Artista imprescindible
La mirada catalana del siglo XX
Una exposición presenta los trabajos de Francesc Català-Roca en el mundo del libro
La mirada de Francesc Català-Roca es la del siglo XX en Cataluña, especialmente a su mundo urbano y a su vida cultural. A él se le deben, por ejemplo, algunas de las mejores imágenes que tenemos de Joan Miró –de quien fue un cómplice–, Salvador Dalí, Joan Brossa o Llorens Artigas, sin olvidar su personal crónica visual de Barcelona. El suyo fue un trabajo de un gran impacto, tanto que hoy sigue siendo considerado como uno de los gigantes de la fotografía de nuestros país, un nombre verdaderamente imprescindible en el mundo del arte.
Miró siempre lo quiso tener a su lado y gracias a esa confianza, Català- Roca retrató como nadie al artista y amigo trabajando, creando en silencio en su taller, pero también viajando a Japón para exponer su obra. A otro nombre importante de la cultura catalana, Josep Pla, le gustaba tener a su lado a Català-Roca especialmente cuando el escritor ampurdanés trabajaba en las voluminosas guías que le encargaba su editor Josep Vergés de la Costa Brava o de lo mejor que podía ponerse en una mesa para comer, es decir, un libro mítico titulado «El que hem menjat». A Salvador Dalí lo hizo posar con una cruz hipercúbica y al surrelista no le importó saltar a la cuerda en el Park Güell en una de sus más celebradas fotografías.
Fue un adelantado a su tiempo, alguien con un estilo que no tenía nada que envidiar a fotoperiodistas como Robert Capa. Miró la ciudad con una especial sensibilidad, ya fuera Barcelona o Madrid, con una contundencia que lo acercaba a Brassaï y se adelantaba a la que después emplearía Henri Cartier-Bresson.
Un buen ejemplo de su calidad detrás de la cámara puede ser contemplado ahora en una muestra que acaba de abrir sus puertas y que nos permite su relación con el mundo editorial. El Arxiu Nacional de Catalunya acoge desde ayer y hasta el 26 de mayo la exposición «Libros, fotolibros y catálogos de Francesc Català-Roca», en la que se muestra el «papel clave» del libro en la obra de este fotógrafo.
La muestra está impulsada por el centro en el marco del año oficial de conmemoración del centenario de su nacimiento y coincidiendo con la celebración de Sant Jordi, según informó la Conselleria de Cultura de la Generalitat este lunes en un comunicado.
La exposición indaga en el libro como una parte esencial en la obra de Català-Roca, ya que «estos encargos editoriales le permiten viajar y relacionarse y marcan una forma determinante en su trayectoria de creador».
De esta manera, se ha identificado y seleccionado un total de 116 ejemplares bibliográficos del fotógrafo para presentarlos conjuntamente en esta muestra que «permitirá estudiar más a fondo sus fotolibros, darlos a conocer y poder valorarlos junto a los más importantes ejemplos del ámbito internacional». En la muestra también se pone de relieve el «valor del patrimonio bibliográfico conservado» en el Arxiu Nacional, de donde proceden buena parte de las obras –recopiladas en muchos casos de fondos personales vinculados al arte y la arquitectura–. Estas obras han sido complementadas con préstamos temporales por parte del mismo comisario de la muestra, Manuel Guerrero; del hijo del artista, Andreu Català; del Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya (COAC); de la Galeria Joan Prats y de Juan Naranjo, Jordi París y Andreu Teixidor.
El Arxiu ha puesto en valor que Català-Roca es el autor de «más libros y fotolibros esenciales en la historia de la fotografía en Catalunya y España durante la segunda mitad del siglo XX y verdadero maestro de las generaciones posteriores».
Entre sus creaciones está «Fotollibres com Barcelona» (1954), «Madrid» (1954), «Cuenca. Guía de Cuenca y principales itinerarios de su provincia» (1956), «Costa Brava» (1958), «Tauromaquia» (1962), «Esgrafiados de Picasso» (1965), «Los espacios de Chillida» (1973) y «Arquitectura de Sert a la Fundació Miró» (1976). También «Francesc Català-Roca, fotografies: artistes, arquitectura, personatges, toros» (1982), «Personajes de los años 50» (1984), «Miró. Noranta anys» (1984), «Valls, capital de l’Alt Camp» (1991) o «Foto-grafías A-cromáticas» (1995), creaciones que le convierten en «uno de los autores más destacados de su generación».
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