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En busca de esa literatura ignorada

Un ensayo de Emilio Peral Vega analiza el homoerotismo masculino en la literatura española

Federico García Lorca posa en la Residencia de Estudiantes de Madrid en 1919, recién ingresado.
Federico García Lorca posa en la Residencia de Estudiantes de Madrid en 1919, recién ingresado.Fundación Lorca

Queda por hacer un ensayo en profundidad sobre la literatura de temática homosexual en España, especialmente la de principios del siglo pasado, hasta el estallido de la Guerra Civil. A falta de ese trabajo, Emilio Peral Vega firma una obra que es una rigurosa aproximación a un universo que no siempre ha sido tratado con el rigor merecido. «La verdad ignorada. Homoerotismo masculino y literatura en España (1890-1936)», publicado por Cátedra, explora ese terreno de la mano de una serie de nombres, como son los de Jacinto Benavente, Federico García Lorca, el matrimonio Martínez Sierra, Luis Cernuda y Eduardo Blanco-Amor, entre otros.

Peral es uno de los grandes especialistas en la actualidad en Lorca y Benavente, además de ser un profundo conocedor del teatro español de los casi primeros cuarenta años del XX. Eso se percibe en «La verdad ignorada» donde bucea en un tema que ha sido en ocasiones, tal vez demasiadas, considerado como un tabú, como algo que era mejor silenciar. En este ensayo, el autor nos ofrece la posibilidad de sumergirnos en «un análisis filológico-literario que presta especial atención a la forma expresión que adquiere la pulsión homoerótica». Si ha escogido el marco temporal entre 1890 y 1936 es porque, en palabras del autor, estamos ante un momento «de enorme efervescencia estética, social y política, en la que la homosexualidad masculina se convierte en un tema de encarnizado debate». Encontramos desde quien vio en todo esto una degeneración o algo que merece ser reprendido, como plasmó Cansinos Assens en su autobiografía «La novela de un literato», mientras que hay quien lo contemplaba de otra manera, tratando de dignificar la homosexualidad desde su peculiar punto de vista, como intentó de alguna manera Gregorio Marañón. Por otro lado, el surrealismo facilita las cosas para poder hablar del « amor que no se atreve a decir su nombre», como pasa con Cocteau o Lorca.

Retrato de Jacinto Benavente, por Ramon Casas
Retrato de Jacinto Benavente, por Ramon CasasMuseu Nacional d'Art de Catalunya

Entre los nombres tratados, destaca especialmente Jacinto Benavente quien nunca habló públicamente de su homosexualidad, pero que sí planteó en su obra del deseo entre iguales. Es lo que ocurre, por ejemplo, en «Versos·, un libro de poemas que Benavente publicó cuando aún no era una figura notoria de la escena. Hay, en este sentido, como demuestra Peral, material en estas composiciones para conocer los sentimientos del escritor: «La vida es el/ eterno deseo de la carne/ que es el eterno deseo del espíritu». Pero eso mismo incluso se aprecia en la obra más conocida del Premio Nobel, «Los intereses creados», donde hay dos niveles de lectura e, incluso, de puesta en escena y que no tienen por qué ser incompatibles.

Probablemente sea el de Federico García Lorca el caso más conocido y sobre el que más se ha escrito gracias, especialmente, a los estudios de Ángel Sahuquillo e Ian Gibson. Emilio Peral sigue esta estela y se remonta a la primera obra teatral estrenada del poeta granadino, «El maleficio de la mariposa». Es en ella donde Lorca se apoya en el simbolismo europeo para crear una fábula de animales donde, como apunta el autor de «La verdad ignorada», puede reflexionar «sobre las incongruencias y los vicios humanos». El ensayo también presta una especial atención a los llamados «Sonetos del amor oscuro», uno de los grandes hitos de la lírica española y donde expone la expresión homoerótica, desde la felicidad erótica al pesar por la ausencia del amante.

El poeta gallego Eduardo Blanco-Amor
El poeta gallego Eduardo Blanco-AmorLa Razón

Además de los grandes nombres, Emilio Peral Vega no se olvida de aquellos que probablemente no tienen una gran proyección pública, lo cual no quiere decir que su calidad sea menor. Es el caso del gallego Eduardo Blanco-Amor. Acusado por la Diputación de Ourense de unas prácticas «indebidas y contrarias a la moral y a la naturaleza», en 1936 publicó en Buenos Aires un prácticamente desconocido poemario: «Horizonte evadido». Es, como dice el autor del estudio, «una muestra rotunda y acabada de poesía erótica en clave homosexual». El poemario está constituido como un recorrido por los distintos momentos de una relación entre el yo lírico y el amado.

El lector también contrará documentación inédita de gran valor. Es el caso del rescate de una obra de teatro, hasta la fecha desconocida», «Sortilegio», un drama en tres actos escrito por el matrimonio Gregorio Martínez Sierra y María de la O Lejárraga. Estrenada en la capital argentina en 1930, no se había dado hasta ahora en letras de molde. En ella se ofrece una visión de la homosexualidad que puede considerarse cercana a la estética lorquiana, narrando un triángulo amoroso formado por dos jóvenes y un andrógino personaje.