Día del Daño Cerebral Adquirido
Helena, 27 años: “Estoy aprendiendo a volver a andar y hacer cosas básicas”
Los pacientes con daño cerebral adquirido pueden recuperar íntegramente su funcionalidad con rehabilitación, pero su pronóstico dependerá de la severidad de la lesión, la capacidad funcional previa, la edad y el nivel de estudios
El pasado 3 de octubre Helena, una joven de 27 años y jugadora semiprofesional de fútbol, sufrió un fuerte golpe en la cabeza a raíz de un accidente de moto. Perdió el conocimiento y tuvo que ser trasladada al Hospital Vall d'Hebron, donde permaneció dos días ingresada en la UCI por el fuerte traumatismo craneal que sufría para a continuación subir a planta, donde a día de hoy continua con su rehabilitación.
“Yo no recuerdo nada de lo que pasó”, asegura y comenta que “en su momento, los neurocirujanos se plantearon intervenirme, pero empecé a responder bien a los estímulos y me hicieron un TAC que reveló que solo había un 10% de probabilidades de que el derrame se hiciera más grande, así que optaron por no operar y dejar que el coágulo se reabsorbiera solo”.
El pronóstico de Helena es bueno, sin embargo le queda mucho tiempo de trabajo y esfuerzo para poder recuperarse del daño cerebral adquirido a consecuencia del traumatismo craneoncefálico. “Sufro dolores de cabeza muy intensos y repentinos, no me acuerdo de cosas que pasaron la semana anterior y, según me dicen, repito muchas veces las mismas cosas”, explica la joven, quien además hace referencia también a sus problemas de movilidad, por los que está haciendo rehabilitación dos horas diarias.
“Al principio no podía ni ponerme de pie y ahora ya camino, aunque necesito ayuda. Hoy es el primer día que he podido pasarme yo sola de la cama a la silla y es que estoy volviendo a aprender a andar y a hacer cosas básicas”, recuerda Helena, quien al respecto comenta que los doctores ya le han dicho que “necesitará un año de margen para estar bien”.
Doce meses que pueden ser muy duros para una joven que jugaba al fútbol de alto nivel y era completamente autónoma y ahora “no puede vivir sola y el fútbol ya se ha acabado, al menos por un año”.
Recuperar la funcionalidad
Sobre su pronóstico, el doctor Xavier Buxo, adjunto del Servicio de Rehabilitación de la Unidad de Daño Cerebral Adquirido de Vall d'Hebron, asegura que “es bueno”. “Su traumatismo craneoencefálico no tiene asociadas lesiones muy importantes y pensamos que, desde el punto de vista funcional, puede tener una recuperación íntegra”, constata el doctor, quien al respecto matiza que “el objetivo es intentar recuperar la funcionalidad de una persona normal, no que salga jugando al fútbol y llegar a ese nivel de exigencia física”.
Sobre eso último, Buxo recuerda que “el caso del cerebro es particular, porque por más que intentemos regenerar las neuronas, no se recuperan. Cuando hay una lesión en el hígado, se puede recurrir a la diálisis o incluso al trasplante, pero en el caso del cerebro no es viable el trasplante ni hay nada que pueda suplir su función.”. Así pues, “si hay una lesión cerebral, queda una cicatriz que no se puede recuperar, de manera que recurrimos a la rehabilitación para restaurar la funcionalidad, ya sea volviendo a aprender funciones que se habían perdido o bien para que el paciente aprenda a adaptarse a esa pérdida y sepa utilizar su cuerpo para recuperar la funcionalidad”.
En definitiva, “se trata de potenciar nuevas conexiones y educar”. Es decir, “si una persona ha perdido la movilidad en su mano derecha, intentaremos recuperarla con rehabilitación, pero si eso no es posible, le enseñaremos a, por ejemplo, atarse los cordones con una sola mano”.
La edad, un aspecto clave
Gracias a esa rehabilitación, el doctor considera que Helena recuperará la funcionalidad para tener una vida autónoma, primero, por la baja intensidad de sus lesiones cerebrales, segundo, por la inexistencia de factores de riesgo previos y su buena capacidad funcional antes del accidente y tercero, por su edad y el nivel de estudios. “Una persona joven tiene mayor capacidad de recuperación por su mayor plasticidad cerebral y además, aquellas personas cuyos cerebros están entrenados previamente, como gente con estudios o lectora, por ejemplo, tienen un cerebro con mayor capacidad de trabajo y de crear conexiones”.
Sin embargo, en cuanto a la posibilidad de que Helena recupere su nivel futbolístico, ahí hay más dudas. “Hay que dar más tiempo y ver hasta donde puede llegar. Es posible que recupere la capacidad de jugar al fútbol, pero quizá no llegue a la situación anterior, sin embargo, ese no es a priori el objetivo de la rehabilitación”.
Pero la funcionalidad motora no es el único aspecto a recuperar por quien ha sufrido un daño cerebral adquirido, ya que es habitual que estas personas sufran también algún tipo de secuela cognitiva.
Al respecto, el doctor Buxo indica que “el cerebro va resituándose poco a poco y, en una fase inicial, es difícil ver qué evolución van a tener los pacientes respecto a sus funciones cognitivas superiores. Hay una parte que se recupera de forma espontánea y otra que se puede trabajar y, en este sentido, juegan un papel importante los estímulos familiares que al paciente le resultan conocidos”. A modo de ejemplo, el doctor comenta que “muchos pacientes, cuando entro a su habitación, no se acuerdan de mí aunque haya estado con ellos el día anterior y, de repente, un día voy a visitarles y ya saben quién soy”
En cualquier caso, si ese trabajo no resulta del todo eficaz, siempre hay herramientas y recursos para cubrir esa falta de funcionalidad cognitiva. “Si una persona no ha conseguido recuperar su capacidad plena de memoria puede recurrir a algo tan sencillo como los post it para acordarse de las cosas”, indica Buxo.
Individualizar el tratamiento
De todo modos, ese no parece ser el caso de Helena, que como su doctor indica, “tiene un muy buen pronóstico y una capacidad de recuperación del 100%”. Sin embargo, hay otros pacientes con daño cerebral adquirido cuyas expectativas no son tan halagüeñas, tanto entre aquellos que han sufrido una traumatismo craneoencefálico como entre quienes han sido víctima de un ictus -que es la principal causa de daño cerebral adquirido- o de alguna enfermedad como un tumor, las anoxia o alguna infección cerebral.
En todos los casos, el pronóstico dependerá de la severidad de la lesión cerebral, de la precocidad con la que el paciente haya sido tratado, de su estado de salud previo y de la edad. Habitualmente, quienes sufren un Daño Cerebral Adquirido tras un ictus son personas de una edad avanzada, lo que puede condicionar su recuperación, puesto que el cerebro ya no goza de tanta plasticidad y su estado de salud general no suele ser óptimo, mientras que aquellos que han tenido un traumatismo craneoencefálico suelen ser más jóvenes y, por lo tanto, tienen a priori una mejor capacidad de mejora.
Pero si la juventud es un factor que puede favorecer la recuperación del paciente, también puede ser un inconveniente a la hora de gestionar y abordar las posibles secuelas. “En una persona joven que ha sufrido un accidente de tráfico, las secuelas pueden interferir mucho en su vida laboral y personal”, destaca Buxo.
Por todo ellos, es importante individualizar el tratamiento rehabilitador en función de cada persona, de sus circunstancias y de sus expectativas. “No todo el mundo tiene la misma capacidad de aprender y, por lo tanto, hay que valorar en cada momento cómo va evolucionando el paciente y adaptar la terapia: según lo que el paciente va dando, el profesional va exigiendo”, apunta Buxo.
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