 10.000 dólares, resultando ser una hoja de hierba. Pero Amanda parece no recordar que Dalí pensaba de otra manera. Él decía que “si me tienen que robar que sean los amigos”.

Sea cierto o no, lo que sí está claro es que Dalí dejó una importante impronta en Lennon. Así lo vio, por ejemplo, el guitarrista de The Who Pete Townshend quien dijo tras escuchar “Strawberry fields forever” que aquello le hizo sentirse “como dentro de una pintura de Salvador Dalí”.