Salud

La visión geriátrica se afianza en el diseño de los tratamientos de cáncer para personas mayores

En el ultimo año, la consulta oncogeriátrica de Vall d’Hebron ha tratado ya a 128 mujeres mayores de 70 años con tumor de mama, las cuales tienen una media de edad de 83 años

Durante este último año, el encaje de bolillos a sido una vía de escape para Luisa, una de las 128 pacientes tratadas en la consulta de oncogeriatría
Durante este último año, el encaje de bolillos a sido una vía de escape para Luisa, una de las 128 pacientes tratadas en la consulta de oncogeriatríaVall d'Hebron

En oncología es clave diagnosticar al paciente e iniciar el tratamiento con la mayor premura posible, pero también es determinante el ajustar el tratamiento, no solo a las características concretas del tumor, sino también al estado de salud del propio paciente. Esto último es clave entre el colectivo de personas mayores, entre el que frecuentemente existe infratratamiento o supratratamiento por las dificultades a la hora de establecer o valorar la terapia más adecuada a su fragilidad y envejecimiento.

Existe la tendencia a rechazar o no tratar a personas mayores por la fragilidad que se asocia a la edad, pese a que el individuo pueda tener una capacidad y reserva interna suficientes como para poder recibir un tratamiento, aunque sea adaptado a su condición de salud. Asimismo, también existe la situación contraria, es decir que se aplique el protocolo del adulto tal cual en la persona mayor, con todas las potenciales consecuencias posibles de efectos secundarios debidos a una cirugía, una quimioterapia o una radioterapia”, explica el doctor Antonio San José, jefe de sección de Medicina Interna y Geriatría de Vall d’Hebron y coordinador de la Unidad de hospitalización al paciente agudo frágil Vall d’Hebron-Sant Rafael, quien al respecto comenta que lo ideal en el caso de los pacientes oncológicos de edad avanzada es “ajustar el tratamiento a la edad biológica, más que a la edad cronológica, evitando así tanto el sobretratamiento como el infratratamiento”.

En la misma línea, Ángeles Peñuelas, adjunta de enfermería oncológica clínica en Vall d’Hebron, insiste en que “la edad no es un criterio de exclusión a la hora de tratar un cáncer, ya que no es tan importante la edad cronológica como la fisiológica, de manera que es indispensable una valoración del paciente para medir su nivel de fragilidad y deterioro con el fin de vislumbrar su edad fisiológica antes de decidir la mejor alternativa terapéutica para él”.

De hecho, tal y como indica el Dr. San José, “el equilibrio entre el supratratamiento y el infratratamiento es complicado y desde el servicio de oncología ya expresaban la idoneidad de poder disponer de la visión del equipo de geriatría para valorar el grado de fragilidad, las enfermedades crónicas, la reserva funcional... de los pacientes de edad avanzada a la hora de decidir el tratamiento más adecuado en cada caso, puesto que éste se puede modular y ajustar de forma personalizada”.

Visión geriátrica en el comité de tumores

Ante esta realidad y dado que es evidente el progresivo envejecimiento de la población que se traduce en un incremento del número de pacientes de avanzada edad que acuden a los servicios de oncología, hace un año, el Hospital Vall d’Hebron puso en marcha una consulta de oncogeriatría para pacientes con cáncer de mama, por la que ya han pasado 128 mujeres, todas ellas mayores de 70 años, de las cuales tres cuartas partes superan los 80 años.

Dicha consulta está integrada por un médico geriatra y una enfermera oncológica, quienes valoran a las pacientes mayores de 80 años con cáncer de mama y a aquellas que superan los 70 años y que, tras haber sido sometidas a un test de fragilidad, el ginecólogo considera adecuado derivar a la consulta de oncogeriatría ya en la primera visita, a la vez que pone en marcha todas las pruebas diagnósticas. La gran novedad de este servicio es que “esta valoración se lleva a cabo antes de que el caso pase por el comité de tumores, el cual está formado por un equipo multidisciplinar que evalúa a cada paciente para determinar la terapia más adecuada, de manera que la opinión del equipo de oncogeriatría, que también forma parte de este comité, es escuchada desde el principio”, comenta San José, quien al respecto señala que esta metodología de trabajo permite que ahora “cuando llega una paciente mayor de 70 años con cáncer de mama ya no nos planteamos si ha de recibir o no tratamiento, sino que la pregunta es ¿cómo la trato de manera ajustada a su fragilidad?”.

El equipo de la consulta de oncogeriatría de Vall d'Hebron lo integran médicos geriatras y enfermeras oncológicas
El equipo de la consulta de oncogeriatría de Vall d'Hebron lo integran médicos geriatras y enfermeras oncológicasVall d'Hebron

En este sentido, el doctor señala que “en geriatría existen tres grandes grupos de pacientes. Por un lado están aquellos que conocemos como robustos o fit, que son los que, pese a ser mayores, tienen reserva y, por lo tanto, optan al tratamiento oncológico estándar; también hay el grupo de los pacientes muy frágiles, con muy baja reserva y que, en consecuencia, no soportarían el tratamiento, de manera que a éstos se les orienta hacia los cuidados paliativos: y, por último, están los pacientes intermedios, en los que es necesario medir su fragilidad para valorar cómo se puede adaptar el tratamiento estándar a su condición”. En todos estos casos, además, se lleva a cabo un seguimiento desde la consulta de geriatría durante todo el proceso oncológico.

En este último año, de las 128 pacientes valoradas en la consulta de geriatría, el 37% recibieron el tratamiento estándar, en un 46% de los casos el comité de tumores optó por ajustar el tratamiento a la fragilidad de cada individuo y en un 17% consideró adecuado no hacer tratamiento oncoespecífico. En el supuesto de que no existiera una valoración por parte de la consulta de oncogeriatría, con toda probabilidad “el grupo de en medio sería más pequeño, mientras los dos extremos, aumentarían”, destaca San José.

En definitiva, “pese a que en oncología siempre se ha hecho una valoración del estado de salud de los pacientes de edad avanzada, ésta ha sido de una manera informal y aproximada, pero con la consulta de oncogeriatría la novedad es que ahora dicha valoración la realizan especialistas, que están integrados en la unidad de patología mamaria, de forma multidisciplinar -con un médico geriatra y una enfermera oncológica formada en geriatría- y antes de que el comité de tumores, del que forman parte, se reúna para decidir el tratamiento más adecuado”, explica el doctor.

Luisa, 83 años y un cáncer de mama

Y el resultado de la puesta en marcha de esta consulta es que pacientes como Luisa, de 83, puedan recibir el tratamiento más adecuado para combatir el cáncer de mama que le diagnosticaron el año pasado con la máxima seguridad y eficacia posible. Pese a su edad, goza de una gran reserva, fuerza y vitalidad, de manera que en los últimos doce meses ha sido capaz de soportar con relativa calidad de vida y bienestar cuatro meses de intensa quimioterapia, una operación para quitar el tumor y los ganglios del alrededor, un mes de radioterapia diaria y diez sesiones de quimioterapia más suave, alternada con una terapia con anticuerpos.

“En principio me dijeron que para acabar el tratamiento debía hacer 14 sesiones de quimioterapia, pero el médico me acaba de decir que basta con 12, así que solo me faltan dos más para acabar con la terapia”, explica Luisa, quien asegura que “haberse estado siempre bien” durante el último año, en el que ha estado luchando contra un cáncer de mama que, desde un inicio, tenía muy claro que no iba a poder con ella. De hecho, tras una valoración de su grado de fragilidad, el comité de tumores, después de sopesar la situación desde el prisma oncológico, pero también geriátrico, consideró que Luisa debía ser tratada con una “terapia algo adaptada a su condición fisiológica, pero no mucho más suave que la estándar”, recuerda su hija.

Y si bien, por el momento, dicha consulta solo se ha implantado en la unidad de cáncer de mama, la idea a corto plazo es extenderla a otras áreas. “Los pacientes del servicio de oncología son cada vez más mayores y muchos de ellos presentan una alta vulnerabilidad, de manera que es importante que esta metodología de trabajo avance hacía otros cánceres para implementar la visión geriátrica”, apunta Peñuelas.