Geriatría

El servicio de hospitalización a domicilio del Parc Sanitari Pere Virgili cuadriplica su capacidad

Éste ofrece una atención integral a las personas mayores en su casa y abarca tanto los cuidados de carácter clínico como los relacionados con aspectos funcionales. En 2018, el servicio tenía capacidad para atender a 16 personas, por las 60 actuales

Anna Monsó enseña a Paco y Antonia cómo debe ésta acceder a la ducha, en la que ha sido necesario colocar un alzador para salvar la altura del escalón, de la forma más segura posible
Anna Monsó enseña a Paco y Antonia cómo debe ésta acceder a la ducha, en la que ha sido necesario colocar un alzador para salvar la altura del escalón, de la forma más segura posibleAnna Monsó

Hace ya tiempo que la hospitalización a domicilio se ha consolidado como una forma eficaz de atender a los pacientes que requieren atención médica, pero en su entorno, sin la necesidad de una estancia prolongada en el hospital, que a la postre puede desencadenar una serie de alteraciones a los pacientes, sobre todo a los de mayor edad, tanto en lo relativo a su estado anímico como en lo que respecta a su salud.

Y es que la atención hospitalaria en centros sanitarios puede comportar complicaciones, especialmente para las personas mayores, como pérdida de la masa muscular, que puede llegar a ser hasta del 10%, úlceras por presión, delirium y desorientación, así como pérdida de autonomía y capacidad para caminar, entre otras cosas. Por ello, si las condiciones del paciente, tanto a nivel médico como en relación a los apoyos con los que éste cuenta, lo permiten, siempre es mejor optar por una hospitalización a domicilio.

En este contexto, ya desde 2017, cuando el Parc Sanitari Pere Virgili puso en marcha este servicio, el centro decidió dar un paso más en relación con el tipo de atención que iba a ofrecer a sus pacientes al apostar por un modelo de hospitalización a domicilio integral geriátrico, que se ha ido consolidando con los años. “Normalmente, este servicio está orientado a dar respuesta a las necesidades médicas del paciente agudo en su entorno, pero la novedad de nuestro enfoque en relación a la atención de las personas mayores consiste en hacer una abordaje integral”, señala la doctora Laura Mónica Pérez, jefa clínica de Geriatría ambulatoria y domiciliaria del Parc Sanitari Pere Virgili.

“La mayor parte de derivaciones que recibimos son de personas que han estado hospitalizadas mucho tiempo, que han pasado por eventos agudos como una fractura de cadera o un ictus, que han tenido descompensaciones de patologías cardíacas o pulmonares..., en definitiva, son personas que pierden capacidad funcional y necesitan recuperarse. En este sentido, nuestro gran objetivo es recuperar esa capacidad funcional bajo un abordaje integral”, explica al respecto la doctora.

Autonomía y empoderamiento

Y eso solo puede hacerse con un equipo multidisciplinar, formado por el médico y la enfermera geriatras, el fisioterapeuta, que se hace cargo de la rehabilitación junto con el terapeuta ocupacional, el logopeda, que trabaja de forma virtual, y el trabajador social. Así pues, cuando los profesionales del servicio acuden al domicilio de un paciente, no solo se lleva a cabo una valoración de su estado médico y se realiza una intervención clínica, sino que se valoran otros aspectos como, por ejemplo, posibles adaptaciones del domicilio para acondicionarlo a la situación del paciente y facilitar el que éste pueda llevar a cabo las acciones rutinarias con las máxima seguridad posible, así como también se dan indicaciones a las personas atendidas para que puedan desenvolverse en su día a día de forma autónoma.

“La idea es dar a los pacientes pautas de cómo hacer las cosas para que, poco a poco, puedan manejarse ellos mismos en su entorno”, explica Anna Monsó, terapeuta ocupacional del servicio, que señala que, “una de las grandes ventajas de trabajar en el domicilio de los pacientes es que, cuando les damos las recomendaciones, lo hacemos conociendo su entorno, de manera que podemos identificar las dificultades con las que éstos se van a encontrar en su casa y podemos resolverlas antes”. “Además, cuando éstos dejan de recibir nuestra atención, ya han podido practicar todas las pautas que les damos en su propio entorno”, añade.

La terapeuta Anna Monsó da pautas a Antonia para poder valerse por ella misma en la cocina
La terapeuta Anna Monsó da pautas a Antonia para poder valerse por ella misma en la cocinaA.L.

Éste es, por ejemplo, el caso de Antonia López Asencio, de 77 años, que el pasado 7 de diciembre sufrió una caída en la calle que le provocó una doble fractura de fémur. Ella no pudo ser intervenida hasta el 14 de diciembre, ya que debido a un ictus que había sufrido años antes, estaba tomando anticoagulantes, de manera que hubo que retirarle la medicación para prepararle para la operación. Para las fiestas navideñas, Antonia pudo regresar a casa junto a su marido Paco, que es ahora su cuidador, gracias al servicio de atención a domicilio del Parc Sanitari Pere Virgili, pero fue necesario adaptar el domicilio a la nueva condición de ella, que hasta ahora había sido completamente autónoma.

“Para entrar a la ducha, Antonia ha de superar un escalón, algo imposible para ella tras la rotura de fémur, de manera que le comenté la posibilidad de poner un pequeño alzador, con un antideslizante en su base, para que pudiera acceder a la misma”, explica Anna Monsó, quien también recuerda que “si bien Antonia ahora camina con una muleta, al principio necesitaba una andador, que no cabía por la puerta del baño, así que le di pautas para poder acceder al mismo caminando sin ayuda, buscando diferentes apoyos como el lavabo o la pared”. “También fue necesario aumentar la altura del cojín del sofá gracias a una manta, porque era demasiado bajo y eso dificultaba mucho el que ella pudiera levantarse de ahí”, añade

Así pues, la terapeuta ocupacional, junto al fisioterapeuta, llevan a cabo un trabajo rehabilitador a nivel funcional del paciente, pero también realizan una labor educadora orientada a proporcionar, a él mismo o a su cuidador de referencia, herramientas para que éste gane en autocuidado y, por lo tanto, en empoderamiento. “Al principio, los fisioterapeutas son muy intensos y visitan al paciente con mucha frecuencia para, poco a poco, ir espaciando las visitas y que sea el paciente quien tome las riendas de su propio cuidado”, explica la doctora Pérez.

Entrenamiento progresivo

Por su parte, Monsó indica que “al principio de nuestra intervención con Antonia, el fisioterapeuta y yo veníamos muy a menudo, pero poco a poco hemos ido distanciado las visitas y ahora acudimos unas tres veces por semana”. “La idea es ajustarnos a la situación y las necesidades del paciente para ir poco a poco progresando en el entrenamiento que hacemos con el fin de que ellos aprendan a valerse por sí solos en su entorno para cuando nosotros ya no estemos”, señala la terapeuta.

En esta línea, Anna ya ha dado pautas a Antonia acerca de cómo barrer con la máxima seguridad posible, buscando compensar y con algún objeto de apoyo detrás por si perdiera el equilibrio, ya que esta acción debe realizarla sin muleta puesto que no puede cogerla a la vez que barre.

Su evolución es tan buena que, de cara a finales de semana, está previsto que ambas, junto con el fisioterapeuta, acudan a hacer la compra al supermercado de enfrente de casa, para que Antonia conozca ciertas herramientas y trucos que pueden hacerle más sencilla y segura la tarea. “Será ella quien cargará con su compra, porque la gracia es que entrene cómo hacerlo sola para cuando nosotros no la acompañemos, y le explicaré si debe llevarla en un carrito o bien cargarla en bolsas y cómo debe hacerlo, ya que a la vez lleva la muleta”, cuenta Anna, para a continuación indicar que “mientras tanto, el fisioterapeuta se encargará de la parte más rehabilitadora”

Muchos beneficios

Por lo tanto, gracias a este servicio es posible “evitar que las personas mayores, con su ingreso hospitalario, desarrollen síndromes geriátricos como inmovilidad, desorientación, delirium por no estar en su entorno o úlceras por presión, a la vez que se sienten más acompañados, puesto que con este servicio a domicilio reciben una atención personalizada, y tienen un mejor estado de ánimo”, indica la doctora.

En este sentido, Antonia, que hace unos años ya tuvo que permanecer cerca de cuatro meses y medio ingresada en un centro médico tras su primera rotura de cadera, asegura que “no hay nada como estar en casa”. “Además, para mi marido, Paco, que sufre Parkinson, es muy incómodo tener que estar todo el día yendo y viniendo al hospital para acompañarme y con la hospitalización a domicilio puede estar conmigo, cuidándome, sin tener que moverse de casa”. Monsó recuerda que, si no fuera por este servicio, “Antonia tendría que estar ingresada en una unidad de convalescencia hospitalaria”.

Pero es que además, como recuerda Laura Mónica Pérez, “este servicio permite al hospital reducir costes, entre otras cosas porque requiere menos personal que el que sería necesario en una planta hospitalaria convencional, y además deja espacio hospitalario libre para otros pacientes”. Asimismo, “el tiempo de estancia medio del paciente en este servicio es de unos 30 o 35 días, mientras que el de la estancia hospitalaria de agudos es de una semana”, de manera que este sistema de atención garantiza a los pacientes más tiempo para poder recuperarse, tanto a nivel médico como funcional.

Ante todos estos beneficios que presenta el servicio de hospitalización a domicilio, que ha demostrado ofrecer mejores resultados a nivel funcional en un tiempo más reducido, así como un mayor bienestar del paciente, y todo ello a un coste menor que lo que supondría un ingreso en un centro sanitario, ventajas cualitativas que pone de manifiesto un estudio publicado recientemente en Journal of the Amercin Medical Directors Association, una revista científica internacional de prestigio en el ámbito geriátrico, el Parc Sanitari Pere Virgili ha apostado por multiplicar su actividad.

Más actividad

Al respecto, la doctora cuenta que “con la pandemia, creció la demanda por la saturación del servicio médico y, desde 2018, su capacidad de hospitalización a domicilio se ha cuadruplicado”. “A principios de 2021, éste contaba con 2 equipos, en 2022 se añadió un tercero y acabamos el año con cuatro”, recuerda para a continuación indicar que “en 2017 teníamos capacidad para atender a 16 personas y ahora podemos atender a 60, una cifra que representa el 13% de las hospitalizaciones totales, cuando en 2018 ese porcentaje era del 4%”.

Por todo ello, Laura Mónica Pérez considera que, puesto que a día de hoy el servicio de hospitalización a domicilio del Parc Sanitari Pere Virgili es el único de la ciudad que ofrece una atención integral a los pacientes, “habría que apostar por este modelo y deberían existir más unidades como ésta, porque lo que está claro es que donde mejor están las personas mayores es en su domicilio y si es posible ofrecerles en casa una atención con la misma intensidad que en un hospital de atención intermedia, como es nuestro caso, hay que apostar por ello”. Eso sí, siempre y cuando esa persona cuente con el apoyo de un cuidador, un requisito que, a priori, es indispensable para poder beneficiarse de este servicio, aunque es cierto que, en ocasiones, cuando el paciente tiene autonomía suficiente y una red social de apoyo, con alguien que le pueda socorrer en caso de necesidad, es posible hacer una excepción.