Política

Puigdemont, el gran perdedor del «pacto nacional por el catalán»

El líder de Junts ha visto cómo sus rivales electorales, PSC y ERC, escenificaban la primera gran victoria catalanista

Brussels (Belgium), 17/01/2025.- Junts per Catalunya (Together for Catalunya) party President Carles Puigdemont gives a press conference following the party's board meeting in Brussels, Belgium, 17 January 2025. (Bélgica, Bruselas) EFE/EPA/OLIVIER HOSLET
Carles Puigdemont OLIVIER HOSLETAgencia EFE

Aunque no hay una definición oficial de lo que es un “pacto nacional”, suele entenderse como un gran acuerdo transversal que genera consenso entre las principales fuerzas políticas de un territorio y que cuenta con el respaldo de algunas de las principales entidades sociales, culturales, económicas o sindicatos. Por eso, quien lidera uno se apunta un gran logro, pues ha sido capaz de poner de acuerdo a gran parte de la sociedad civil de un territorio. Es el caso del "Pacte Nacional per la Llengua". A pesar de que hay partidos independentistas, como Junts, la CUP o Aliança Catalana, y constitucionalistas, como PP y Vox, así como algunas entidades sociales, como la ANC, que no lo suscriben, es un acuerdo que el Govern ha logrado sacar adelante con el apoyo de varias fuerzas políticas (el PSC, los comunes y ERC) y cuya firma escenificó en el Institut d’Estudis Catalans, lugar simbólico del catalanismo, en un acto al que asistió el mismísimo Jordi Pujol.

Este hecho deja un gran perdedor: Carles Puigdemont. El pretendido líder del independentismo ha visto como una de las históricas reivindicaciones del catalanismo cultural y político, un gran pacto por el catalán, se tejía estando él completamente al margen. La excusa de Junts, que el pacto debía firmarse después de conocer el resultado de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la obligatoriedad de impartir un 25% de horas de clase en castellano y después de saber hasta donde progresará la oficialidad del catalán en la Unión Europea. Sin embargo, desde el primer momento se ha apuntado a que el líder de Junts no ha querido ser partícipe de un pacto que no estaba liderando él, pues tiene la concepción de que cualquier acuerdo estructural en la defensa del catalán tiene que llevar su sello.

De este modo, se puede decir que el independentismo ha aislado a Puigdemont, pues el grueso de entidades soberanistas sí prefirieron sumarse al acuerdo, a pesar de encontrar en él “falta de ambición” o de considerarlo “solo un primer paso”. No solo Òmnium Cultural y Plataforma per la Llengua, las más representativas, sino todo un conjunto de entidades que han preferido pactar con el PSC antes que respaldar a Junts. Entre ellas, Coordinadora d’Associacions per la Llengua Catalana, Centre Internacional Escarré per a les Minories Ètniques i Nacionals, La Intersindical o Unió de Pagesos. Esto es más doloroso para Junts si se tiene en cuenta que, durante los años álgidos del procés, Òmnium y Plataforma per la Llengua fueron de la mano de Puigdemont y del resto de líderes del movimiento, cuando el independentismo sí mostraba unidad, tanto política como civil.

De este modo, fuerzas que han firmado el pacto, como el PSC, ERC, los comunes o el propio Govern, acusan a Junts de “politiqueo” y de no querer adherirse por mera estrategia electoral, pues no creen que los argumentos de los postconvergentes (la sentencia del TC y el catalán en Europa) sean lo suficientemente relevantes como para no firmarlo. Además, repiten que el pacto “está abierto a todos”, como dejando claro que la pelota está en el tejado de Junts.

Los grandes ganadores

Si el gran perdedor del Pacte Nacional es Carles Puigdemont, el acuerdo deja también ganadores para el catalanismo. El primero de ellos, Salvador Illa. Aunque hubo entidades, como ANC, sindicatos, como el USTEC-STEs, mayoritario entre profesores no universitarios, y partidos ya mencionados como Junts, la CUP y Aliança Catalana, la realidad es que el presidente, que pretende presentarse como una persona de grandes consensos y que pacta con izquierdas y con derechas, es el artífice del acuerdo. De este modo, el PSC, y por extensión el Govern, refuerza su papel de partido catalanista moderado no independentista.

Más allá de Illa, el gran ganador es ERC. De hecho, el Pacte Nacional lo empezó a negociar el ejecutivo de Pere Aragonès en 2022. De hecho, fue una de las condiciones que los republicanos le pusieron a los socialistas para investir a Illa el pasado agosto y, desde entonces, la formación ha sido la que más ha insistido y le ha reprochado a Illa su tardanza. Además, ERC ha querido salir en la foto por delante de Junts de cara al electorado independentista: “El país no entendería que, en momentos de amenaza del catalán, no vayamos todos a una", dijo el secretario de comunicación republicano, Isaac Albert.

Otro de los grandes ganadores es Francesc Xavier Vila, consejero de Política Lingüística. Fuentes políticas cercanas a la Generalitat explican que Vila ha sido clave en armar esta mayoría social alrededor del acuerdo, que prevé inversiones el próximo año para potenciar el catalán de 255 millones, y que será también él el encargado de llevar a cabo un seguimiento del acuerdo durante esta legislatura. En parte, también es un triunfo de ERC, pues el consejero formó parte del Govern de Aragonès como secretario de Política Lingüística. La transformación a consejería formó parte también del pacto entre ERC y el PSC para investir a Illa.

Por su parte, ante la evidencia de que el pacto salió a delante con o sin ellos y que iba a llevar la firma de sus principales rivales electorales, ERC y el PSC, Junts empezó a declarar el mismo día de la firma que estaban dispuestos a volver a negociar las cláusulas y, si lo consideraban oportuno, unirse a él. Mientras tanto, la formación de Puigdemont se ha enfrascado en la estrategia de pintar a Illa como un “españolista” para legitimar su “no a todo”.