Inéditos

Las fotografías nunca vistas de la Generación del 27

El libro «El orden del azar» de Domingo Ródenas descubre el legado del escritor y editor Guillermo de Torre

Federico García Lorca, junto con otros compañeros, en la Facultad de Derecho de Granada, en 1923
Federico García Lorca, junto con otros compañeros, en la Facultad de Derecho de Granada, en 1923Archivo Guillermo de Torre

Como si se tratara de un tesoro oculto, una suerte de cueva literaria de Ali-Babá, eso es lo que encontramos, entre otros materiales en el nuevo libro de Domingo Ródenas de Moya. Se trata de «El orden del azar», publicado por Anagrama y que se convierte en la primera biografía completa de uno de esos nombres importantes en la historia de nuestras letras, pero que con el paso del tiempo han quedado injustamente ocultos. El protagonista de esta obra es Guillermo de Torre, uno de los principales responsables de la llegada de la modernidad de las vanguardias artísticas a las letras españolas pasando después a ser uno de los principales editores españoles en el exilio. Torre estuvo íntimamente ligado a la familia Borges al casarse con la pintora Norah y ser cuñado de Jorge Luis. La profunda investigación de Ródenas nos ayuda a saber de la amistad de este activista con Federico García Lorca. Pedro Salinas, André Breton o Luis Buñuel, entre otros.

Luis Buñuel y Guillermo de Torre en el Madrid de los años 20
Luis Buñuel y Guillermo de Torre en el Madrid de los años 20Archivo Guillermo de Torre

Tal y como comenta el biógrafo en conversación con este diario, «llego a Guillermo de Torre cuando empiezo a estudiar la Edad de Plata». Es en ese momento cuando descubre un personaje fascinante que ha quedado desdibujado. ¿Por qué? «Hay muchas razones: ni fue poeta, ni llegó a construir una obra literaria como Francisco Ayala o como Benjamín Jarnés, también olvidado y con obra muy considerable. No pertenece al parnaso literario. Tuvo que exiliarse y permanece en Buenos Airees, en contacto con España, pero no vuelve. A partir de los 60, toma conciencia que su obsesión era llegar a los lectores españoles, publicando en editoriales españolas. Esa conciencia lo lleva a publicara en España y lo lleva a escribir la “Historia de las literaturas de vanguardia” que se publica en 1965», comenta Ródenas.

Resulta tentador preguntar al especialista si en este ocultamiento de Guillermo de Torre tuvo algún papel destacado su célebre cuñado Jorge Luis Borges. Ródenas lo niega y no acepta que se califique al autor de «El Aleph» como villano en esta historia porque «hay varios villanos. Torre, desde jovencito, era a veces insolente y suscitaba antipatía. Probablemente el primer villano pudo ser Antonio Marichalar porque recibe el encargo de hacer una nómina de autores españoles. Considera que la poesía de Guillermo de Torre era muy transgresora, que estaba contra el criterio de Valéry, por lo que decide excluirlo. Fue la primera vez que quedó fuera de la foto generacional». En todo caso a Jorge Luis Borges, Georgie para la familia, hay que señalarlo por «no favorecer la acogida de Guillermo de Torre en el sistema literario de Buenos Aires».

Guillermo de Torre y los hermanos Norah y Jorge Luis Borges en Uruguay, en 1931
Guillermo de Torre y los hermanos Norah y Jorge Luis Borges en Uruguay, en 1931Archivo de Guillermo de Torre

«El orden del azar» también nos permite visualizar lo que fue el movimiento ultraísta con el impulso dado por el poemario «Hélices» de Torre, la consolidación de la Generación del 27, el impulso de empresas editoriales tan importantes como la colección Austral de Espasa-Calpe o Losada, además de dibujar situaciones tan desconocidas y amargas como el paso por Argentina de Ortega y Gasset y Ramón Gómez de la Serna. Todo ello con Guillermo de Torre como un activo protagonista de estos hechos,

Una de las grandes bazas de «El orden del azar» es haber podido acceder al archivo del escritor, editor y crítico literario, una especie de santo grial buscado durante años por no pocos expertos en la literatura española del siglo XX. Domingo Ródenas ha logrado el milagro al acceder a estos fondos, como se demuestra en las páginas del libro. En este sentido merece la pena resaltar las muchísimas fotografías, en su mayoría inéditas, que en él se publican por primera vez, algunas de ellas documentos de primer orden sobre lo que fue ese tiempo.

Fiesta literaria en la primavera de 1936. En primer plano, Norah Borges. Las flechas de la derecha señalan a Federico García Lorca (tapado) y a Miguel Hernández
Fiesta literaria en la primavera de 1936. En primer plano, Norah Borges. Las flechas de la derecha señalan a Federico García Lorca (tapado) y a Miguel HernándezArchivo Guillermo de Torre

El autor explica que los fondos documentales, tras las muertes de Guillermo de Torre y Norah Borges, han quedado dispersados por dos continentes. Una parte de la documentación del escritor se guarda en la actualidad en la Biblioteca Nacional de Madrid mientras que, por ejemplo, la increíble y valiosísima colección de libros que reunió a lo largo de su vida Torre ha acabado dispersa tras ser vendida por sus herederos a algunos libreros anticuarios de Buenos Aires, al igual que la parte más suculenta de la correspondencia que mantuvo con André Breton, Vicente Aleixandre o Federico García Lorca.

Gonzalo Losada, Guillermo de Torre y Vicente Aleixandre en 1952
Gonzalo Losada, Guillermo de Torre y Vicente Aleixandre en 1952Archivo Guillermo de Torre

Aún así quedan algunos papeles en la familia, como es el caso de las fotografías que aparecen en «El orden del azar» y de las que en estas páginas reproducimos una pequeña parte. Entre ellas destaca, por ejemplo, una imagen desconocida hasta la fecha y tomada en la Facultad de Derecho de Granada, en 1923, momento en el que estudiaba allí el mismo Guillermo de Torre, responsable de esta instantánea. En ella aparece un joven Federico García Lorca acompañado de otros alumnos. Lo que resulta llamativo de este documento es que este lugar mucho más tarde, concretamente en 1936, fue la sede del Gobierno Civil de los sublevados y fue aquí donde Lorca fue encerrado y torturado pasando en él sus últimas horas de vida.

También del poeta granadino y en 1936 es otra fotografía, aunque aparece tapado su rostro. Allí aparecen también, en primer plano, Norah Borges, y más atrás un radiante y feliz Miguel Hernández, mientras que al fondo podemos divisar a José Caballero, Santiago Ontañón o Alfonso Buñuel. Precisamente el hermano de este último, Luis Buñuel, lo tenemos también en otra fotografía en sus años estudiantiles del Madrid de la Residencia de Estudiantes, antes de dar el salto al cine,