
Polémica
"El meu avi", ¿una canción incómoda?
La controversia persigue a Ortega Monasterio tras la emisión de un documental en TV3

Vivimos en una época complicada en la que hemos visto como algunos nombres han sido cancelados. La lista es cada vez más larga y, en ocasiones, por razones justificadas. En otros casos, la Justicia, sí, con mayúscula, todavía no ha dictado sentencia y eso hace que en el ambiente planee una duda sin resolver. Es en este último terreno se encuentra uno de los compositores más queridos de Cataluña, José Luis Ortega Monasterio, el autor de la celebérrima habanera «El meu avi».
El motivo de esta colosal polémica es un documental emitido recientemente por TV3 y en el que se vinculaba a Ortega Monasterio y a su esposa con una red de prostitución. Fue concretamente el pasado 19 de noviembre cuando se pudo ver el documental «Murs de silenci» y en el que también aparece el músico relacionado con un proxeneta llamado Antolín Fernández.
La familia de José Luis Ortega Monasterio, fallecido en 2004, no fue consultada durante la investigación y en «Murs de silenci» no se cuenta en ningún momento con su opinión. Eso hizo que presentaran en el Juzgado de Primera Instancia número 52 de Barcelona una demanda –que fue aceptada el pasado 2 de abril– contra la Coorporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) y la periodista Anna Teixidor, autora del documental, para restaurar el honor de Ortega Monasterio. La familia recordaba en su escrito que las acusaciones que aparecieron en el documental fueron una venganza de un sector recalcitrante del Ejército contra Ortega Monasterio, quien durante su etapa militar como coronel apoyó a la Unión Militar Democrática (UMD), una organización clandestina que defendía la democratización de España.
Desde que TV3 emitió ese espacio ha habido algunos actos de condena pública al músico. Por ejemplo, el pasado mes de noviembre, el Ayuntamiento de Palamós decidió tapar con un vinilo una placa con la que se le rendía homenaje por haber compuesto la canción «El canó de Palamós».
Otro consistorio, el de Puigcerdà, donde Ortega Monasterio está enterrado y donde hay una estatua que lo rememora, hace tiempo que anunció que estaban pensando qué medidas tomar sobre ese monumento. También tiene sus dudas sobre el compositor la Fundació Ernest Morató que es donde se depositó su legado musical.
La bola se ha ido haciendo cada vez más grande en los últimos días, a medida que se acercaba la celebración de la tradicional Cantada de Habaneras en Calella de Palafrugell. El consistorio de esta localidad de la Costa Brava, en la actualidad en manos del PSC, había decidido «renovar» la programación de la velada, suprimiendo de la misma «El meu avi». Habría sido la primera vez que no se cantaba en 48 años.
Pero las cosas a veces no salen como están programadas. La presión popular hizo que el público asistente y los músicos presentes en el escenario cantaran, probablemente como no se ha hecho nunca, «El meu avi». Una sonora pitada, tras leerse el programa musical de la noche, previamente había caldeado el ambiente.
En un imponente ejercicio de malabarismo político, el Ayuntamiento de Palafrugell aseguró que «el desenlace de la cantada confirma lo que se ha sostenido desde el primer momento: todas las decisiones se han tomado desde el consenso con los grupos participantes y sin imposiciones».
«El meu avi» se ha convertido en un peligro público en tiempos de cancelación. Lo más preocupante es que lo que ocurrió en la Cantada de Habaneras es la demostración de que lo políticamente correcto no siempre es la mejor vía para protestar mientras se espera sentencia judicial.
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