Arte

Abuela y nieta unidas en la misma paleta y el mismo cuadro

La Madriguera acoge una exposición con las obras de Amalia Bartet y Marina Ruiz

Cuadros de Marina Ruiz y Amalia Bartet en La Madriguera
Cuadros de Marina Ruiz y Amalia Bartet en La MadrigueraSaraCosta/La Madriguera

La Madriguera, ese espacio artístico creado en Barcelona por Paula Bonet, indaga en la memoria a partir de una propuesta que une a dos creadoras, a dos maneras de entender el hecho creativo. Bajo el título “Este dibujo es para mi abuela” podemos contemplar la pintura de Amalia Bartet y Marina Ruiz, abuela y nieta, un diálogo fascinante que tienen en común, además de los lazos de sangre, una mirada parecida ante el hecho creativo.

La muestra puede considerarse como una carta abierta de Marina a Amalia. Se trata de “generar imágenes nuevas a través de símbolos y recursos ya utilizados por mi abuela”, escribe con letras mayúsculas Marina en sus cuadernos, una suerte de hoja de ruta explicativa de los temas que ha buscado para construir este viaje por la memoria y por el recuerdo de los que están y los que se fueron, los que construyeron un archivo y los que se dedican a fortalecer ese legado para que su luz no se apague.

Amalia Bartet, pese a que nunca fue una pintora profesional, tuvo el talento para saber llevar a la tela todo lo que formaba parte de su cotidianidad: desde sus amigas a las flores que tenía en su calle pasando por su propia familia. Era lo que tenía más a mano como tema, pero no por eso prescindió de darle su toque personal, aportando elementos propios. Por su parte, Marina Ruiz, tomando las mismas pinturas, la misma paleta y el mismo caballete de su abuela, incluso las obras que dejó inacabadas, para aproximarse a ese mundo creativo de retrato y naturaleza muerta. Como dice la responsable del texto de la muestra, la periodista cultural Anna Maria Iglesia, ambas buscaron lo mismo, es decir, “romper con la soledad de exige la pintura y convertirla en una experiencia colectiva que trasciende el propio acto creativo”.

Una de las protagonistas de esta propuesta, Amalia Bartet, falleció hace algunos meses. Sin embargo, gracias a esta exposición y al trabajo de Marina Ruiz, su pintura está más viva que nunca, además de resultarnos plenamente vigente. La nieta ha arrojado luz sobre lo creado por su abuela mientras que esta última ha aportado temas y miradas para su descendiente. Una propuesta fascinante que nos sirve para comprobar que el buen arte prevalece siempre y abre diálogos insospechados, además de refrescarnos nuestra memoria histórica, la que en nosotros pervive.