
Viviendas
Por menos de 60.000 euros: este es el pueblo de Barcelona en el que se venden casas muy baratas y que necesita vecinos
Las grandes ciudades han visto cómo el precio de sus viviendas han subido excesivamente durante los últimos años

Comprar una casa en España se ha convertido, prácticamente, en una misión imposible. Una de las mayores metas en la vida es eso, lanzarse al mercado inmobiliario adquiriendo la primera vivienda pero, en la actualidad, los más jóvenes ven este objetivo demasiado lejano. Es cierto que sigue existiendo esa fuerte aspiración por tener un domicilio propio con una hipoteca, pero también la realidad financiera está demostrando que los españoles tengan que recurrir a los contratos de alquiler, aunque estos, a su vez, continúan a la alza.
Esto también es sinónimo de que muchos tengan que prolongar su estancia en el hogar de sus familias durante más tiempo del esperado. Los datos son elocuentes: los precios se han visto incrementados de forma constante durante los últimos años, impulsados por una demanda que supera con creces a la oferta en las grandes ciudades. Por ejemplo, Madrid, Barcelona, Valencia o Málaga han visto cómo el valor del metro cuadrado se ha disparado, lo cual es la razón principal del complicado acceso a la primera vivienda para los más jóvenes y para aquellos que tengan rentas más bajas.

El precio de las viviendas, al alza
A todo esto también hay que sumarles los tipos de intereses elevados, la escasez de suelo urbano disponible y un mercado inmobiliario muy presionado por la inversión extranjera y la proliferación de pisos turísticos. Por ello, la desigualdad territorial se profundiza y aparece otro de los problemas más complejos en este contexto. Surge una brecha entre quienes ya tienen una propiedad y aquellos que ni siquiera pueden permitirse soñar con una hipoteca.
Pese a que los gobiernos han intentado fomentar y poner en marcha medidas que ayuden a controlar los precios para así animar a un acceso asequible para la vivienda, estas ideas, en gran parte de los casos, han sido insuficientesy han llegado tarde. No obstante, en medio de este panorama que no alberga oportunidad de mantener una actitud esperanzadora, todavía existen excepciones que son verdaderas oportunidades únicas.

Este es el pueblo de Barcelona que ofrece casas por menos de 60.000 euros
En Cataluña, más concretamente en la provincia de Barcelona, hay un pequeño pueblo que ha llamado la atención de todos aquellos que buscan alternativas asequibles, ya sea para una primera o segunda residencia. Allí, el precio medio de la vivienda está muy por debajo de la media. Se trata de un entorno rural que está muy bien conectado con los servicios básicos, por lo que ya se ha perfilado como una opción, tanto excelente como inesperada, que podría ser perfecta para animarse a vivir con la familia.
Se trata del municipio Calaf, el cual está situado en la comarca de la Anoia. Posee un número total de habitantes de 3.618, según los datos reflejados por el Instituto Nacional de Estadística. Aparte de ser un destino perfecto alejado de todo el bullicio de la población barcelonesa, lo mejor que puede ofrecer es el precio de sus casas. Nada más y nada menos que 60.000 euros; de hecho menos todavía si se compra una vivienda estándar. Adquiriendo un bien inmueble de unos 100 metros cuadrados, el precio final sería de 58.500 euros, aproximadamente.

¿Por qué visitar Calaf?
Calaf es un destino que cautiva por su riqueza histórica y cultural. El Castillo de Calaf, construido en el año 1015, está situado en el punto más alto de todo el pueblo, el cual ofrece vistas panorámicas y testimonios de su pasado medieval. La Iglesia de Sant Jaume, de estilo gótico, destaca por su imponente campanario de casi 57 metros; desde ahí se pueden contemplar las mejores vistas del municipio. La Plaza Gran, declarada Bien Cultural de Interés Nacional, está rodeada de casas señoriales y es un reflejo del esplendor arquitectónico de la localidad.
Además de su patrimonio histórico, Calaf ofrece experiencias culturales de lo más únicas. Las tiendas antiguas de la Plaça Gran han sido transformadas en un museo que recrea los comercios tradicionales de principios del siglo XX, lo cual brinda una inmersión en lo que era la vida cotidiana dela antigüedad catalana. El mercado semanal, celebrado cada sábado desde el año 1226, es una oportunidad única para disfrutar de los mejores productos, tanto locales como artesanales. La ermita de Sant Sebastià, erigida en el siglo XVII como agradecimiento por haber librado al pueblo de la peste negra, y el convento de Sant Francesc, construido entre 1715 y 1729, son otros puntos de interés que enriquecen la visita a este encantador municipio catalán.
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