Turismo
El gremio de hoteles reclama a las instituciones que devuelvan a Barcelona su potencial y entusiasmo
Su presidente denuncia que en los últimos años la ciudad se ha afeado y se ha descartado poner en marcha importantes proyectos que redundarían en su atractivo turístico
El verano ha dado algo de aire al sector hotelero, que ha evidenciado una tímida recuperación de su actividad durante los meses de junio, julio y agosto, sin embargo ésta se mantiene aún lejos de las cifras de la prepandemia.
Así pues, en el último trimestre y con un 60% de los hoteles abiertos, se ha registrado una ocupación media de un 50%. Concretamente, en junio este porcentaje se situó en el 30%, en julio fue del 55% y en agosto, del 65%. Esto supone un importante crecimiento de la actividad respecto a meses anteriores, cuando las limitaciones de movilidad aún estaban vigentes y, por ejemplo, se cerró el mes de febrero con un 3% de ocupación, sin embargo el sector aún está a años luz de alcanzar la normalidad. Y es que si en los meses de junio, julio y agosto de 2019, había 60 mil personas durmiendo a diario en Barcelona, este verano la media ha sido de 13 mil personas.
En este contexto, el presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, Jordi Clos, indicaba además que “en el último trimestre se ha producido un caída de los precios hoteleros que ronda el 40%, gracias a la cual se ha podido salvar la temporada, sobre todo con el turista nacional, cosa que no había pasado antes”, pero en contrapartida admitía que “la temporada estival no ha sido buena”, lo que se suma al hecho de que “en los últimos 18 meses el sector ha perdido 270 millones de euros”.
En el plano laboral Clos señalaba también que “de los 35 mil trabajadores de la hotelería, el 50% se mantienen aún en ERTO” y al respecto advertía que “va a ser imposible recuperarlos si seguimos con una ocupación tan baja”, que ha provocado que el 40% de los hoteles aún no haya reabierto. Al respecto Clos valoraba que “probablemente estén esperado a garantizarse una mayor rentabilidad para abrir” y estimaba que “de cara a final de año, seguramente el 85% de los establecimiento ya habrán retomado su actividad” y para el 15% restante, marcaba el 2023 como fecha clave. “Están esperando a que se confirme la gran recuperación prevista para de aquí dos años”.
Ante esta difícil situación que atraviesa el sector desde hace año y medio, el presidente del gremio hacía hincapié en la necesidad de “recuperar nuestro cliente natural, que es el de negocios, tras la campaña estival y eso nos traerá un incremento de los precios de las habitaciones”. “La temporada de invierno es baja para nosotros hasta el Mobile Congress en febrero y entonces veremos qué pasa, porque estamos muy sujetos a cómo evolucione la situación de la pandemia y las restricciones”.
En cualquier caso, Clos avanzaba que “el mundo de los negocios y las convenciones ya se empieza a reactivar y comenzamos a tener algunas solicitudes de convenciones, reuniones y grupos y tenemos cerca de unos 13 mil participantes confirmados ”, una cifra que, pese a que por a su entender esa aún baja, en cualquier caso, “es un síntoma de recuperación”, aunque para el presidente del gremio el regreso a la normalidad no tendrá lugar hasta 2023 y eso siempre y cuando la situación de la COVID lo permita.
Pero para Clos la pandemia no es el único condicionante con el que debe lidiar Barcelona para poder recuperar su actividad turística y su peso en el sector, sino que a su entender es clave que la ciudad apueste también por recuperar su espíritu positivo y entusiasta. “El sector turístico ha funcionado porque tenemos una ciudad que es Barcelona y lo que pase en Barcelona es lo que nos hará ir bien o no”, destaca Clos para continuación apostar por “recuperar la filosofía del sí en la ciudad”. “Desde hace un par de años Barcelona está fea y desordenada y parece que últimamente estamos afincados en el No”, constaba el presidente del gremio, quien recordaba que recientemente se han descartado proyectos de gran envergadura y trascendencia para la ciudad como “la ampliación del aeropuerto de El Prat, que quizá ahora no es urgente pero supone una apuesta de crecimiento de cara al futuro; el Hermitage, que podría ser el impacto mediático explosivo que la ciudad no tiene desde hace tiempo y que hace que vengan los turistas; la isla de los museos, que está bloqueada; o el proyecto del Four Seasons”.
En este sentido, Clos mostraba su deseo de “recuperar la Barcelona del top 10 de las ciudades europeas, algo que se está perdiendo y prueba de ello es que ya no estamos entre las 10 primeras”. “Venimos de un sí histórico que nos ha llevado a estar donde estamos y si recortamos las posibilidades de dar el sí, seremos una ciudad fuera de ese top 10″, añadía para a continuación hacer alusión al lema del mandato de Pascual Maragall como alcalde de la ciudad: ‘Barcelona, ponte guapa’. “La ciudad ha de recuperar la potencia que tenía y la gente, la ilusión de decir de nuevo que es de Barcelona”, insistía
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