Medicina
“El cerclaje abdominal me ha permitido volver a ser madre y me ha ayudado a pasar el duelo por mi hijo Pol”
Nace en Vall d’Hebron la primera bebé de España después de practicar a su madre, con incompetencia cervical uterina, un cerclaje abdominal por vía robótica
Silvia Latorre, de 40 años, ha vivido cuatro embarazos, pero asegura que el último “ha sido el mejor de todos”, pese a haberse tenido que someter a un cerclaje abdominal previo a la gestación de María, la benjamina de la familia, que ahora tiene solo tres meses.
Y es que hace ocho años, debutó como madre tras traer al mundo a una niña después de una cesárea cuando ya estaba dilatada de unos 10 centímetros, lo que le acabó produciendo una incompetencia cervical uterina adquirida, que descubrió durante su segundo embarazo, tres años después. Esta patología, que puede sufrir entre un 5% y un 10% de las mujeres embarazadas, provoca una dilatación y debilidad excesivas del cuello uterino en las mujeres gestantes y, por lo tanto, un elevado riesgo de parto inmaduro.
“En la semana 25 de gestación, los médicos detectaron que el cuello uterino se estaba abriendo, así que tuve que estar siete semanas hospitalizada, me pusieron un pesario y me dieron medicación para mantener a la bebé el mayor tiempo posible dentro y al final mi segunda hija nació en la semana 32″, recuerda Silvia, quien dice haber vivido ese embarazo con angustia, nervios y tensión por lo que podía pasar.
Así las cosas, cuando apenas un par de años después volvió a quedarse embarazada y conociendo su historial, los médicos optaron por hacerle un cerclaje vaginal, que consiste en suturar por vía vaginal el cuello uterino para reforzarlo. Sin embargo, en la semana 16 de gestación éste ya estaba casi todo abierto, lo que provocó que Silvia cogiera una infección y fue necesario provocar el parto, sin embargo, no fue posible salvar la vida al bebé, Pol.
En pleno duelo, llegó a manos de Silvia una información acerca del cerclaje abdominal, una técnica que por entonces ella desconocía por completo y sobre la que ningún médico le había hablado hasta el momento. Ésta se usa cuando el cerclaje vaginal ha fracasado anteriormente o no resultar eficaz por la debilidad del cuello uterino o porque no hay cuello suficiente y consiste en hacer el cerclaje en la parte central del útero y acceder por vía abdominal. “Estuve investigando y encontré a la doctora María Goya, responsable de la Unidad de Prevención del Parto Pretérmino del Servicio de Obstetricia de Vall d’Hebron, y ella me comentó que podía recurrir a esta técnica para volver a tener un bebé y que se podía hacer la intervención mediante cirugía robótica”, explica Silvia, que en noviembre de 2019 se sometía al cerclaje abdominal por vía robótica y solo siete meses después ya estaba embarazada.
“Me hicieron el cerclaje antes de quedarme embarazada porque era más fácil y seguro, ya que el útero se pude coser mejor y ya estaba muy pequeño. Yo sufría porque pensaba que sería más complicado quedarme embarazada, pero tardé el mismo tiempo que con el resto de mis hijos”, comenta, mientras que la doctora Elena Suárez, cirujana del Servicio de Ginecología y coordinadora quirúrgica del Hospital Vall d’Hebron, señala al respecto que “el cerclaje abdominal, que consiste en la colocación de ese cerclaje en el límite entre el cuello del útero y el útero, requiere de una cirugía más compleja que el vaginal, ya que hay que llevar a cabo una disección muy cuidadosa para crear esa ventana por la que poder poner la contención mecánica sin lesionar el útero ni los vasos sanguíneos que lo nutren”. “Antes se hacía siempre por vía abierta, con laparotomía, y desde hace unos pocos años se recurre a la laparoscopia, que es menos agresiva, pero más difícil”.
Sin embargo, en Vall d’Hebron, se está utilizando la cirugía robótica para este tipo de intervenciones, ya que ésta garantiza una mejor visualización que la laparoscopia puesto que el robot Da Vinci dispone de una consola que le permite ver la zona en la que hay que operar en tres dimensiones y cuenta, además, con una torre de visión donde se ve la intervención en imagen de alta definición, así como también una manipulación más precisa, puesto que tiene unos brazos robóticos con pinzas que permiten llevar a cabo movimientos más amplios y precisos incluso que los de la mano humana. Y todo ello, además, de una forma mucho menos invasiva y agresiva que la cirugía abierta.
“Permite hacer lo que harías en una cirugía abierta con las ventajas de una intervención mínimamente invasiva”, señala la doctora, quien al respecto concluye que “la cirugía robótica cuenta con los beneficios de la cirugía abierta, pero además es mucho menos agresiva, de manera que a la paciente solo se le hacen tres orificios para poder intervenir y ésta tiene una mejor y más rápida recuperación, menos sangrado, está sometida a una menor invasión y, por lo tanto, hay menos riesgo de complicaciones”.
En este sentido, Silvia asegura que “la operación fue muy bien y la recuperación, muy rápida”. “La intervención duró unas horas porque se iban encontrando con adherencias y además, yo ya había pasado previamente tres embarazos y eso desplaza los órganos, pero solo tuve que estar una noche en el hospital y una semana de baja en casa”, comenta al respecto, para a continuación indicar que “éste fue el mejor embarazo de todos y no tuve que hacer reposo ni nada, aunque es cierto que lo viví con miedo a volver a perder a mi bebé”.
En cualquier caso, el pasado 11 de febrero, Silvia dio a luz a María, a la que decidieron bautizar con el mismo nombre de la doctora que había hecho posible su nacimiento, la doctora Goya. “El parto tuvo que ser por cesárea al tener el canal vaginal cosido, ya que la sutura se deja de manera permanente”, recuerda la madre, quien asegura que “el cerclaje abdominal me ha permitido poder volver a ser madre y todo ello me ha ayudado a pasar el duelo por mi hijo Pol”.
“Ojalá hubiera conocido la técnica del cerclaje abdominal vía robótica antes”, señala Silvia, quien espera que gracias a dar a conocer su historia, otras mujeres puedan conocer esta cirugía que, como indica la doctora Suárez, “cuenta con muy poca difusión y son muy pocos los hospitales que la realizan”. “Se trata de una técnica difícil y tampoco hay muchas pacientes candidatas, ya que solo se hace cuando ha fracasado el cerclaje vaginal previo o no se puede hacer técnicamente, de manera que tiene una baja implantación en España”. En cualquier caso, en Vall d’Hebron, ya se han practicado cinco cerclajes abdominales por vía robótica, con el resultado de dos pacientes embarazadas y el nacimiento de María, la primera bebé que nace en España después de haber practicado a la madre un cerclaje abdominal por vía robótica.
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