Cómic polémico
De los hermanos Marx a Mickey Mouse: las desconocidas historias porno de Hollywood
Las “Tijuana Bibles” fueron unas publicaciones clandestinas que han sido reivindicadas por artistas y lectores
Esta es una de esas historias que no aparecen en los grandes libros que narran lo que ha pasado en Hollywood, con alguna pequeña excepción como los relatos de Kenneth Anger. Este es un relato sobre unos pequeños cuadernos con viñetas protagonizadas por algunos de los nombres más importantes del cine, ya fueran personajes reales o de dibujos animados. Son las conocidas como “Tijuana Bibles”, también llamadas “Fuck Books”, publicación con millares de lectores a lo largo de su extensa vida, pero envueltas de misterio.
Estos pequeños cuadernos de carácter pornográfico, vieron la luz por primera vez en los años veinte, durante la etapa de la Gran Depresión, y se mantuvieron en activo hasta la década de los sesenta. Realizadas de manera clandestina, usando de manera ilegal todo tipo de nombres conocidos de la gran pantalla, desde los hermanos Marx a Mickey Mouse pasando por Betty Boop, Cary Grant, Annie, Greta Garbo o Popeye, hoy son un objeto de culto para coleccionistas de todo el mundo.
Se cree que su nombre tiene que ver con la exportación, a escondidas de las autoridades, de alcohol al otro lado de la frontera estadounidense, en la festiva ciudad mexicana de Tijuana, allí donde todo era posible. Con un precio inicial de 25 centavos, sus ocho páginas se vendían en las tiendas de licores o en los estancos, aunque de manera oculta. Su tamaño era como el de una biblia, de allí el nombre, aunque su contenido era el propio de las juergas en Tijuana. Los comercios de Hollywood fueron los primeros en suministrar ejemplares de las “Tijuana Bibles”, aunque no tardaron mucho tiempo en distribuirse por algunas tiendas y los bajos fondos de San Francisco, Nueva York y Chicago, siempre con una gran respuesta por parte del público.
Art Spiegelman, el reconocido autor de “Maus”, nunca ha ocultado el ser un entusiasta de estas publicaciones pornográficas hasta el punto de dedicarles un interesantísimo texto titulado “Esos pequeños cómics sucios” con algunos datos interesantes sobre lo que llama “combinación de libertinaje e inocencia”. El dibujante sostiene, con razón, que las “Tijuana Bibles” abrieron las puertas al terreno de las parodias en el cómic, como las que se pueden encontrar en la mítica revista “Mad” que ha hecho de eso una de sus señas de identidad humorísticas.
Hoy sigue siendo un enigma saber quiénes fueron los dibujantes de aquellas historietas en las que Minnie tenía relaciones con el Pato Donald o Popeye hacía evidente que le era infiel a Olivia. Spiegelman ha señalado al maestro Will Eisner como el autor de algunas de las tiras. También se sabe que Wesley Morse, conocido por ser el responsable de la célebre tira Bazooka Joe, participó en alguna de las entregas de las “Tijuana Bibles”. Más curioso es el caso de dos dibujantes, Mr. Prolific y Elmer Zilch, que se sospecha que en realidad fueron una única persona.
Durante su larga vida, no existió ni una sola denuncia por derechos de autor, por apropiación indebida de la imagen de nombres como Ingrid Bergman, Charles Chaplin o algunas de las principales personalidades del béisbol. Sin embargo, el FBI sí se encargó de incautar ejemplares para luego destruirlos. su carácter pornográfico hizo que los federales buscaran copias por las principales ciudades de Estados Unidos. Pese a todo, se calcula que los misteriosos editores de “Tijuana Bibles” tiraron unos 50.000 ejemplares de un único título, pese a los esfuerzos de entidades como la Sociedad para la Supresión del Vicio de Nueva York para acabar con los cuadernos.
Hoy son una pieza de culto para lectores de todo el mundo, pero también para muchos artistas. Buena prueba de ello es la obra “The Yaois (Tijuana Bibles)”, de Francesc Ruiz que se expone en el Museo Nacional Centro de arte Reina Sofía.
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