Ecologismo
La Ricarda, el estanque que se interpone a la ampliación del aeropuerto de Barcelona
El espacio natural, protegido por la UE, se interpone entre las aspiraciones económicas del mundo empresarial y las resistencias de ecologistas y ayuntamientos
El debate sobre la ampliación del aeropuerto de Barcelona hace tiempo que estaba sobre la mesa, pero ha cogido fuerza a raíz del creciente interés del empresariado catalán. La crisis derivada del coronavirus ha acelerado las urgencias y esta obra podría suponer una importante inyección económica. Aena no lo ve con malos ojos pero reclama el acuerdo entre las partes implicadas y ni siquiera lo hay en el seno de la Generalitat. Y todo por un pequeño espacio natural que ocupa el delta del Llobregat conocido como la Ricarda que ha sí ha recabado apoyos entre ecologistas, entidades vecinales y nada menos que los principales ayuntamientos implicados: El Prat y Barcelona.
Aena ha ofrecido compensar con 10 veces más la zona protegida afectada, pero los doctores en biología Juan Pino y Narcís Prat defienden que el espacio natural de la Ricarda “es único e imposible de reproducir”. Es una zona de biodiversidad particular con 300 años a sus espaldas que, aseguran, resultaría imposible de imitar en otros terrenos. El Consorcio para la Protección y Gestión de los Espacios Naturales del Delta del Llobregat, del que forman parte los doctores, explica que la Ricarda es el espacio del delta con mayor grado de naturalidad, la zona húmeda menos modificada y con hábitats más consolidados. Además, defienden que es uno de los últimos espacios vírgenes del delta y que, por ello, está protegido por la Unión Europea. Es decir, tal y como explican los doctores, el espacio natural de La Ricarda acoge un gran diversidad de flora y fauna que se distribuye en el territorio en función de la humedad y la salinidad del terreno. “Es un sistema muy complejo que no se resuelve con valores simplistas”, sentencia Joan Pino.
Los dos biólogos explican que para la construcción de la ampliación del aeropuerto habría secar los terrenos y, por tanto, eliminar las aguas freáticas de la zona. Esto tendría implicaciones en el entorno porque precisamente estas aguas son las que dan una biodiversidad especial a la Ricarda. Dentro de este espacio natural, por si fuera poco, también se ubica la Casa Gomis, que ha sido declarada Bien Cultural de Interés Nacional. La catalogación del edificio no incluye sólo la construcción en sí, sino también el jardín, el bosque de pinos que la rodea y la torre del agua, que está situada fuera de la plataforma que acoge la edificación. La construcción de la Casa Gomis fue pionera en su época por los criterios de sostenibilidad que incluían respecto al paisaje, de conocimiento del entorno donde se ubicaba y de respeto al medio natural.
Desde la Unió de Pagesos del Baix Llobregat, Olivier Chantry, asegura que no puede ser “que las tierras agrarias sean una compensación por una ampliación que no tiene sentido”. Chantry considera “reduciría la superficie del campo y pondría en peligro el acceso a la tierra del campesinado futuro y presente”. Por ello, alerta de que “hay una negación de la existencia del campesinado en este territorio, que es un parque agrario”. Y lamenta que la propuesta de Aena se haya planteado sin ningún diálogo ni consenso con los agricultores, y dando por hecho que aceptarían las indemnizaciones por la expropiación de los terrenos de cultivo.
Los agricultores se suman así a las voces contrarias al proyecto de ampliación del aeropuerto, entre las que también está el Ayuntamiento de Barcelona. Y responden al gesto de presión del mundo económico, que la semana pasada defendió la necesidad de aumentar la capacidad del aeropuerto para cuando se recupere el tráfico de aviones previo a la pandemia.
De hecho, en el otro lado de la balanza, los beneficios económicos son más que evidentes, ya que la obra contaría con una inversión de unos 1.700 millones de euros, generaría más de 350.000 empleos, que, además, de cada 100 puestos de trabajo directos se generan 470 indirectos, y contribuiría a reducir el impacto acústico de la infraestructura al alejar el punto de inicio de despegue de los aviones de las zonas residenciales. Según los cálculos de Fomento del Trabajo, el aeropuerto genera el 7% del PIB catalán, con esta obra alcanzaría el 9%.
Por otra parte, Elena Idoate, miembro de la plataforma Zeroport, explicó que la última ampliación del aeropuerto, con la construcción de la tercera pista, la que ahora se pretende alargar, supuso la pérdida de considerables espacios naturales. Y recuerda que, para presentar el proyecto, Aena ofreció unas compensaciones que aún no se han cumplido. Por lo tanto, asegura que no es creíble que esta vez pongan sobre la mesa las mismas medidas que entonces no se llevaron a cabo.
Idoate considera que el proyecto que ha presentado Aena supone una pérdida de 47 hectáreas que son insustituibles, con un impacto natural indirecto que afectará a una zona mucho más amplia. Señala que no se puede compensar la pérdida de la Ricarda con otro territorio, porque es una pérdida global de terreno, ya que el delta está formado tanto por espacios naturales como por espacios agrarios. Por lo tanto, si se secan 47 hectáreas de la Ricarda, el delta no crecerá en otra área.
En resumidas cuentas, al margen del mundo empresarial, la ampliación del aeropuerto cuenta con la connivencia de la mitad de la Generalitat, JxCat, y la mitad del Ayuntamiento, PSC. Aena, mientras, urge a que el acuerdo cristalice antes del consejo de ministros del 30 de julio.
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